Europa League, molestia y sueño

Algunos decíamos pocos meses atrás que carecía de sentido pelear la Europa League. El caché que ha obtenido el Atlético en los últimos años la hacía una competición donde había más que perder que ganar. Además, las opciones en Liga ya fuera por la distancia en puntos o por la cantidad de partidos por disputar provocaba que jugar los jueves sólo fuera un gasto de energía innecesaria (que quizás haya sido así).

La realidad nos lleva a que el Atlético en la competición doméstica ya no tiene opciones y que entre quedar segundo y quedar cuarto el cuento no varía en exceso. Sin embargo, se ha visto como, sin apretar demasiado, los rojiblancos han ido pasando rondas de Europa League sin más apuro que los primeros 45 minutos de Lisboa ya que la segunda parte, pese al marcador en contra, fue mero trámite.

En definitiva, que con sus 17 jugadores de campo (unos cuantos menos ahora mismo), los de Simeone están a 3 partidos de tocar metal, y a un paso de meterse en su quinta final europea en siete temporadas. Total, que en una temporada cuanto menos rocambolesca, el conjunto rojiblanco tiene a tiro mantenerse en la élite europea y reservar su plaza en Tallín para la Supercopa, un título que a mí al menos me hace más ilusión que la propia Europa League. Y quién sabe si sería la oportunidad de ver un nuevo derbi que guste o no, siempre es especial.

Hasta ahora al camino del Atleti no le ha sobrado glamour precisamente, diríamos que han sido trámites absolutos, quizás un poco de miedo frente al Sporting porque nuestro espíritu es el que es y no lo podemos abandonar ni ganando 15 Champions consecutivas pero por lo demás, situación controlada, como se preveía. Tampoco ha habido rivales de entidad. Tanto Copenhague como Lokomotiv irían al bombo 4 de la Champions y el Sporting no es más que un buen equipo que como local te puede dar algún susto. Para no menospreciar a nadie, hay que valorar el salto que ha dado el Atlético en los últimos años para pasearse con esta solvencia por Europa, aunque hablemos de la Europa League, algo impensable no hace mucho. Y además sabiéndose superior, un papel con el que los rojiblancos no terminaban de sentirse cómodos.

Ahora llega, quizás, la única eliminatoria de todo el torneo que puede tener un aroma a Liga de Campeones. El Arsenal, un equipo con solera y habitual en Europa, con más nombre que rendimiento y que en los últimos años, seguramente por el desgaste de un modelo, no ha dado con la tecla. Mucho mejor en lo individual que en lo colectivo, lo que hace que sea un rival mucho más apetecible a doble partido que en una final donde un buen partido de Ozil, Ramsey, Mkhitaryan (no va a jugar más esta temporada por lesión) o Aubameyang te puede dejar sin opciones. Sin embargo, para recordar dos buenos partidos seguidos de los gunners hay que irse a la década pasada. La fragilidad y la irregularidad es la gran seña de identidad de los últimos años de Wenger.

No vamos a negar que el Atleti es favorito, decir lo contrario sería faltarle al respeto a la obra de Simeone. Tampoco vamos a hablar de una posible final, en la que también sería favorito. Simplemente vamos a disfrutar de otra semifinal europea que aunque ahora es costumbre, nunca ha sido tradición.

Autor: Emilio Cabrera

Cañailla afincado en Sevilla y del Atleti. Estudiante de Periodismo

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