Al Atlético se le han pegado las sábanas y llega un poco tarde al inicio de la clase. La liga arrancó el pasado 20 de agosto y, tras tres jornadas, ya está en desventaja con la cabeza de la clasificación. ¿Por qué? La resaca de la Supercopa no ha dejado mirar más allá del partido a partido y ahora, con un parón que nos está sentando de maravilla, toca hacer examen de conciencia y centrarnos en lo único que nos importa: Eibar.
En medio de una nube pública sobre el Balón de Oro, los posibles capitanes, el caso Filipe, querer ser ya campeones de Champions o el ‘show’ por todo lo alto en el Metropolitano han hecho que todos desviemos la mirada y nos deshagamos como la espuma. Que no seamos nosotros mismos. Nos focalizamos en la final ante el Madrid, salió bien. Nos dejamos llevar por los comentarios externos, soñando demasiado, nos va mal.
Simeone debe despertar a los jugadores y enfangarlos en la realidad que siempre hemos tenido si quieren grandes resultados: humidad, trabajo y sacrificio. El inicio marcado por dudas defensivas debe cambiar cuanto antes, haciendo de nuestra zaga la mayor virtud. No más despistes, no más fallos, no más desconcentración durante el partido. También hay jugadores como Giménez o Lucas que están pidiendo a gritos ser titular en el eje de la zaga, pese a los galones de Godín y la insistencia del ‘Cholo’ con Stefan Savic.
Esperábamos estar mejor a estas alturas de campeonato, sí. Que esto acaba de empezar, también. Que ya hemos visitado dos campos de alto voltaje, evidentemente. Pese a las dudas en el inicio, el Atlético de Madrid tiene un futuro esperanzador y ha ganado un número decente de puntos que le hacen poder estar en la pomada de los posibles campeones cuanto antes. Eso sí, siempre tenemos que ganar el próximo partido y esperar que nuestros rivales ‘pinchen’. El mayor ejemplo lo tenemos en la liga que conquistamos en 2014 y hay que cumplir ese guion a rajatabla: partido a partido. Desde el inicio hasta el final de la temporada.
Pero este mal arranque liguero no viene dado por falta de calidad, mal juego o cualquier tipo de conflicto, estos pinchazos vienen dados por una falta de concentración e intensidad impropias del cholismo. En cuanto Simeone y el Profe vuelvan a activar el chip, todo será más fácil: dar la vida en cada partido y ante cualquier rival. Ése es el único camino de convertir este dubitativo arranque en una anécdota, soltando a los jugadores como si fueran unos perros encadenados, viviendo cada minuto como si fuese el último. La primera final del Metropolitano es el 15 de septiembre ante el Eibar y la tenemos que ganar. Nos ha costado arrancar, pero ya estamos aquí… ¡y a tiempo!
