El Atleti es familia

La COVID-19 lo ha cambiado todo. Las mascarillas no nos dejan regalar sonrisas cómplices cuando nos cruzamos a alguien con la camiseta de nuestro Atleti, los abrazos de gol van a tardar más que nunca en volver a nuestras vidas y el Metropolitano llora la ausencia de las casi 70.000 personas que se dejaban todo por sus guerreros unos meses atrás.

Hoy escribo sobre mí. El último día que asistí a un partido en casa, contra el Sevilla, lo hice acompañada de mi abuelo. Él nunca había visto el nuevo estadio. Entre las miles de cosas que deseaba mostrarle, había una que me hacía especial ilusión. A mi lado se sentaba un señor mayor que nunca faltaba para ver a su equipo. La verdad es que no le había preguntado por su nombre pero lo más bonito de marcar gol era verle sonreír y chocar la mano diciendo “¡Toma, toma!”. La luz que ese hombre desprendía me recordaba en innumerables ocasiones a mi abuelo y que se conocieran era uno de mis propósitos ese sábado. Toda mi alegría se vino un poquito abajo cuando no asistió y pensé en preguntarle por su ausencia la siguiente jornada que jugásemos en casa.

Una semana más tarde se decretó el estado de alarma en nuestro país. Entre todas las preocupaciones que rondaban mi cabeza, mi compañero de fila era una de ellas. “¿Cómo estará?” “¿Se aburrirá tanto como yo sin ver al Atleti?” “¿Cuándo volveremos a vernos?” “Debería haberle pedido su número de teléfono” eran algunas de las cosas que me repetía durante el encierro. Respetaba y entendía la privacidad que el club debía mantener relacionada con los datos de sus socios, pero también sabía que esto no podía terminar así.

Tras consultarlo con mi madre, decidí preguntar por Twitter si alguien sabía algo del caballero, por si su nieto o algún conocido suyo me leía. Algunos usuarios me recomendaron escribir al club autorizándolos para que le dieran mi número de teléfono, por si quería ponerse en contacto conmigo.

Dicen que los lunes son el peor día de la semana, pero mi lunes no pudo ser mejor. Recibí una llamada de atención al socio del Atlético de Madrid. Antonio, que así se llama mi nuevo amigo, se encontraba bien, no había pasado ninguna dificultad durante la pandemia y hasta había invitado a la trabajadora del club a tomar un café. Ella misma me dijo que era un hombre muy bueno y especial y que, de entre todas las llamadas que habían realizado, esta le había hecho una ilusión especial. Después de compartir algunas lágrimas, me contó que Antonio se acordaba de mí y me había dejado su número de teléfono para poder hablar. A pesar de no saber cuándo volveremos a compartir guantes en una congelada noche de enero o a cantar el himno con la piel de gallina cuando hay partido de Champions, esto es lo más cercano al Atleti que he sentido en mi vida. Un sentimiento de amor y familia que va más allá de trofeos y goles.

El fútbol es mucho más que once contra once que corren detrás de un balón. Y aunque parezca que este deporte se paró durante meses, no lo hizo. Porque no, no se puede vivir sin fútbol, y mucho menos sin Atleti. Porque el fútbol son aficionados que se convierten en familia, lágrimas compartidas en los viajes, gargantas afónicas y mucho, muchísimo amor.

Foto: Getty Images

Autor: Irene Gómez

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2 Comentarios

  1. Estamos acostumbrados al bombardeo mediático que nos satura de números. Número de goles, número de títulos, número de penaltis, número de seguidores o número de camisetas vendidas.

    Sin embargo, historias como la del artículo, nos indican que en las gradas no solo hay números, hay personas y existen valores, como la amistad o la fraternidad que surgen por la simple proximidad en la grada y que a menudo son ignorados o pasados por alto.

    Aunque esta historia se desarrolle en el Metropolitano, yo la haría extensiva a todos los estadios de fútbol, y es más, no la limitaría solo al fútbol, sino la extendería a cualquier actividad deportiva, porque es el espíritu deportivo el que actúa como aglutinante para que se produzcan historias tan entrañables como la descrita en el artículo.

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  2. Una bonita historia, Irene.La verdad es que el futbol, en general, siempre complementa nuestras vidas.
    También ocurre con espacios donde se comenta la actualidad de nuestros equipos.
    En LVR aunque somos pocos los que de vez en cuando escribimos nuestra opiniones sobre los artículos que ustedes publican, también durante este tiempo al no haber futbol y en consecuencia no se publicaran estos artículos, a la vez que les echábamos en falta, sin decirlo nos acordábamos de ustedes y de las personas que opinamos.
    Creo que todos, de vez en cuando, nos dábamos una vuelta pro este rincón, a ver si había algo.
    Yo he tenido la suerte de que he conocido a personas a las cuales he leído en este espacio y en otros, es gratificante.
    Ojalá que usted mantenga esa cercanía con Antonio. Un saludo.

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