Al Atleti no se le puede juzgar como a un equipo normal. Lleva sin serlo desde 1987, año en el que fue groseramente procurado a los Gil. Desde entonces el club sufre un notorio conflicto de intereses, con unos accionistas entregados a lo financiero y una hinchada sacudida por una pasión incurable: el Atleti. En medio, el vestuario, pieza angular para las aspiraciones de ambos. Tenemos la desgracia de ser como la política, donde nadie lo dice y todos lo piensan: el gobierno y el pueblo buscan objetivos antagonistas.
El verano es el momento en el que más se acentúa esa división de intenciones. Como el fútbol no es álgebra, la inversión no siempre devuelve resultados. Y ahí entra un factor importante que los economistas manejan asiduamente: el riesgo. Es términos sencillos, la posibilidad de que ocurra un evento no deseado. Si lo extrapolamos al fútbol, la conclusión es que el desembolso en fichajes no asegura mejores resultados. Ni títulos. Pero los resultados, sin necesidad de ser mejores, sí pueden sostener un crecimiento económico por otras vías, como las operaciones inmobiliarias o los acuerdos de patrocinio.
Por eso la SAD hace mucho que se transformó en SA. El propósito final, dicen, es engordar al cerdo para venderlo al mejor postor. Y por eso la línea empresarial busca la solidez financiera y la expansión corporativa, obviando la esencia de lo que un equipo de fútbol es: un equipo de fútbol, con sus necesidades en el campo y sus aspiraciones competitivas.

Con este panorama, los veranos del Atleti se hacen insoportables. Bulos que vienen y van, cebos usados para la campaña de abonos, negociaciones cochambrosas, inacción… El Atlético de Madrid es el único grande de Europa que ficha sin criterios de pizarra. Lo hace por los intereses de su red de agentes, rastreando futbolistas sin equipo, mendigando las sobras a los tiburones, sujeto a filias y fobias, rapiñando unas monedas en traspasos millonarios.
Y así cada mes de agosto le entregan al Cholo un equipo Frankenstein. La triste realidad es que el Atleti es el único de los aspirantes al Mundial de Clubes sin nuevos refuerzos. El motivo está en el conflicto de intereses. Ni con la tentación del botín en juego, pura gasolina financiera, se han determinado a fichar. Para sorpresa de nadie, claro. La respuesta es sencilla: el concepto riesgo.
17 junio, 2025
Luego tenemos un alineador supersticioso y maniático que falla (a veces acierta, seamos justos) en colocar las piezas. Lo de Sorloth, Riquelme y Gallagher este año, por ejemplo, me parece que clama al cielo.
17 junio, 2025
Es cierto; los del palco, nunca fichan a tiempo. Siempre vendiendo humo. Este verano ya se han relacionado con el club, más de 40 jugadores. Claro, que luego futbolistas qye destacan en sus clrbes,vienen aquí, y el entrenador se encarga de devaluarlos. Gálaguer, en Inglaterra, jugaba. Aquí, casi siempre es suplente, entre otras cosas, porque el Cholo le pone a jugar donde a él, le da la gana. Esto lo reconoció el propio Cholo, admitiendo que no rendía más por no jugar en su sitio.
Luego, hay que ver el bajón de Lennormal. El que vino de la Real, era mucho mejor. De Sorlot, no tengo nada nuevo que decir. Solo Julián ha dado muestras de su calidad, aunque creo que el sistema cicatero del Cholo, ha ompedido que fuese mucho mejor. Si esto no cambia, como muy tarde, veremos como el argentino busca protagonismo en un equipo que pueda complacer sus espectativas. Supongo que aunque tarde, algún fichaje vendrá. Pero yo no creo en la efectividad del entrenador, y ya periodistas de reconocido prestigio como Rubén Uría, cholista, no ha dudado en criticar los desastres del técnico.
17 junio, 2025
¿Quién tiene la culpa de que el pobre se crea que es rico?. ¿El que le vende esa propaganda o el que cegado por la luz maravillosa de la riqueza, se la traga sin masticar?.
El Atleti no está al nivel ni deportivo ni económico que lo están 6 o 7 clubes de Europa, y por lo tanto tampoco tiene la influencia que se debe tener en los despachos de los que cortan el bacalao para estar arriba. Sobre todo porque el dueño del negocio tiene un especial interés en que el Atleti no llegue nunca arriba, para deleite ancestral de sus socios y abonados.
Vivir por encima de las posibilidades que uno tiene hace que la frustración sea el pan nuestro de cada día. Es patético que uno entre en un restaurante de lujo bien estirado, con la sonrisa de oreja a oreja, sintiéndose un ganador y codeándose con la «beatiful people» pero luego tener que pedir un agua mineral porque sino el resto del mes se queda sin cenar.
Diego Simeone ha cumplido con creces el papel que tiene asignado en el Atleti, estar en España entre los tres primeros en lo deportivo y permitir con ello que la dirigencia engorde sus bolsillos hasta el infinito y más allá.
La próxima temporada, récord de abonados.
18 junio, 2025
Si el club no está a la altura de los más grandes, ¿Porqué su entrenador está entre los mejores pagados del mundo?