Parque de los Príncipes, últimos minutos de partido, un equipo buscando el gol desesperadamente, el otro replegado aguantando el tipo, balón colgado, la coge el portero y en vez de echarse al suelo a perder tiempo monta una contra brutal con la mano.
El primero fue Arnau Tenas en agosto para dársela a Sergio Camello y certificar el oro olímpico, hace quince días una acción calcada, aunque en la portería contraria de Oblak, para dársela a Griezmann y conseguir una victoria que vale oro para seguir vivos en la Champions.
Dos atléticos marcando, Camello y Correa, pero dos porteros siendo decisivos y traigo esto a colación, porque más allá de la similitud de las acciones, una de las claves de la recuperación del Atleti en el último mes es que Oblak está volviendo a ser decisivo bajo palos.
En los últimos partidos estamos viendo las paradas milagrosas de Oblak, el esloveno está volviendo a ser ese portero que para las que tiene que parar y que incluso para las que parecen imposibles de parar.
El juego del equipo sigue siendo insufrible pero si Oblak recupera su prime, el unocerismo volverá a tener cierto sentido.
19 noviembre, 2024
Pues sí, este año su estado de forma, nos ha dado muchos puntos.
27 noviembre, 2024
Oblak ha sido el mejor portero que ha tenido el Atlético de Madrid hasta la fecha, de eso no hay duda. Y los datos de paradas, puertas mantenidas con cero goles encajados, Zamoras, etc., no mienten.
Lo malo es que todo lo bueno terrenal pasa, y la época de Oblak, aparte de sus todavía grandes intervenciones como las de París (hubo varias magistrales) y otros partidos, ya está en su fase terminal, como también Luís Aragonés, Adelardo, Gárate, Arteche, Marina, Futre, Manolo, Schuster y tantos y tantos jugadores han vivido. Es una pena, sí, pero es así.
Las últimas tres temporadas Oblak ha perdido capacidad de parar, todo el mundo lo ve. Es un jugador excepcional, humilde, no levanta la voz, no se queja, ayuda a todos los compañeros en el campo animándoles, reconoce los fallos propios y da la cara cuando el equipo pierde dolorosamente y no hay ganas ni de hablar, juega tranquilo (como hay que jugar, porque los nervios y las emociones de euforia o hundimiento no solo no ayudan, sino que entorpecen mucho. Es lo que llama la atención de él, parece jugar como si lo hiciese en el jardín de su casa con sus hijos. De este modo, su rendimiento histórico en los mano a mano es algo fuera de lo normal, cuando precisamente hace falta tener más serenidad para intuir por donde irá el balón del oponente. Pocos porteros si acaso alguno le iguala en esos duelos letales), transmite seguridad al equipo y ha sido «víctima» deportiva del error de jugar con dos carrileros largos, lo que ha supuesto un continuo colgar balones al área desde la línea de fondo del equipo contrario que ha dañado a todo el equipo.
El accidente que sufrió en el cuello, que pudo ser mucho más serio, ha podido afectar a su rendimiento por temor a volver a recaer de una lesión tan delicada, es natural. Ello se ve en los balones colgados al área y en el hecho de que Oblak ya no sale a despejar de puños con tanta seguridad como era habitual. Oblak tiene que abandonar, con la Champions ganada preferentemente, del Atlético por la puerta grande y dejársela abierta para cuando vuelva como entrenador o preparador de porteros o directivo, que bien merecido se lo tiene. Ya es historia grande del Atlético de Madrid y no tiene que aportar más porque ya ha hecho muchísimo más de lo que han hecho otros que le precedieron. Oblak es el portero de la alineación histórica del Atlético de Madrid y va a ser dificilísimo, por no decir, casi imposible sustituirle por otro que rinda como él para el equipo.