El parón de selecciones sienta al aficionado como un jarro de agua fría. Nos ponen el caramelo en la boca, le quitan el envoltorio y cuando nos lo vamos a comer lo tiran al suelo. Así son los inicios de liga, un mini subidón que no sienta bien a nadie y que Simeone detesta.
Este paréntesis forzado por los partidos de selecciones es la única trampa en la que el argentino suele caer, al menos, una vez por temporada. No se sabe el motivo, pero cuando los muchachos cogen el avión para ir a defender a su país a Simeone le tiemblan las piernas. Sin ir más lejos, la temporada pasada, a estas alturas, el Atleti empató ante el Eibar en el último minuto gracias a un gol de Garcés. Una caraja que dejó al Metropolitano rabiando.
Este año es diferente, los colchoneros son el único equipo invicto del campeonato, líder de la clasificación y transmiten una energía que invita a creer en ellos hasta en el peor de los casos. Físicamente están como motos, hay fondo de armario y los conceptos tácticos se han ido reajustando en estas casi dos semanas de duros entrenamientos en Majadahonda.
Sin embargo, el Atlético de Madrid tendrá el honor de estrenar el ‘nuevo’ estadio de la Real. Sí, tras un parón. Doble presión. Un campo en el que subirá la temperatura tras eliminar de una vez las dichosas pistas de atletismo. Lugar al que vamos sin Morata, autor de dos tantos en la última visita, y con un recuperado Costa, que cada día se parece más a una bestia. Como siempre, todo puede pasar.
Los rojiblancos deben ser contundentes, como lo fueron en la temporada 13/14, salir con seguridad y demostrar que a esto del fútbol saben un poco más que los de enfrente. De hecho, ese año los de Simeone consiguieron la primera victoria en el nuevo San Mamés. Y sí, lo hicieron remontando un partido gracias a la Pantera. Toca volver a ser nosotros, que Simeone de un golpe en la mesa para que seamos ese equipo ‘agresivo’ con el que no podía ni un parón. Vamos muchachos, sigamos invictos.
Foto: Rubén de la Fuente