Por qué vamos a pitar a Griezmann

Lo que de verdad nos gustaría hacer a los que vamos a pitar a Griezmann sería tener la oportunidad de tomar una cerveza con él, o un café, o tal vez ni siquiera eso, tener la oportunidad de estar cara a cara cinco minutos para poder decirle lo idiota que fue. Para preguntarle cómo pudo habérsele ocurrido que, después de tantos años en los que le consentimos sus excesos y sus tonterías a cambio de ese tácito pacto de los goles, después de tantos triunfos que le colocaban en una posición tan favorable para la leyenda, pero, sobre todo, después de tantos momentos que vivió y en los que pudo constatar que esto no era lo mismo que aquello. Después de Londres, de Milán, de aquella noche de lluvia en el Calderón … ¿qué pensabas Antoine Griezmann? ¿cómo es posible que después de todo aquello demostrases no haber entendido nada.

Nos gustaría seguir reprendiéndole, en privado, mientras agacha la cabeza. Te lo dijimos todos Antoine Griezmann, ¿dónde creías que ibas? y, sobre todo, ¿crees que se puede uno ir así de los sitios? Es que no te habíamos enseñado suficiente en este lugar que aquí se respeta, no se va uno dando portazos, ni mucho menos mintiendo a los que te han dado el corazón lleno de verdad. No hombre no, porque la vida da muchas vueltas, y uno no sabe con lo que se va a encontrar en el futuro, aunque te creyeses por encima del bien y del mal, fíjate cómo estarías de enajenado que te querías sentar en mesas que no eran las tuyas, y bien claro te lo dejaron desde el principio. Pero no, da igual, si uno se quiere ir a un lugar, aunque fuera un error manifiesto y que lo veía un ciego, hay que guardar unas formas, hay que tratar con mucho cuidado a quienes tanto te han dado y que bien sabes -o al menos tiempo tuviste para saberlo- que estas cosas les importan, casi tanto como los goles. Más que los goles, qué narices. Te lo dijo hasta tu mujer Antoine, Erika, una de las personas, junto a Simeone, por las que ahora, si demuestras lo que tienes que demostrar, te vamos a perdonar.

Nos gustaría también decirle lo que ahora tiene que hacer, porque el muchacho, visto lo visto, tal vez todavía no lo sepa. Lo primero cortarte el pelo Antoine Griezmann, no porque nosotros seamos marciales reaccionarios, sino por delimitar un tiempo nuevo. Dejemos esa coletita para aquel periodo oscuro que queremos olvidar y volvamos a ese pelito ralo con el que tan felices fuimos antes. El pelo como metáfora, Antoine, pero hay metáforas que nos atraviesan el alma. Después, hay que pedir perdón. Pero pedirlo de verdad: “señores, tenían ustedes razón, he hecho el primo, no tenía que haberme ido a ningún lado, desdeñando la posibilidad de ser una leyenda de este club porque no hay nada, nada, que valga más que eso en el universo futbolístico. Y además me fui como un niñato, bueno, que es lo que era, pero esto ahora ha cambiado. Estos dos años me han servido para comprender muchas cosas, para purgar mi pena y mi dolor, para aguantar a mi mujer cada día de mi vida diciendo “te lo dije” y, sobre todo, para saber que cuando uno encuentra su lugar en el mundo tiene que reconocerlo, y no dejarlo escapar. Pido perdón por todo eso y prometo dejar a un lado las pamplinas, trabajar a las órdenes del padre como antaño y luego goles, goles y más goles, que serán el cierre perfecto a todo este capítulo deshonroso.”

Así, terminaríamos dándole un cachete cariñoso en la mejilla y diciéndole, anda tira, corre con los tuyos, vamos a hacer como que no han pasado estos dos años y vamos a demostrarle a todos que la vida es así, que ninguno, y nosotros menos que nadie, somos perfectos, que también es bueno equivocarse, y reconocer el error, y regresar, e intentar las segundas oportunidades. Eso es lo que nos gustaría realmente a todos los que vamos a pitar a Griezmann, pero como no va a ser posible, tendremos que abuchearlo, a ver durante cuánto tiempo, esperemos que el mínimo posible, esperemos que en los silbidos iniciales sepa interpretar esa charla de cinco minutos que todos querríamos tener con él, y obre en consecuencia, y pronto podamos todos dedicarnos de verdad a lo que tenemos que dedicarnos, y olvidar esta deshonra con la grandeza de quien es capaz de encontrar el perdón en el dolor.

TEXTO: JOSÉ LUIS PINEDA
FOTO: IMAGO

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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3 Comentarios

  1. Hola Jose Luis,
    este momento con Griezmann me hace recordar el anuncio de la Señora Rushmore que hizo para nosotros y que se titulaba «Eternamente nuestro».
    Aquel donde el hijo va a la tumba del padre para dejar su bufanda, al no verse capaz de trasmitir a su hijo, los sentimientos colchoneros que su padre le había transmitido a él.
    Termina con un «ramazo» del árbol que hay al lado de la tumba y poco menos que sale «por patas» antes la seria advertencia que a través de la rama le ha transmitido su padre desde la tumba.
    Hay por ahi una iniciativa de recibirle con una gran pancarta, con el único texto de «Tenías razón, Erika».
    Yo ya he dicho y en mi familia lo hemos hasta debatido, que debemos separar el Antoine persona del Griezmann futbolista.
    Al primero que cada cual le ponga la pena que crea conveniente, pero fuera del estadio. Al otro, al futbolista, apoyo total. Solo con querer volver ya es un acto de pedir perdón y saberse equivocado.
    Luego habrá tiempo para todo, hasta para sonreírle en la calle.

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  2. Pitar a un jugador es algo muy recurrente y es una forma que tiene la afición de mostrar su descontento, generalmente por el juego de dicho jugador.

    Ahora bien, pitar a un jugador porque no nos gusta su comportamiento es otra historia y no es correcto, por mucho que nos creamos el centro y la esencia del fútbol,(aunque gracias a esta pandemia nos hemos dado cuenta de todo lo contrario, el aficionado ya no es necesario para que continúe el negocio).

    Griezmann tuvo un comportamiento discutible, incluso malo o pésimo, pero es así su carácter, nos guste más o menos, ¿qué deberíamos decir entonces del comportamiento de Gil y de Cerezo con sus trapicheos y sus andanzas por los tribunales de justicia?,¿quizá será lo próximo silbar a un jugador por feo o porque no está casado….?

    Todo lo anterior se queda corto si pensamos en las consecuencias de silbar a Griezmann, y la primera es enfrentarse a Simeone, principal valedor del francés, y el cual no va a permitir un exceso de pitos desde la grada, el equipo se verá también perjudicado en su juego, por no hablar de la presión tan grande que se va a generar sobre Griezmann como falle algún balón.

    Ni que decir tiene que la Caverna mediática está salivando con esta circunstancia y aprovechará la ocasión para recordar que nuestra afición, si recibe a pitos a Griezmann, no es más diferente ni más original que la suya.

    Un saludo para todos los escribientes de esta gran página.

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