Linaje, valores y ADN

El equipo comienza a flirtear con un fichaje sugerente que te ilusiona. Te pones
vídeos y parece un jugador rápido, potente, con una dosis de habilidad sobrada para el
puesto a ocupar. De los que podrían encajar igual de bien en la alineación que en la cena
de Navidad, y te lo imaginas celebrando algún título rojiblanco, rodeado de ilusiones y
alegrías. Celebras el día que estampa su firma y en sus primeras declaraciones parece
igual de entusiasmado feliz por jugar en el Atleti. Ya te ves saboreando noches felices,
de esas que chorrean alcohol, blusas que se desabotonan y caen al suelo, y amaneceres
de resaca. Pero esa excitación pasa, se acaba esa etapa febril llena de ensueños, y al
poco tiempo te ves empujándole en la cama porque te molesta, descubriendo que ronca
y llenando el carrito de la compra mientras recorres los pasillos del Mercadona
buscando un suavizante con lavanda. Y te preguntas dónde narices quedaron aquellas
ilusiones y proyectos.

Me lo explicaba mi amigo Quique, que es capaz de explicarte la vida con el
fútbol, o el fútbol con la vida, o todo a la vez, no lo sé muy bien, pero es de esos tipos
que desprende sentido común hasta cuando pone azúcar al café. Anda también jodido
estos días, porque es del Valencia, y acaba de sufrir la marcha de Carlos Soler, la de un
canterano que ha preferido viajar en primera antes que tirar del carro de su equipo, y
estos desamores siempre duelen. Pero lo asume como el que ya tiene callos en el
corazón, para dejar que estas cosas le afecten más de la cuenta. Y, en cualquier caso,
siempre hay un primer amor que te rompió el corazón, un Mijatovic, al que nada se
puede acercar.

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GETAFE, SPAIN – 15 de agosto: Griezmann celebra su gol frente al Getafe CF en el Coliseum Alfonso Pérez. (Foto por Denis Doyle/Getty Images)

En el Atleti también andamos a vueltas con los canteranos y el amor a los
colores. Con la pureza de sangre, la salvaguardia del espíritu, los valores y los amores
eternos, aunque, como dijo el maestro, suelen durar lo que dura un corto invierno.
Hemos pasado de debatir el estilo, de si el Cholo debería jugar diferente o si el
unocerismo es moralmente admisible, a debatir el ADN de los jugadores. De mantener
la infalibilidad de Simeone a reprocharle que cuente los minutos de Griezmann. Cuando
la pasión cede, la rutina te trae problemas banales, como el árbol genealógico del
jugador, su cuenta de Twitter o quién debe sacar la basura.

Como casi todo, a mí estas cosas me dan pereza. Soy de los que cuando la
compañía es grata se toma una copa encantado, aunque sea garrafón. De los que cree
que los amores más intensos son los que te rompieron el corazón y que las pasiones
alquiladas también te pueden hacer feliz. De los que el linaje, la pureza y los buenos
modales, prefiere dejarlos a los pies de la cama.

Autor: Pike Bishop

50% de Bishop and Gittes. La mitad legal, concretamente. En esta vida de lo que realmente sé es de bares y del Atleti. Del resto, un mero aficionado.

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3 Comentarios

  1. Fina ironía luces siempre, algo al alcance de pocos, para desdramatizar nuestro forofismo y rebajar las pretensiones vanas y bastante ridículas de purezas de sangre, origen y zarandajas por el estilo. Si no le ponemos barreras al sentido común, concluiremos que es absurdo pedirle a ningún jugador profesional que sienta nada ni remotamente parecido a lo que sentimos los hinchas por nuestro equipo. Lo que sí cabe exigirles siempre, y lo que deberían mostrar, es respeto, por su equipo y por todos los demás, que eso es la esencia del deporte.
    Yo añadiría que se hicieran el favor a sí mismos de no andar besándose los escudos, gestito que ofende al decoro y a la inteligencia. Y ya que muchos no andan sobrados de ella, pero sí de dinero, que se contraten un asesor o lo que sea,que les enseñe lo que parece que sus madres no hicieron: que la afición rival a la que le restriegan soezmente un gol, o un título, puede ser la única con la que firmen su último contrato millonario.

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  2. Hombre, las pasiones alquiladas siempre hacen feliz.
    Tanto por si al no conquistarlas recurres a ellas, como para demostrar que tu tarjeta tiene un poder importante.
    En cuanto a la credibilidad del amor del futbolista a su escudo, hay me pierdo. Me es muy difícil aceptar sus sentimientos. Quizás por la razón de que son tíos y no me atraen y por lo tanto me cuesta creerlos. Yo prefiero profesionales…en su trabajo.
    Hay raras excepciones y lo de su amigo Quique, que quiere que le diga. Carlos Soler se ha ido a Paris y la Torre Eiffel tiene su atractivo aparte de la Bullabesa, que no es una señora, pero que aunque sea marsellesa, fue en Paris donde se dio a conocer como uno de los «suquet» mas atractivos del mundo. Y eso a Soler le hará mas pasable su nostalgia.
    Que pase un buen año.

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