Simeone llegó al Atleti en diciembre de 2011 tras caer el equipo eliminado de la Copa del Rey a manos del Albacete, que entonces militaba en Segunda B. Si bien aquello fue grave, no era la situación más grave que sufría el club en esos momentos, ya que el principal problema pasaba porque alguna de las principales estrellas de aquella plantilla no eran propiedad del club, sino que jugaban a préstamo por el fondo de Peter Kenyon y Jorge Mendes. Sin noticias todavía del Real Decreto de Venta Centralizada de los derechos de TV y jugando la Champions de manera residual en los últimos 15 años, la situación económica era muy delicada. Con 112 millones de euros de ingresos y una ingente deuda con Hacienda y la Seguridad Social, que superaba los 400 millones, afrontar los pagos cada temporada era un milagro.
Pero con Simeone llegaron los éxitos deportivos paso a paso, primero la Europa League, luego la Copa del Rey ante el Madrid, después la Liga y las 2 Finales de la Liga de Campeones que colocaron al club deportivamente en la élite de Europa, lo cual lógicamente se traduce en un incremento considerable de los ingresos. Siete años después, el club ingresa más de 400 millones de euros por temporada, la deuda con Hacienda y la Seguridad Social está finiquitada y una vez que se ingrese lo de los terrenos de la operación Mahou-Calderón la deuda de la construcción del nuevo estadio será más llevadera.
En resumen, el Cholo no sólo nos ha dado grandes alegrías deportivas estos 7 años, sino que ha salvado al club de la quiebra, por ello, si va a ser el entrenador mejor pagado del mundo, se lo merece, no hay debate. Ahora bien, ahora aparecerán los agoreros para recordarle que ya no somos un modesto y que hay que ganar no se cuántos títulos todos los años. Efectivamente ya no somos un modesto, pero todavía estamos muy lejos de los 800 millones de ingresos de Madrid y Barça o de la capacidad económica de clubes estado como el PSG o el City, y no llegamos al nivel de los poderosos de Inglaterra, cuyos potentes ingresos televisivos les sitúan un escalón por encima nuestro. En nuestra posición actual y con la plantilla presente, nuestra obligación es competirlo todo, pero ni somos favoritos en nada, ni tenemos obligación de ganar nada, por mucho que el Cholo sea el entrenador mejor pagado del mundo, porque exigírselo, es demagogia.
Foto: Rubén de la Fuente