Frente al Rayo, estaba Simeone sentado en un palco, con un tipo al lado que transmitía órdenes al banquillo a través de un pinganillo. Yo pensaba que no es baladí haber sacado del banquillo al Cholo en estos encuentros tan decisivos porque Simeone no es un entrenador al uso. Desde su zona, Simeone dirige de verdad a sus jugadores, pero no dirige sólo eso, también al público, al que ensalza y apacigua a su antojo, diría que influye hasta la trayectoria del balón, pues puede observarse a veces una perfecta sincronía entre sus exagerados escorzos en la banda y la dirección que termina tomando la pelota. Es por eso que haberlo mandado al palco es un daño terrible para el Atlético, lo pensaba mientras lo veía ahí, en el palco, levantando los brazos y tratando de afinar la orquesta, incluso tan alejado del césped.
Lo veía y pensaba, no les va a bastar con esto, van a darse cuenta de que desde ahí, su influencia no merma, sigue siendo el jefe, capaz de controlar la voluntad de más de cincuenta mil almas al unísono. Maldición, van a darse cuenta de que no basta con haberlo sacado del banquillo. Un día van a pensar en prohibirle ir a entrenar, no sé, cualquier excusa han de inventarse, seguro que han de encontrar algún comportamiento que lo justifique con esa estúpida lupa bajo la que lo han colocado y si acaso no lo encontraran, podrán inventarlo. Esta mañana ya estuve constatando mi premonición, pues los periódicos abren diciendo que qué pasa con el pinganillo, que eso es objeto de sanción y que se está estudiando
. Estoy seguro de que terminarán sacándolo del estadio y, como les digo, prohibiéndole entrenar. Pero tal vez no les baste con eso porque capaz que el argentino a través de Burgos sube a la azotea de su casa y desde allí dirige igual. Desde arriba sigue ordenando y molestando con esa manera de molestar tan bella y tan incómoda para algunos que ahora el Cholo ha puesto de moda. Van a darse cuenta de que eso no basta y me temo que un día van a tener que meterlo en la cárcel. No sé si sea esa la única forma en la que puedan acabar con esto, la desesperación es muy traicionera y se están viendo visos que son ya a todas luces peligrosos. Es triste, pero es así como funciona esto, mejor vayámoslo asumiendo, porque un día, para seguir viéndolo a Simeone, vamos a tener que pedir permiso para ir a visitarlo a la prisión.
Foto: www.marca.com
2 mayo, 2016
Y si se le ocurre no ir a la rueda de prensa los mismos que pedian de 6 meses a un año por el pinganillo….le hubieran puesto a caer de un burro.