Seguramente este texto no lo lleguen a entender. Cuestión de sentimientos, sí, pero únicos. Eran las once de la noche y el Atleti no pasaba del empate ante el PSV, volvíamos a depender del destino. Unos tiros libres que dejaban los corazones rojiblancos latiendo cada vez más fuerte. Todo el mundo de pie, unos mordiéndose las uñas, otros tragándose el cigarrillo y otros rezando en lo más sagrado. Nadie fallaba. El Frente animaba pero con la garganta casi helada, con el miedo en el cuerpo. Este equipo nos tiene muy bien acostumbrado en los últimos tiempos y ese día no sería menos.
Llegaba el turno de nuestro fiel amigo Juanfran. Ese que defiende a capa y espada un escudo con el que él nunca pensó que iba a disfrutar como jugador de fútbol. Llegaba el éxtasis. Abrazos con amigos, desconocidos y hasta con aquellos que discrepas pero con una infinita pasión. Será cuestión de suerte, pero la suerte hay que buscarla y los del Cholo lo último que pierden a día de hoy es la esperanza. Parecía que habíamos ganado un trofeo. ¡Qué poquito necesitamos para disfrutar de los nuestros! Un compañero de tribuna me dice, «pero si solo son octavos», a lo que le contesté, «pues imagínate»…
Que somos de otra pasta ya lo sabemos pero la pasión que llena ese campo es inalcanzable, digan lo digan, como diría aquel. Tenemos por delante un horizonte digno de lo que sentimos. No nos damos cuenta de lo que este grupo está alcanzando. Hablamos de sudor, pasión, trabajo y sacrificio, lo que cualquier profesional se le pide y encima disfrutar. Esta infinita pasión ya no la puede disfrutar amigos que se fueron antes de tiempo. Hermanos de sangre rojiblanca que nos une, en presente, una pasión infinita. Gracias Atleti.
5 abril, 2016
Esto no lo entiende nadie nada más que nosotros,queremos a nuestros colores por encima del resultados,no como otros que están callados toda la liga y por ganar al farsa la que están liando ,vikingos perros