El ambiente del Metropolitano y el miedo a romperme de nuevo

Ir al Estadio Vicente Calderón era un ritual. Y más para un chiquillo de Carabanchel como lo era yo. Era el momento preferido del fin de semana. Lo tenía todo: preparar el bocata para el descanso, ponerte la camiseta rojiblanca, darte un paseo bajando por General Ricardos y acabar viendo el fútbol en directo con tu padre.

Con el derrumbamiento del Vicente Calderón lo perdimos todo. O casi todo. Algo dentro de nosotros se quebró. Al menos para mí. Se suponía que ahora teníamos casa nueva y mejor. Eso decían; eso te vendían. Estuve yendo al Metropolitano los dos primeros años, pero algo estaba roto dentro de mí. Dejé de ir.

No me gustaba el ambiente, ni la ubicación, ni los nuevos elementos que rodeaban al Atlético de Madrid en forma de logo en vez de un escudo en el pecho. Estuve dos años (y una pandemia de por medio) acercándome al estadio en contadas ocasiones. Algo seguía roto dentro de mí. Al final, con el empuje de un buen amigo (y la acogida de otros), volví al Metropolitano.

Poco a poco, pese a que no tiene comparación, volvía a tener mis rituales para ir a ver al Atleti. Y todo gracias a mi gente. Eso es así. Al igual que es así reconocerle a Diego Pablo Simeone que fuera uno de los motivos para reencontrarme. Quería seguir formando parte de la historia viendo a este Atleti. No es el mejor que hemos visto y tiene muchos vicios y defectos. pero poder compartir espacio con un entrenador único me es suficiente.

Mentiría si admito que temo que algo vuelva a romperse dentro de mí, que esto acabe explotando por los aires (y salgan indemnes los de siempre, los del palco). Y que ese algo esté vinculado a Simeone.

El ambiente en el Metropolitano está enrarecido, aunque es lógico que aumente la exigencia y es obvio que el Atleti de Simeone cometen errores (muchos). Entiendo los nervios, la impaciencia e incluso el runrún, pero siento que con cada partido que aumente esa atmosfera cargada, todos estamos perdiendo algo de nosotros mismos. Y más si al que se apunta es a Simeone. Yo lo interpreto como traicionarme a mí mismo. Insisto: esto es personal y cada uno tiene su visión.

Siento que desaprovechar cada uno de los momentos de esta era Cholista me dañará en el futuro al igual que cuando fallece un ser querido y piensas que deberías haber estado más tiempo con él. No es comparable, ni mucho menos, pero creo que me captáis.

Por eso, tras mis fases de desenamoramiento, solo me queda seguir disfrutando y viviendo apasionadamente una era gloriosa, que me devolvió el orgullo tras una infancia de lamentos atléticos y que me acerca a mi equipo a través de la competitividad, el esfuerzo e incluso sus defectos. Vamos, como la vida misma.

Foto: Getty Images

Autor: Marco González

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