Los últimos días en el Atlético no han sido los más placenteros del mundo. Entre la polémica originada en el derbi, su correspondiente sanción en el Metropolitano y la dura goleada en Portugal, parece que se quedará una semana para olvidar. Y aún queda visitar el Reale Arena este domingo, un partido que tampoco se presente como un camino de rosas para los chicos de Simeone.
Hemos entrado en esta pequeña etapa que tantas veces hemos vivido en los últimos tiempo. Una encadenación de partidos que han dejado con mal sabor de boca a muchos aficionados, y que les lleva a pensar lo típico de «otro año sin ganar ningún título» o «Simeone debe irse ya del Atleti«. Y aunque muchos de ellos suelen realizar críticas con sentido, otros dejan llevarse por el pesimismo y comienzan a crear esa atmósfera insostenible e insoportable.
No digo que no se deba criticar al equipo, pero pienso que aún es muy pronto para hacerle la cruz a los jugadores y al técnico otra temporada. Quizás peco de positividad o de incrédulo, pero me es muy complicado pensar que este equipo no tiene la capacidad de poder hacer las cosas mucho mejor. Tampoco que no sean capaces de brindar un juego más creativo y eficaz, y que las grandes estrellas luzcan de una vez por todas.
Septiembre no ha sido fácil tampoco, pues cada 2/3 días ha habido partidos, y muchos de ellos con desplazamientos. Y aunque al final del día lo que importa son los resultados, las rotaciones a las que se ve obligado Simeone de realizar tampoco ayudan a que el argentino pueda concretar un once titular ni tampoco un estilo de juego muy definido.
Nunca los dejemos de lado
Y a pesar de que estas palabras se las terminará llevando el viento porque lo que importa es lo que se ve sobre el césped, creo que lo más adecuado es tener un poco más de paciencia. El equipo sigue rindiendo óptimamente en Liga, y en Champions League estoy seguro de que se dejará atrás la horrible noche vivida ante el Benfica. Apoyemos a este equipo o, si lo queréis ver de otra manera, apoyemos al escudo, a los colores, a lo que sea, pero nunca dejemos de lado al Atlético de Madrid.
5 octubre, 2024
Paciencia se ha de tener con el equipo. Pero con un entrenador que está entre los mejores pagados del mund, y que lleva demostrando unos conocimientos pobres sobre el fútbol ya que durante muchos años ha ido de más a menos. ¿Hasta cuánto hay que esperar? Lo malo, es que los jugadores se están desquiciando, y esto solo perjudica al equipo. En Argentina, ya critican a Julián, y esto incomoda al jugador. Si la situación no cambia, seguramente en enero, querrá marcharse, y lo tendrán que traspasar por menos de lo que pagaron. No sé que le hace el Cholo a los jugadores, que cuando fichan por nuestro equipo, salvo escepciones, dejan de destacar. De los últimos en llegar, salvo Lenormán, los demás de momento, nada de nada. Luego a otros sin saber porque, les pone la cruz, y…….. Claro que en su desesperación, no tendrá más remedio que hechar mano de ellos y ojalá puedan demmostrar su profrsionalidad.
6 octubre, 2024
Los atléticos vivimos una vida entera de paciencia con nuestro Atleti. Por desastroso que haya sido el partido anterior, siempre soñamos en que se mejorará en el siguiente. El problema, esta vez, es que ninguno imaginábamos una hecatombe como la de Lisboa. Tenemos asumido que podemos perder con cualquiera en cualquier momento. Pero las formas son determinantes, y la catástrofe lisboeta, vergonzosa, nos ha dejado estupefactos. Cero en todo. El descomunal agujero en defensa en el primer gol solo cabe imaginarlo en un solteros contra casados fondones. Es impropio del fútbol profesional.Y esto, con una renovación millonaria de la plantilla para dar ‘el salto de calidad » . Descorazonador.
Y mientras, ese imponente atleta que es Samu, que ataca los balones en el área como una bestia, y que además las dirige a puerta, metiendo los goles que soñábamos que hiciera para nosotros, cuando repitió muchas veces que quería triunfar en el Atleti. No creo que Sorloth sea mal delantero, pero aparte de tener 10 años más y haber costado treinta y tantos, el melillense parecía, por fin, un inusual acierto de oportunidad de la dirección deportiva, que nunca caza ni encuentra las jóvenes promesas que luego cuestan fortunas. Aunque también es chocante que el buen entrenador del Alavés lo relegara al banquillo cuando Giuliano se recuperó en tiempo récord de su fractura.