Hoy, si al final le sale a uno, quisiera hablar sobre uno (valga la rebuznancia), sus sentimientos y sus emociones. Allá por el año 1994, en una asociación política-social-cultural, uno conoció un par de amigos también muy del Atleti. Y empezamos a ir al fútbol cada domingo y cada miércoles que hubiese competición europea. Y… puede pensar el querido lector “estos son unos oportunistas”, pero cierto es que, después de vernos la Liga completa 94-95 y la 95-96, de Antic, partido a partido, pagando religiosamente nuestra entrada, uno de mis amigos dijo: «Oye ¿y por qué no nos abonamos?» Y lo hicimos, y uno lleva siendo socio desde el 96, y uno tiene un numero de socio por debajo del 7.000, ahí queda eso.

Pero la vida me llevó por otros caminos, me encabroné con MAGM, tuve un hijo, el trabajo me desplazó por Ciudad de México, Grenoble, Sevilla y Vilnius, pero he conseguido volver, sin trabajo, de momento, pero he vuelto. Salvo un partido puntual gracias a la grada 0 de @corajeycorazon, la Peña Atlética de Sevilla (gracias, Mila), uno podía llevar 8 años sin ir ni al viejo Calderón ni al Metropolitano. Sin embargo este año volví y fue fantástico, no porque se ganase, que también, pero, créame, querido lector, hubiese sido (casi) lo mismo perdiendo 0 a 7.
Disfruté cual niño de 4 años. He vuelto.
P.D. El editor de este blog conoce mis circunstancias personales y los miembros de esta redacción y ustedes, amables lectores, habrán visto que uno ya escribe “de Pascuas a Ramos”, que se dice, aunque uno nunca entendió la expresión. Pero el titulo de este articulo no solo se refiere a que volví al Metropolitano, sino a que he vuelto aquí.
8 noviembre, 2023
De Pascuas a Ramos, pues un año menos una semana, del Domingo de Resurección o Pascua Florida, al Domingo de Ramos del año siguiente. O sea, un lapso largo de tiempo. Parece mentira, que España es culturalmente cristiana, no gracias a dios, sino a nuestros antepasados que nos libraron del espanto de la sharia, esa que nos volverán a imponer en cuanto ganen la batalla demográfica, que en algunos desgraciados lugares, como la Isla de la Palma, ya lo han conseguido. Pero no, quita hombre, qué dices, eso son cosas de conspiranoicos…
Por cierto, ojalá no sea lo de Esquivel consecuencia de la maldita terapia génica, mal llamada vacuna, que a tantos jóvenes deportistas ha arruinado ya la vida.