Tres, dos, uno… llegó el momento. Los atléticos llevamos días sin pegar ojo y no podemos esperar más. Pensamos cómo doblegar al último equipo ‘gunner’ de Arsène Wenger, imaginamos cada segundo que nuestro sueño de ser campeones se hace realidad. Quizá el nerviosismo haya aumentado por el estado físico de los jugadores en Liga, pero todos sabemos que estos jugadores se levantan en las noches europeas. Al ritmo de Rock’n’ Roll, el Atleti se rehace y salta al campo con la ‘sonrisilla’ pícara de quien va a mostrar algo grande.
Londres es la próxima parada de los guerreros del ‘Cholo’. Lugar donde tocamos el cielo en una vuelta de semifinales de Champions League ante el Chelsea en 2014. Momento en el que nos hicimos mayores de edad. Una ciudad que, tras un empate en esta temporada, nos mandó a una Europa League que nos ha devuelto, casualidades del destino, a la capital inglesa para disputar otras semifinales. Pero ahora la ilusión es diferente, ha crecido de una forma descontrolada, la sensación de partido grande ha llegado y la bomba que suele preparar Simeone está a punto de explotar.
Unas batallas deportivas que siempre dejan momentos para enmarcar. Como el partido en Milán y el gol de Costa. El ‘chut’ de Adrián en Mestalla que nos llevó a Bucarest, el zambombazo de Diego Ribas que enmudeció al Camp Nou, la goleada en Stamford Bridge, el tanto de Torres en Barcelona, el testarazo de Saúl calmando la euforia del Leicester o dos momentos que erizan la piel con sólo recordarlos: el primero, donde empezó todo, con el zarpazo de Forlán en Anfield; y el otro, el pase a la última final, ese mano a mano ante Neuer que definimos todos, pero que ejecutó Griezmann a las mil maravillas.
Y es que el Atlético de Madrid es un equipo de impulsos, una plantilla que se deja envolver por la magia de Europa, que se viene arriba y, encima, ahora es uno de los escuadrones más temidos del viejo continente. Simeone vive de sensaciones, conoce al hincha rojiblanco y sabe ofrecerle sobre el césped lo que el espectador quiere: «A morir, los míos mueren». Una noche más que será recordada para siempre, un nuevo campo de batalla que los guerreros no han pisado. Prepárense, porque el ‘Cholo’ tiene pocos efectivos que sabe utilizar a las mil maravillas: «No gana quien tiene más soldados, sino el que mejor los utiliza». Pues eso, tomen asiento y disfruten, que estas noches no vuelven.