Corría el mes de Abril. Un audio empezó a difundirse por WhatsApp entre la afición. Una filtración, de una conversación privada entre el capitán del Atlético de Madrid y un amigo. El equipo rojiblanco había brillado en la primera vuelta, obteniendo una ventaja que hacía a los aficionados colchoneros frotarse los ojos cada vez que miraban la clasificación. Una ventaja que, sin embargo, había dilapidado en la segunda vuelta, perdiendo incluso el liderato tan solido que había logrado. Entonces habló Koke.
No quiero entrar a expresar lo que pienso sobre que una conversación privada acabe siendo expuesta de forma pública, pero creo que aquel mal vino bien. En aquel audio, el jugador que más veces ha vestido la rojiblanca explicó, de forma clara, rápida y sencilla, en qué consistía la idiosincrasia de este Club. «Somos el puto Atleti». No fue un discurso derrotista que apelase a una condición de pupas que muchos aún se niegan a desterrar. Es más, algunos incluso se regodean en ese disfraz que nos caricaturiza para deleite de los de siempre. No, Koke no es de esos.

Aquí nadie regala nada y todo es posible hasta el final. La gran mayoría de nuestros títulos ligueros han necesitado de llegar hasta la última jornada para poder levantarse. Un empate en el Camp Nou, una prórroga en el Bernabéu y otra en Tallín, siempre hasta el final. Con el equipo en octavos de Champions y con un partido de vuelta aún por jugarse para llegar a una final de Copa han vuelto a salir las voces que renuncian a seguir peleando, que apelan por lanzar la toalla y dedicarse a otra cosa. Puede que sean los mismos que blasfemaban contra Correa o que entregaban nuestra última Liga a nuestros rivales aún yendo líderes. A mí me da por recordar a nuestro amado Calderón y aquel tifo que parecia presagiar una noche de infarto: «Atleti, nunca dejes de Creer»
15 febrero, 2024
Hay veces en las que, en vez de parafrasear a Simeone diciendo «nunca dejes de creer», el aficionado del Atleti tiende a parafrasear de forma inconsciente al extraordinario poeta bilbaíno Blas de Otero cuando escribía, «he visto y he creído».
El aficionado del Atleti ha visto mucho y sabe que cuando determinadas circunstancias se producen, el resultado ha sido siempre igual.
Cada uno se alimenta de aquello que le pueda generar ilusión, hay mil formas y todas válidas. El Atleti puede estar fuera de la Liga y de la Champions en apenas una semana de diferencia, pero efectivamente, podría no ser así, si estuviera en una competición entre iguales.
Sin embargo, lo que veo, y lo que vemos todos, es que al de siempre le están regalando bastante más de lo habitual y, cuando eso ocurre, es que tiene «apalabrados» los títulos de antemano y, el resto de equipos se quedará como mucho en un «casi» o en un «estuvimos a punto de» por muy bien que lo pudieran hacer.
Como lo hemos visto muchas veces, hemos creído.
Y al hilo anterior, no puedo dejar de mencionar al equipo femenino de fútbol, que parece invisible, a pesar de llevar el mismo escudo y la misma rojiblanca que el masculino. Ayer fue víctima de un infame atraco arbitral frente al merengue, con dos penaltis flagrantes sin pitar, uno de los cuales obligó incluso a tener que sustituir a nuestra jugadora con el ojo hinchado por el codazo impune que recibió en el área. Es el segundo atraco en una semana, frente a rivales directos.