Esta temporada hemos fracasado de la peor de las maneras, cagándola como nadie en Turín, en el derbi de Liga y, por supuesto, en la eliminación en Copa por un Girona con muchos millones de presupuesto menos. Y ahora, cuando muchos ya nos estaban metiendo en la tumba, nos hemos agarrado a un clavo ardiendo: Camp Nou.
“En una semana pueden ocurrir muchas cosas, soy exageradamente optimista”, fue decir Simeone esa frase y su bendita locura recorrió las venas de todos los colchoneros. A partir de aquí, todo es psicológico. El Atleti ha ganado dos partidos seguidos, ha recortado dos puntos y se planta en Barcelona manteniendo viva una pequeña ilusión que le durará, por lo menos, hasta las 20:45 horas del sábado.
El cupo de cagadas se agotó en Bilbao y ya no cabe la posibilidad de disputar partidos en los que el equipo no muestre carácter ni el orgullo que tanto les ha caracterizado. Queremos una victoria histórica porque hay equipo para ello, queremos otro gol de Godín, queremos llorar de alegría en las gradas y, qué carajo, queremos respirar en el cuello de Messi y compañía.
El equipo que nunca deja de creer tiene que ganar al Barça de una vez en Liga. No hay más. Mantener viva la llama pasa por vencer en el Camp Nou. Los constantes fracasos a lo largo de la temporada se maquillan con un éxito jamás visto. Recortar 5 puntos a los culés puede ser un golpe psicológico tremendo, sabiendo que tienen que rotar por culpa de la Champions y que sin Messi en el campo ya no son tan indestructibles. Sueñen con goles como el de Godín, Diego o Fernando Torres, pues en las citas más importantes el Atleti siempre ha dado la cara en Barcelona.
Foto: Rubén de la Fuente