Partido a partido

Aunque apenas queda un socavón en el Manzanares, aunque las butacas sigan vacías y los alrededores del Metropolitano los días de partido sean lo más parecido a una escena de cualquier película de terror post apocalíptica, volvió el Atlético de Madrid. Y volvió como si de un flashback se tratase. La goleada al Granada por unos minutos me ha hecho soñar con cosas grandes. Ver a Costa marcando y tirando desmarques, a Koke en la segunda parte jugando arriba y debutar en casa con goleada me han hecho retrotraerme a el inicio de la 13/14. Aquel año, nuestro primer partido en casa se saldó con una goleada (5-0) al Rayo Vallecano.

Cuando Diego Pablo, al que nunca se escucha salvo si lo que dice es lo que quieres oír, comentó que la temporada era “de transición” hubo todo tipo de ataques y burlas. Un año después, el primer partido vuelve a dar la razón al de Buenos Aires. Durante los 90 minutos se pudo comprobar que la dosificación del primer año de Joao ha sido un acierto. Con esto no quiero decir que todos los partidos del luso vayan a ser de Puerta Grande, habrá alguno (más de uno) de enfermería como es normal, pero si se vieron cosas que demuestran un salto de calidad en la carrera de Félix. El equipo genera tanto o más que el año anterior, pero con la diferencia de que ahora materializa esas ocasiones. A Simeone le quitaron una navaja suiza, de esas multiusos que te sacan del paso, pero no pidas más, y le han traído un bazooka con el que poder aplastar a la mínima ocasión. Correa sigue siendo decisivo a la par que ninguneado y Costa parece haber recobrado el hambre por competir.

Con este primer partido, las ambiciones de muchos han aumentado exponencialmente. La prensa no tardará en inyectar helio en una afición con complejo de globo que desea echar a volar, deseosos de que coja la altura idónea y poder disparar sin piedad hasta tumbarlos. Es difícil no verse campeón de todo, pero queda un mundo por delante. Hay que saber y tener conciencia de donde se viene y lo que realmente eres. El verano pasado Griezmann, nuestro mayor activo de la plantilla, hacía las maletas y se marchaba al FC Barcelona soñando con alcanzar cotas más altas. Hoy, nosotros tenemos como fichaje estrella a un descarte de los blaugranas. Perspectiva, ante todo. La línea que separa “mejor equipo de la historia” y “El Atleti decepciona” es demasiado fina como para andar comprando discursos que se cuelan como un Caballo de Troya en nuestra masa social. Como Simeone con Joao debemos tener paciencia, dejar trabajar y dar tiempo a todo. Que sea una sorpresa y no un objetivo. Hay una frase de Manolo Preciado que me encanta y es muy acorde a los tiempos que corren en la hinchada rojiblanca: “Ni ayer éramos la última mierda que cagó Pilatos, ni hoy somos el Bayern Leverkusen.”  En el trono de Neptuno no cabe ninguno que no sepa soñar, partido a partido. Y nosotros siempre hemos sido de partido a partido, que ahí somos jodidos.

Foto: clubatleticodemadrid.com

Autor: Marcos Martín

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1 Comentario

  1. No entiendo el motivo de esta euforia que parece convertida ya en tradición en cada principio de temporada.
    El Granada fue un rival muy asequible, hizo un mal partido, con errores graves en las marcas y en la presión, aún así pudo haber empatado en un remate a bocajarro que sacó Oblak desde casi la misma línea de gol.

    En la segunda mitad el desbarajuste del Granada fue a más y el Atleti hizo lo que hubiera hecho la mayoría de equipos de Primera, que es meter goles.

    Tendremos que ver como reacciona el equipo cuando presionen de verdad sobre la salida de balón de Joao Félix. En la temporada pasada a la segunda tarascada que recibió lo mandaron a la grada durante unas cuantas jornadas.

    Importante será también ver como gestiona el equipo jugar con dos puntas como Diego Costa y Luis Suárez jugando a veinte metros del área.

    En definitiva, quedan muchas cosas por ver y deberíamos ser cautos en las valoraciones.

    Y a modo de anécdota, a la finalización del partido, hubo un jugador del Atleti, que no pude identificar, que mientras se dirigía al túnel de vestuarios pasó por encima del escudo sin inmutarse lo más mínimo. ¿Descuido?, ¿indiferencia?.

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