La mañana en que nuestro equipo de amigos logró ascender de división, fuimos a celebrarlo con unas cervezas. Aunque pedí a mi madre que me esperase a comer, no volví a verla hasta que, a la mañana siguiente, indulgentemente me abrió la puerta, harta de escuchar mi pugna por encajar la llave en la cerradura.
No seré yo el que ahora se queje de los festejos de Rodrigo De Paul, cuando he salido de fiesta antes, después de los partidos y, a veces, planeado en el durante. Lo molesto del argentino no es que haya pasado diez días celebrando la victoria en el Mundial. Ni que no le haya importado aparecer bebiendo, bailando o fumando a diez mil quilómetros del club que le paga. Por los Atléticos, como si le encuentran igual que a Lamar Odon, en un prostíbulo con media farmacia en el cuerpo.
Lo que nos irrita es que, desde que llego al Atleti, se convirtió en un nadacampista. En un jugador vulgar, delque no quedan ni los rescoldos del futbolista que en Italia destacaba por su trabajo, goles y asistencias. Del que,entre los que marcaba y los que generaba, rondaba una quincena de tantos por temporada. Lo molesto, es que su versión del Metropolitano es la de un futbolista trivial, errático y más preocupado de aparecer sudando en su Instagram, que por el club que paga sus honorarios. Ni siquiera su Mundial se acerca a lo que se esperaba de él. Sin trascendencia en los goles ni relevancia en el juego, como buen canchero, se ha preocupado de aparentar mucho sacrificio y sufrimiento, maquillando su participación con un cúmulo de gestos para la galería, y amontonando kilómetros recorridos, como el alumno que no conoce la respuesta en un examen, pero rellena dos folios con lo que sabe para disimular su carencia.
En el Atleti nunca han encajado mal los futbolistas con vidas disipadas. Ojalá más futbolistas que cierren discotecas después de hacer un hattrick. Delanteros como Vieri, que le gustaba meter por las noches siempre un gol más que en los partidos. Y, ojo, que contra el Salamanca anotó cuatro. Pero, más allá de sus historias personales, Rodrigo De Paul lo único que ha demostrado en Madrid es un dudoso gusto estético, bastante cara dura y un pésimo criterio para elegir a sus parejas. En lo de jugar al fútbol tiene casi tanto trabajo como en los Juzgados con su ex mujer.
9 enero, 2023
Este pavo es tonto y su mollera no da para más. Tiene tanta envergadura de hombros, realmente exagerada y muy desproporcionada a su altura, que esa característica física es lo único destacable de este fulano, al que ya lamento no hayan conseguido «colocar» en este mercado invernal. No tengo idea de su desempeño en Italia. Mis tiempos de consumir fútbol a discreción pasaron hace mucho. Pero aparte del par de pasecitos decentes que haya dado en todo el tiempo que lleva aquí, esos pases en diagonal hacia adelante, que rompen líneas y pueden acabar en gol y que nunca da, su estancia en el Atleti ha sido tan inoperante, anodina, intrascendente, como su paso por el vergonzante Mundial. Mis opiniones siempre han marchado por las sendas más minoritarias, también las de los asuntos atléticos entre la parroquia, así que me sorprendió gratamente coincidir con el generalizado abucheo que este mastuerzo recibió en el presunto homenaje a los 3 campeones argentinos. Esas manifestaciones espontáneas inesperadas suelen redimir un poco al individuo de su condición de hombe masa, o de borrego de rebaño.¡ Oye, que igual alguien le borra esa sonrisa de imbécil y lo pone a asistir, jugar y golear como si fuera bueno ! Sí, ya, o a lo mejor le recortamos 10 puntos a los dos gordos mientras nos clasificamos para la final de Copa ! Casi me parece menos difícil lo segundo.