La victoria del Atlético de Madrid en el derbi nos dejó claro que, cuando el equipo quiere, tiene una grandísima personalidad. El Metropolitano inició, en los exteriores, un cambio de mentalidad en el equipo que se terminó reflejando sobre el césped. Cada uno de los jugadores salieron enchufados, con garra, oliendo sangre de un Real Madrid que se le vino todo el estadio encima desde la salida de los vestuarios con un canto precioso a capela del himno.
Una actitud en los futbolistas que permaneció visible de una manera bastante clara a lo largo de todo el encuentro. Los errores que se cometieron se taparon con intensidad (de la sana, no como la de Bellingham), con seriedad, con ganas y como se dice vulgarmente, con “huevos”. De todos es sabido que este tipo de actitudes se muestran en partidos especiales, marcados en rojo en calendario. Y es algo natural, por supuesto, que a un jugador le motive más o menos un partido u otro. Al igual que a la afición, que, aunque apoye de sobremanera al equipo en todos los encuentros, lo que se vio ante el Real Madrid o en grandes citas europeas es algo diferente.
Y es que la personalidad en el ser humano a la hora de afrontar una adversidad es algo fundamental hasta el punto de ser un aspecto clave en su devenir y en un club de fútbol, que está formado por personas, tanto dentro como fuera del campo, no es algo excepcional. Por ello, es normal criticar al equipo cuando anda falto de esta, y más aún cuando venimos de una década recordada por la manera en la que el Atlético de Madrid afrontaba las grandes citas en los primeros años de Simeone.
Porque el aficionado desea ver cómo sus jugadores se dejan siempre la piel sobre el campo, volver a casa con una sonrisa de oreja a oreja pensando, independientemente del resultado, “estos son mis jugadores”. Y aunque no siempre se consigue (Mestalla como ejemplo de ello), agradezco a todo el equipo por ofrecernos un gran partido que nos ha llenado de orgullo y por motivar a un chaval a redactar un artículo sobre la personalidad de un club, vestido de rojiblanco, como protagonista.
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