Se acabó. Esta vez ya es oficialmente definitivo. Después de haberle despedido (aunque aquello fue un tanto frío) cuando se fue al Liverpool, después de haberle recibido en loor de multitud cuando volvió en el mercado de invierno de la campaña 2014/15, después de habernos prodigado mutuamente (la afición a él y él a la afición) una de las despedidas más emotivas que uno recuerda en este mundo del futbol, al final de la campaña 2017/18, cuando decidió dejar por segunda el Atlético de Madrid, porque ya no se veía en condiciones de rendir al nivel que el querría… Fernando Torres se retiró definitivamente del fútbol el pasado viernes 23 de agosto en un encuentro ante sus amigos Andrés Iniesta y David Villa (por cierto, maravillosa la carta de despedida que le escribió, en un periódico de tirada nacional el de Fuentealbilla).
Y, durante todos estos años, merecidísimos homenajes periodísticos, tanto de profesionales como de aficionados, han inundado páginas de los periódicos y artículos de blogs y portales web. Y uno, jamás ha querido ser partícipe de ello… lo primero, porque creía estaba ya todo dicho pero, sobre todo, porque jamás podría superar el talento y la emotividad de lo ya escrito y expresado.
Pero hoy, que definitivamente ya no hay vuelta atrás, no quisiera dejar pasar la opción de escribir algunas ideas que ya se de antemano van a quedar absolutamente inconexas, al menos, en lo que se refiere un artículo ‘al uso’.
Y sí, yo fui de los que le vio debutar una mañana ante el Leganés; yo fui de los que se emocionó con su primer gol en Albacete, el domingo siguiente, en un escorzo de cabeza; yo fui de los que vio, entre los años 2002 y 2007, una vez regresados a Primera, que era la única ilusión en un equipo de mediocres (aunque haya quien me haya dicho, personalmente, que este caballero no valía nada como futbolista y que Toche- así, textual, sin acento- era mucho mejor que él); yo fui de los que sufrió en el Vicente Calderón aquella humillación (0-6) frente al Barcelona una noche de mayo de 2007, en la que Fernando Torres decidió que se había acabado, por el momento, su tiempo en el Manzanares…. Pichu; Seitaridis, Zé Castro, Eller, Antonio López; Galletti (Agüero, m.53), Maniche (Maxi, m.40), Luccin, Petrov (Mista, m.71); Jurado; Fernando Torres… fue la alineación del Atlético aquel día… y fue uno de los que no aguantó el partido completo, era demasiado el dolor, un dolor que se clavaba hasta lo más profundo del alma, aunque algunos crean que el futbol no es algo importante; y uno fue de los que vio todos y cada uno de los partidos del Liverpool que pudo; y que celebró como propio su primer gol (golazo) en Premier frente al Chelsea; y que se emocionó sobremanera el día que, siendo ya jugador del Liverpool, marcó el gol que daba a España la Eurocopa 2008, en un pub cualquiera de Madrid, con todo el mundo apoyando a España (y a Fernando, todo hay que decirlo), pero en el que a uno se lo llevaron los demonios cuando, nada más acabar el partido que nos hizo campeones de Europa, 24 años más tarde, tuvo que oír la frase de “y en dos años, con del Bosque y Raulito, campeones del mundo”…pero, sobre todo, fue a uno de los que se le cayeron las lágrimas (literal) el día de la celebración de la citada Eurocopa cuando, siendo, al fin y al cabo, jugador de otro equipo, paseó por la Castellana la bandera de España y del Atlético de Madrid!!
Y sé que ha sido un futbolista excelso; con sus limitaciones, claro (bastantes más de las uno quisiera y mucho menos de las que otros le adjudican) … pero inmenso. Aparte de todos sus títulos y goles, único jugador de la historia en marcar en dos finales de Eurocopa. Y, por encima de todo, la persona, el compañero; y solo hay que ver todas las reacciones del mundo del fútbol tras su marcha definitiva: equipos en los que ha jugado y en los que no… amigos, compañeros y rivales… todo han sido reconocimientos. Y un simple detalle que habla, dentro de su faceta deportiva, de su calidad humana, es su gesto en la final de la Eurocopa 2012: ganaba España a Italia por 3 goles a 0, él ya había marcado, tuvo un balón para marcar un segundo gol y coronarse como máximo goleador, en solitario, de aquella Eurocopa; pero decidió cederle el balón a Juan Mata, compañero suyo por aquel entonces en el Chelsea, para que el también tuviese su ‘pedacito de gloria”.
Y no hay quien me quite de la cabeza aquella lesión de rodilla en abril de 2010, en un encuentro de Europa League ante el Benfica que le impidió, entre otras cosas, jugar la semifinal ante ‘su’ Atlético, que sería campeón, finalmente… Fernando Torres arriesgó, apuró plazos de recuperación, siguió un tratamiento menos ortodoxo de la habitual. Todo, con el objetivo de poder jugar el Mundial de Sudáfrica de aquel verano. Mundial en el que España, con Fernando Torres en sus filas, salió campeona… pero decisión (la de apurar sus plazos y llevar a cabo una recuperación alejada de los ‘standard’) uno está convencido marcó su carrera para siempre… porque, desde aquella primavera, Fernando no volvió a ser el mismo, eso es un hecho… jugar (ganar) un Mundial con tu país o jugar cuatro o cinco años más al máximo nivel? Tremenda cuestión.
Y uno, aficionado/hincha/defensor/”hooligan” del Atlético de Madrid desde que tenía muy pocos años, siempre ha pensado que, al igual que uno mismo pensaba que la directiva del Atlético de Madrid no era la mejor del mundo (por decirlo finamente); creía que Fernando Torres, aficionado/hincha/defensor/”hooligan” del Atlético de Madrid también desde que tenía muy pocos años, podía pensar exactamente lo mismo, aunque no pudiese (DEBIESE) decirlo. Por eso, cuando este caballero dice, una vez anunciada su retirada definitiva, que se quiere preparar para ocupar un cargo de responsabilidad en el Atlético de Madrid, que no quiere ser una ‘figura decorativa’ en el club, pero, sobre todo, que “quiere ocupar ese cargo para mantener algunos valores del club y RECUPERAR otros”, uno desearía que el tiempo pasase mucho mas rápido. Entiende perfectamente los razonamientos de Fernando Torres, pero piensa que debe estar al frente del club cuanto antes. Y éste es el hombre nos volverá a hacer grandes de verdad; grandes, no solo en títulos, porque eso ya lo esta haciendo ese otro genio llamado Diego Pablo Simeone… sino, además de los títulos, que seguirán viniendo de la mano, en otro tipo de cosas, como la caballerosidad, la ausencia de declaraciones ‘sin sentido’, el no ser, aun con nuestras limitaciones presupuestarias, una agencia de compra-venta de jugadores… lo que fue el Atleti de los anos 50, 60 y 70, al fin al cabo. EL ATLETI, el que nunca debió dejar de ser.
ITEM MAS: No quisiera acabar este artículo sin explicar su escueto (tal vez, a algunos les puede parecer ridículo) título. He de reconocer que este año, porque primera vez en mi vida me he comprado una camiseta oficial del Atlético… siempre me ha parecido un crimen el precio de las camisetas oficiales de los clubes de futbol en España (y en el mundo); pero, esta vez, creo que por primera vez en demasiados años, la camiseta del Atleti recupera la esencia que nunca se debió perder, sus siete rayas en el pecho, con su tamaño adecuado, y sin ningún tipo de floritura más. Y, además, uno, que lleva toda su vida pensando que, si algún día se compraba una camiseta del Atlético seria sin nombre (por aquello de los desengaños del futbol moderno), desde hace algunos meses, rondaba en su cabeza la idea de comprarla con la mítica personalización de Fernando Torres. Y así ha sido este verano… Y… ¿por qué? Como me dijo alguien (del Atleti, por supuesto) un día: “Torres es el nombre que deben poner en la camiseta aquellos que no quieren nombre en la camiseta”. Y mucha gente me pregunta: “¿Porqué te pones nombre de Torres, si ya no está?”; y a todos respondo lo mismo: “Pues, exactamente, justo por lo contrario; porque es el que nunca se ha ido, porque es el que siempre está, y porque el que siempre ha estado y va a estar”