Que el próximo lunes Lemar pueda igualar a Miranda o Arda Turan en el ránking histórico de extranjeros con más partidos en el club da entre grima y tristeza. Ahora mismo suma 177 y, a poco que juegue sus veintitantos, terminará la temporada por encima de Forlán y cerca de Futre y Ayala. Por debajo ya tiene a Pantic, Simeone y Pereira, entre otros. Su caso en la historia del Atleti es único. Jamás ningún futbolista sumó semejante volumen de encuentros pasando tan desapercibido. Es la intrascendencia hecha carne. Y que su nombre figure en esa lista de ilustres es un misterio para todos. Excepto para el Cholo, claro.
Pero los grandes genios suelen tomar decisiones difíciles de entender. Por eso el míster insiste con Lemar aunque, a ojos del vulgo, reciba siempre el mismo pobre resultado. Algo se nos está escapando. O tal vez no, que las pedradas del Cholo son bien conocidas, como cuando trataba de solucionar entuertos sacando a Felipe y todos sabíamos que aquello solo podía ir a peor.
Lo cierto es que el barco de Lemar va más vacío que la hucha de las pensiones. A una semana del cierre de mercado, salvo movimientos bruscos, el francés continuará en plantilla y, por lo visto en estas jornadas, como uno de los elegidos en el once tipo del Cholo. Es paradójico que, tras cinco años de la más absoluta nada, cada curso vuelva a partir como titular. Es como si fuese funcionario, no importa su rendimiento. Si se aplicase el mismo listón con otros jugadores Correa llevaría 350 partidos sin salir del campo.
El breve reducto de hinchas que mantiene la fe -y cuyo optimismo ya quisiéramos muchos para vivir mejor- trata de convencer a los ateos apelando a la movilidad del francés y a ese presunto talento que justificó un desembolso de 70 kilos. Es como si tuviese que ser bueno a la fuerza por haber costado un dineral. Pero el fútbol no son matemáticas y la única realidad es la de un futbolista cada vez más frustrado en el campo y con una habilidad especial para desesperar al personal.
Tan parco es el currículum de Lemar a lo largo de estos casi 200 partidos que no es necesario ni recurrir a sus cifras. Pero bueno, ahí van: 9 goles y 14 asistencias. Y si contamos los partidos que recordamos de él, nos basta una mano y sobran dedos. Así de memoria, la Supercopa de Europa en Tallín y aquella tarde inspirada en Getafe donde enchufó dos goles. Por no tener, Lemar no tiene carácter, ni carisma, ni ambición. Le da igual todo, no le pica perder un balón. No encara, no desborda, no lo intenta. Va al pase fácil y a veces le cuesta hasta eso. Falla en los controles. No sonríe. No protesta. Su actitud robótica no encaja en un Atleti que se alimenta de pasión y desenfreno. Que el Cholo nos explique por qué va camino de convertirle en una ‘leyenda’.
Foto: atleticodemadrid.com