Al final va a ser verdad eso que nos llevan tiempo vendiendo, y esto no va a ser fútbol. Al final van a llevar razón, y esto, todo lo que vemos fin de semana tras fin de semana, es únicamente La Liga. La Liga de Javier Tebas, claro.
La pasada semana, mientras en los aledaños de Cornellà varias ambulancias atendían a más de una decena de heridos tras un atropello múltiple, en el campo se seguía jugando. El partido no se detuvo, pese a la insistencia de varios aficionados que incluso abandonaron el estadio en señal de protesta.

El domingo, mientras en la grada alta del fondo sur del Metropolitano una persona recibía asistencia sanitaria por un infarto, el partido continuaba. Hubo silbidos e insistencias, tanto desde la grada como desde el banquillo, pero el juego seguía. Nadie seguía la jugada. Nadie deseaba otro gol. La vista estaba puesta arriba, en el tumulto que pedía auxilio.
The show must go on.
No deja de resultar curioso cómo se han establecido protocolos para detener un partido por un mechero sobre el césped o porque un jugador asegura haber recibido un insulto, pero la pelota puede seguir moviéndose cuando hay vidas en juego.
Ya estábamos acostumbrados a la Ley del Deporte, a sus discriminaciones arbitrarias y multas desproporcionadas; a los tratos despreciables que solo se dan en entornos futbolísticos, a los horarios infames y a los precios abusivos. Pero nos faltaba una cosa: el desprecio por la vida y la integridad de una persona.
Va a ser verdad eso. Va a ser verdad que esto es La Liga.
Foto: EFE
23 mayo, 2025
No se puede ser en esta vida un hipócrita fariseo, especialmente si se es del Atlético de Madrid y no de otros dos, que de esos no se puede decir nada porque lo llevan en la sangre.
En el Metropolitano estuvo parado el partido contra el Betis 10 minutos finalmente, pero desgraciadamente, y la policía bien que lo sabe por sus cámaras, miles de los que pitaban desde las gradas para que se detuviese el partido, no parecía importarle mucho la vida del aficionado desplomado en cuestión, no parecían muy preocupados, pues acabaron desalojando transitoriamente las gradas para acudir en masa a los bares del estadio buscando «consuelo» a la desgracia ajena en la cerveza fresca ahora que empieza el calor. Si eso es preocuparse por la «vida», los fariseos eran maravillosos, solidarios, sensibles, preocupados, caritativos, piadosos, nobles, vamos unos auténticos políticos de la democracia de aquel tiempo como los de hoy, tan preocupados ellos por la «vida» (propia, sobre todo).
La verdadera preocupación por la vida, especialmente la de los más despreciados por la sociedad democrática, que no por Dios, era la de aquella santa de Calcuta que muy seria y en tono beligerante, ante millones de tele espectadores en la ceremonia de los Nobel, porque con ello hay que ser muy beligerante, denunciaba, para escándalo de anticristos de todo el orbe, que en el mundo, ante la pasividad cómplice y cobarde culpable, las naciones pobres (moralmente devastadas o vaciadas de alma), las más pobres de todas por mucha riqueza material de que gozasen, aniquilaban a los niños y niñas no nacidos en vientre materno por miedo y por estar enfermas hasta el extremo. Ese es el respeto a la «vida», la de los más inocentes entre los inocentes, la de los que no se les ha dejado llegar a vivir como las madres dejaron vivir a sus asesinos y cómplices. Y si se hizo lo que se hizo con el leño húmedo, ¡qué no se hará con el seco!.
¿Qué respeto cabe esperar en una sociedad, incluida la de los aficionados al fútbol, y en una nación ultra genocida abortera, como las que padecen la tiranía llamada democracia, que todavía no ha decretado, pero que terminará haciéndolo con esta dinámica, la «interrupción voluntaria de la vida del ya nacido a capricho político según las características que convengan a los poderosos de turno, elegidos o puestos fraudulentamente en el poder»?
Se condena a varias personas a la cárcel por insultos contra un jugador negro del Real Madrid que ha ultrajado a España y su gloriosa historia con la complacencia de Florentino Pérez y su equipo, colándose el mosquito, pero se tragan camellos por manadas cuando se grita lo que se grita en los estados contra España y los españoles tratando a la una de puta y los otros de hijos de puta. Tanto unos como otros ultrajan a España y a los españoles, pero las leyes son diferentes para unos y otros (luego los jueces se quejan de que se les califique de prevaricadores como comisarios soviéticos en tribunales del pueblo).
Nadie exige cuentas, y menos Vinicius Jr. y su equipo antiespañol, el Real Madrid, que vende España y a los españoles por la «integridad moral» de su jugador, a los bokko haram, a los exterminios de hutus y tutsis, ni a los exterminios vengativos de blancos en Sudáfrica en el nombre de los discípulos de Nelson Mandela, ni al aniquilador exterminio de negros perpetrado por otros negros en África y América (incluso en el Bronx, por parte de Panteras Negras, Malcolm X y seguidores, Black Lives Matter y demás bandas terroristas), ese racismo no interesa airearlo y mucho menos castigarlo, sino todo lo contrario, enaltecerlo. Vinicius Jr. insulta a España calificándola de racista, a la España que liberó a millones de negros como Vinicius en América con la manumisión durante tres siglos, a la España que desde Isabel la Católica no ha permitido jamás la esclavitud en sus territorios (solo perpetrada en Cuba por anglosajones y en el interior de sus propiedades y plantaciones, respetadas por España siempre), pero Vinicius calla la esclavitud negra en Brasil, su tierra, y en América entera por parte de los esclavistas ingleses, escoceses, galeses, holandeses y portugueses, ni la de turcos en Europa sobre los negros y la perpetrada, incluso hoy, por muchos negros como él en África con los de otras tribus o etnias. Será que políticamente conviene silenciarlo a toda costa, como si solo hubiese de castigarse el racismo perpetrado por blancos, nunca el perpetrado por otras razas, mucho más genocida y criminal (colar el mosquito, tragar el camello es la consigna).
Y los que están presentes en los estadios solo oyen lo que quieren oír en función de sus intereses o de su nómina, como sucede en estadios vascos, p. ej., como la puta respecto al cliente que le paga. La Verdad es odiada y la proporcionalidad en el castigo al delito cometido totalmente desaparecida. A unos se les masacra por insultos que en cualquier país del mundo se hacen por teléfono de atención al cliente de millones de empresas, sobre todo si llaman a deshora. A otros que incitan al odio, la limpieza étnica, la guerra civil, el odio a una nación entera y sus habitantes, se les indulta e incluso se les lleva al poder y a los mejores puestos. Y luego los jueces se quejan de que se les tilde de profesionales de la prevaricación, cuando nadie les ha forzado a punta de pistola a ser jueces o juristas, nadie les ha obligado a prevaricar, nadie les ha obligado a secundar unas leyes terroristas y criminales. Pobres jueces cuando caigan en el Tribunal del Juez Supremo, el que Juzga con la Verdad, no con política. NO tienen escapatoria posible. ¡Ay de ellos! Algunos preferirán no haber nacido. ¡Conque el aborto es un derecho constitucional!. Hoy sería mejor dejar toda carrera asociada al sistema judicial o de leyes, por la hipocresía farisea y criminal que implica, que perder el alma en el infierno de verdad, no el de Kiko y el montaje sobre llamas de hace un cuarto de siglo con el descenso del Atleti, no, sino el real, el de los Evangelios y el NT.
Será que en esta vida hay leyes para unos y leyes para otros, lo que los juristas llaman arbitrariedad de los poderes judiciales (o lo que es lo mismo, disfraz de «justicia», puro paripé, puro decorado), como en el fútbol. Lo que para unos es falta, para otros nada. Lo que para unos es expulsión casi sin opciones de llegar al balón en un contraataque, para otros ni siquiera amarilla. Lo que para unos es una entrada criminal, para otros es faltita. Lo que para unos es protesta al árbitro, doble amarilla y a la calle, para otros es impunidad en el insulto al árbitro. Lo que para unos es 8 partidos de sanción, para otros se queda en 1 y pidiendo perdón al sancionado y a su club. El arbitraje que exige nevera para unos, exige elogio cuando se le aplica a los propios. Lo que para unos es fuera de juego, para otros no. Lo que para unos es tiempo cumplido, para otros no. Lo que para unos es doble, triple y cuádruple toque, o un toque que se ve desde un ángulo, pero no de otro, con fotoshop de imágenes retardado, para otros es balón intacto y un solo toque legal y eurorobo añadido a los precedentes y van mil. Lo que para unos es penalty claro por piscinazo y actuación hollywoodiense de oscar en área contraria, para otros nada de nada. Ni siquiera hay objetividad entre los árbitros de la moviola, divididos en dos bandos para los que están a sueldo, dos bandos, no más. Hay unas reglas que permiten engordar los palmarés, título tras título, temporada tras temporada, por supuesto que con un Himalaya de corrupción y de fraudes en la competición, de un par de equipos que destrozan las legítimas ilusiones de los aficionados de los demás equipos, pues se encargan de hacerlas irrealizables con otras reglas para los demás que les impiden amenazar ese duopolio corrupto. Y en Europa, hasta los diputados de todos los grupos, comprados como putas de lujo por China, Huawei, Qatar para mundiales, etc., por el mejor postor, que creíamos que la corrupción era cosa solo española. Allende los Pirineos comienza la podredumbre mayor aún.
31 mayo, 2025
¿Quién es ese tío? ¿De dónde ha salido?
Ven cómeme el coco y muéstrame la verdad…
9 junio, 2025
Jn 14, 6: el Camino, la Verdad y la Vida es Dios encarnado, Jesucristo Nuestro Señor. Esa es la Verdad. Por eso santa Teresa de Calcuta, como todos los santos y santas de los dos últimos milenios, así como generaciones y generaciones enteras de hombres y mujeres normales, muchos antepasados nuestros, criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios, la han propagado por todo el mundo, la han creído firmemente, han vivido conforme a ella, la han defendido y la han adorado y amado hasta el extremo.
Esa es la Verdad, Jesucristo, y si no se entiende, se está perdido sin remedio. Si no se sabe discernir entre Verdad (Cristo) y mentira, al infierno de cabeza por propia elección, como afirman los santos y santas, ojo, que no un don nadie mindundi, como el que esto escribe. Hay que ser profundamente soberbio para no reconocerlo, que no estúpido, que la estupidez ya no existe. Ahora ya no vale eso de «perdónales porque no saben lo que hacen». Ahora solo queda maldad o aceptación de la Verdad, que es Cristo. Con Cristo o contra Él. Y creerse con más razón que los santos es ser muy soberbio y engreído, como el demonio.
Y NO. Los santos y santas NO mienten, NO han «comido el coco» a NADIE en toda la historia, ni han ganado fortunas con sus enseñanzas, si acaso el martirio, ni han hecho otra cosa que el bien allá donde han estado, por eso se les conoce. Claro que esto a los soberbios como el demonio, eso de hacer el bien como santa Teresa de Calcuta, les es «muy raro». Si no se sabe quién dice la Verdad y quien miente, ¿cómo se va uno a orientar en la vida?. Los santos y santas han sido fieles a la Verdad, pese a quien pese o los odie quien los odie porque dicen y enseñan la Verdad, los únicos que lo han hecho, no los reyes, emperadores, nobles, aristócratas, empresarios, mercaderes, políticos, sindicalistas, miembros de sectas, herejes, jueces, fiscales, abogados, periodistas, taxistas, electricistas, fisioterapeutas, mineros, ingenieros, banqueros, etc. Si un hombre no es capaz de discernir la Verdad de la mentira, no tiene remedio, es un peón en mano del demonio, una veleta que se mueve al soplo del infierno, un pelele, una marioneta, un esclavo que desconoce la verdadera libertad que solo Dios da por el conocimiento de la Verdad.
Los presidentes de los clubes de fútbol, los directivos, los entrenadores, los jugadores, los aficionados, etc., mienten como satanás, vomitan mentiras a todas horas, viven en la mentira, odian la Verdad, se han acostumbrado a mentir y a que les mientan. Mentir se ha convertido para ellos en forma de vida, negocio, rentabilidad, empresa, quehacer, pues no creen en la Verdad, creen que cuando se muere se va al hoyo y que no hay juicio particular, infierno eterno y gloria eterna. Piensan, en su arrogancia materialista y soberbia como el demonio, que los santos y santas son contadores de cuentos como Charles Dickens, eso sí, sin haber leído tan siquiera a uno solo y haber meditado humildemente (de hecho no conocen la humildad). Esas personas son rehenes del demonio y la soberbia es su montaña de cadenas con los que andan atados y bien atados al demonio.
Unos mienten en cuanto a presupuestos y dinero del club, fichajes (creando falsas expectativas a una afición que consiente como una puta en ser mentida), objetivos deportivos, «lealtad a unos colores», etc.
Otros mienten en cuanto a la limpieza de la competición, a la «imparcialidad», a criterio de aplicación de leyes y horarios de partidos (RFEF, CSD, LIGA, UEFA, etc.).
Otros mienten en sus declaraciones, otros en las jugadas fingiendo penaltis que no son, protestando jugadas en las que no tienen razón, insultando a aficiones contrarias, metiendo la asquerosa política en los campos, etc.
Otros mienten sobre su supuesto apoyo a la vida (todavía no ha habido un jugador que haya tenido las santas agallas de cruzado de defender la Vida contra la monstruosidad depravada y asesina en masa del aborto, en un mundo en el que no hay «interrupción voluntaria de la vida de un rojo, de un progre, de un conservador, de un liberal, un mercader, un político, un sindicalista, un patrono, un profesional de cualquier oficio o trabajo, un abortista, etc.».
¿Dónde hay una campaña de la UEFA Champions League o de cualquier organismo futbolístico en pro de una campaña del «NO AL ABORTO» de niños y niñas de cualquier raza o condición ya que persiguen con tanto ardor el «racismo» (unos racismos frente a otros, impunes, claro está)? ¿Qué es peor, que a Vinicius Jr. le llamen «negro de mierda», «mono» o «chimpancé» o que exterminen a un niño o niña negro en vientre materna?
A ver periodistas, si tenéis valentía de verdad, preguntárselo a los futbolistas, especialmente a Vinicius Jr. Si se es «antirracista», ¿por qué se defiende el ABORTO DE LOS NEGROS en vientre materna o de los niños y niñas de cualquier raza?
La Vida es mucho más importante que los insultos que uno pueda recibir, y solo se da por amor a Dios, incluso en la patria y el prójimo (parientes, amigos o, incluso, desconocidos). Pero esto parece ser que no lo quieren comprender los del fútbol. ¿Tendrán la valentía que hay que tener para reconocerlo públicamente o serán como esos afeminados homosexuales sodomizadores y sodomitas y pervertidos del infernal y demoníaco «orgullo lgtbi+» y acabarán poniéndose una camiseta del arco iris o unos brazaletes con esos colores a signo de sumisión a satanás insultando gravísimamente a quien murió por ellos en la cruz?