El 6 de agosto de 2023 quedó grabado en la memoria de Giuliano Simeone como uno de los días más duros —y a la vez decisivos— de su joven carrera. Todo parecía una jornada más de pretemporada. El delantero argentino se preparaba para disputar un amistoso con el Deportivo Alavés, club al que había llegado cedido por el Atlético de Madrid para ganar experiencia en Primera División. Enfrente, el Burgos CF, un equipo de Segunda que no se lo pondría nada fácil a los babazorros.
Corría el minuto 85 y el marcador reflejaba un 2-1 favorable al conjunto local cuando Giuliano inició una potente carrera hacia el área rival. Fue entonces cuando una entrada escalofriante de José Matos lo frenó en seco. Las imágenes no dejaron lugar a dudas: el pie del argentino colgaba de forma antinatural y la reacción de sus compañeros, llevándose las manos a la cabeza, hablaba por sí sola.
Las pruebas médicas confirmaron los peores temores: fractura de peroné y luxación de tobillo. Así, el joven Simeone veía cómo se truncaba de golpe su esperado debut en la élite del fútbol español. Tuvo que esperar hasta enero de 2024 para volver a pisar el césped, ingresando desde el banquillo en breves apariciones mientras recuperaba ritmo y confianza. No fue hasta abril, curiosamente frente al Atlético de Madrid, cuando volvió a ser titular. Y ese día, el argentino no defraudó. Motivado ante sus futuros compañeros y con una determinación inquebrantable, Giuliano firmó una actuación memorable. Superó en intensidad y desborde a Nahuel Molina y a todo defensor que se cruzó en su camino. Su rendimiento fue uno de los más destacados de aquel encuentro, aprovechando también el bajón anímico del Atlético tras su eliminación en Champions a manos del Borussia Dortmund.
La explosión de Giuliano
Tras dicho encuentro, Giuliano se hizo con un hueco en el once titular y se mantuvo hasta el final de la temporada. Pudo anotar un gol y dio dos asistencias en ese último mes que recuperó su mejor versión. Este sábado regresa a Mendizorroza, esta vez con la rojiblanca del Atlético de Madrid y una madurez ejemplar. Empezó la temporada con ciertas dudas sobre ser entrenado por su propio padre, pero en el momento que empezó a entrar de revulsivo dio argumentos de sobra para demostrar que debía tener un hueco en este equipo. Explosión, rápidez, garra, coraje, corazón, implicación, responsabilidad y sangre rojiblanca han sido los ingredientes para que Giuliano Simeone se haya convertido en uno de los grandes jugadores de Diego Pablo Simeone durante la temporada 24/25.
Ya son 5 dianas y 8 pases de gol (el máximo asistente del equipo) los que ha sumado en su casillero durante los 42 partidos que ha disputado este año. Sus galopadas por las bandas y su insistencia a la hora de buscar al rival para demostrarle la grandeza del Atlético de Madrid y de la Selección Argentina ha hecho cambiar la opinión de todo aquel que pensaba que su presencia en la plantilla era por puro enchufe paternal. Ahora Giuliano es un jugador más hecho, con mucho margen de mejora, pues apenas tiene 22 años, y mucho más fuerte que en el pasado. Y eso, sin ninguna duda, se lo debemos a aquellos meses en Alavés que cambiaron la vida a nuestro ’22’.
8 mayo, 2025
Giuliano Simeone tiene que jugar donde ahora juega Griezmann, como media punta junto a Julián Álvarez, dejando el interior derecho para Marcos Llorente y el lateral derecho para Azpilicueta a falta de otro lateral derecho mejor que tenía que haber sido fichado ya hace dos temporadas, largando a Molina a otro club traspasado incluso gratis si no se encuentra comprador.
Con Giuliano Simeone en el lugar de Griezmann, que debe salir del equipo YA, no el año que viene, sino YA, dirección USA, se optimiza el ataque atlético, pues no se le exige tanto físicamente como en el interior derecho, más adecuado para Marcos Llorente, además que se explota más su excepcional punta de velocidad, su sprint y su arrancada, ideales para los contra ataques y los pases largos interiores. Giuliano debería rendir más aún de lo que ha hecho hasta ahora, que, felizmente, ha sido mucho, uno de los mejores (no tanta sorpresa, en el Alavés ya despuntaba bastante), en el lugar de Griezmann y Llorente más de interior derecho, pues Llorente también tiene disparo y llegada y resulta un desperdicio como lateral, solo ayudando en defensa, dejando el lateral derecho a otro, mejor al experimentado Azpilicueta que al «jugador del equipo contrario», Nahuel Molina, autor de muchos goles en contra esta y la anterior temporada por pases al contrario, defensa inexistente, errores diversos, etc., aunque a Simeonetti le encanten los argentinos, como hizo con Marcelo Sossa en la final Lisboa. Lo malo es que Simeonetti, que no pocas veces rectifica sabiamente, tarde en hacerlo para mal del equipo.
Griezmann ya hace tiempo que no está para jugar en el equipo, por muy emblemático jugador que sea y por muchas alegrías que nos haya proporcionado. Ya no está para rendir a su nivel previo. Al ponerlo, Simeonetti renuncia a recursos ofensivos que el equipo tantísimo necesita.
Esta temporada, el equipo ha defendido muy bien al cambiar al sistema 1-4-4-2 otra vez (de hecho, Oblak, otro jugador en decadencia, puede incluso llegar a ser Zamora otra vez esta temporada, repito, aunque podía haber parado varios goles si hubiese estado a su nivel pasado), pero al equipo le falta gol, mucho gol. El Atlético de Madrid es un equipo mediocre en la tarea realizadora. El escándalo ha estado en que muchos partidos ni siquiera ha tirado a puerta contraria, algo inaudito en un club que quiera aspirar a títulos. El Atlético no mete goles. Y así no se gana nada. No se puede aspirar a nada en la Liga si solo se meten 56 goles en 34 partidos, es una vergúenza dado su presupuesto. Que marquen más goles los dos corruptos, vale, pero que incluso equipos de abajo hayan marcado casi tantos como el ATM da una idea de la mediocre delantera como la raíz de tantas decepciones. Solo Julián Álvarez, sin ser delantero centro goleador, ha estado a la altura en todas las competiciones, pero Griezmann ha sido una decepción descomunal, especialmente en Champions y en Copa, como, todavía peor, el otro argentino, Rodrigo de Paul, aunque de éste no cabe esperar compromiso ganador de títulos alguno, por muy buen jugador que sea cuando quiere. De Paul ha venido al ATM para exhibirse en un escaparate de cara a fichar por otros clubes mayores que no le hagan correr tanto. De Paul es clave para explicar el fracaso del ATM en las tres competiciones, pues de haber estado a la altura de un campeón del mundo, difícilmente se hubiese escapado al equipo los títulos. Koke, aún ahora, ya en el ocaso de su carrera, es mucho mejor que él, pero se perdió por lesión los partidos clave de marzo y abril, y el equipo se resintió.
17 mayo, 2025
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2 junio, 2025
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