En un primer momento, estas líneas iban a ir sobre la falta del referente goleador en el Atlético y su modo de supervivencia sin Diego Costa hasta su recuperación. Sin embargo, tras los tres goles en Valladolid, la falta de gol no parece el principal problema de los rojiblancos, aunque los números en la parcela ofensiva distan de lo que se podría esperar de un aspirante a todo. El partido en Pucela evidenció, seguramente una vez más, que el Atleti y sus aficionados ya no pueden acogerse a lo que fueron. Básicamente porque ya no lo es. Y una de las grandes cosas que mostró el último encuentro de Liga fue la falta de carácter de los rojiblancos. No queda más que resignarse y rememorar la época que comandó Gabi.
No parece que falten nombres para recoger este testigo: Giménez, Koke, Saúl, Godín o Diego Costa tienen la jerarquía y sobre todo, saben lo que significa el Atlético de Madrid como para que la imagen que se mostró en el José Zorrilla no se vuelva a repetir a lo largo de la temporada. No se trata de falta de juego, que también, aunque en los goles se vio que esto simplemente es algo escondido que tendrá que salir sí o sí a lo largo de la temporada, sino de la falta de orgullo que en momentos pasado permitía seguir resistiendo en los momentos y escenarios más inhóspitos.
Precisamente, la capacidad de resistencia era lo más reconocible en el equipo de Simeone. Ahora, ir por delante en el marcador no es una garantía y esto es por problemas futbolísticos y físicos, sí, pero también de actitud, al menos contra determinados rivales y en determinados estadios. Venimos de un equipo al que cuando no le llegaba el juego, lo suplía con intensidad. Esta temporada, si no llega el juego, a duras penas están llegando los resultados, más aún si nos alejamos del Metropolitano. Por ello, con este déficit en la presente campaña en un club cuyos aficionados siempre han valorado más la entrega que otros aspectos referentes al juego, es justo señalar la imagen de Santiago Arias el pasado sábado defendiendo a Koke en la trifulca. Es sólo una anécdota, que posiblemente ni siquiera signifique nada pero en un equipo donde hay claros signos de agotamiento de pesos pesado como Godín, Juanfran y sobre todo Filipe, es necesario que emerjan figuras que poco o nada tienen que ver con el club y aprendan rápidamente lo que se necesita de ellos más allá de los estrictamente futbolístico.
No es tarde, casi nunca lo es, menos aún estando más que vivos en las tres competiciones. Ahora, si se quiere seguir vivo más allá de febrero, urge recuperar el ADN, la seña de identidad, que más allá de tener o no posesión, de defender más o menos arriba, la del Atleti, al menos con Simeone, siempre ha sido la de poner más actitud o intensidad y correr más que el rival.