Ser polivalente en la vida puede abrirte muchas puertas. No todo el mundo tiene la capacidad de acomodarse a diferentes situaciones, y encima, rendir a un nivel adecuado. Es algo complicado, pero que si se consigue, puede convertirte en un ser humano de garantías en cualquier aspecto. En el fútbol pasa lo mismo, un jugador que sirva de comodín gana enteros para que su entrenador confíe en él y se convierta en alguien indiscutible. Ese es el caso de Marcos Llorente.
A sus 29 años, el madrileño está disputando su cuarta temporada con el Atlético de Madrid. Una etapa definida continuamente por las evoluciones que ha tenido el jugador dentro del campo. Llegó como un pivote que venía a sustituir a Rodrigo Hernández, quien se marchó ese mismo verano al Manchester City por 70 millones de euros. Un movimiento polémico, pues su pasado madridista estaba vigente y ganarse el cariño de la afición no sería algo fácil.
Tuvo un inicio de temporada complicado, pero la noche de Anfield cambió su vida. La decisión de Simeone de colocarlo como delantero le convirtió en el gran héroe de aquella eliminatoria anotando dos goles. El auge que se formó en torno a su figura hizo que tuviera un final de temporada espléndido. Al igual que su segunda campaña, donde ganó LaLiga alternando la posición de delantero y de jugador de banda, casi extremo. De hecho fue ese año donde alcanzó sus mejores cifras: 13 goles y 12 asistencias.
Los años posteriores no serían fáciles para Llorente. Su potencial físico en la banda le colocaba como uno de los jugadores más duros y férreos en defensa, lo que motivó a Simeone a colocarle como lateral y carrilero. Una posición que alejó mucho al futbolista de la portería, quien acabó la siguiente temporada sin marcar ningún gol y dando solo tres asistencias. A pesar de ello, Marcos Llorente no puso ninguna mala cara, ni realizó queja alguna, él solo trabajó, trabajó y trabajó.
Poco a poco fue creciendo y en la temporada 21/22 jugó hasta en seis posiciones distintas: pivote, mediocentro, interior derecho, mediocentro ofensivo, extremo derecho y media punta. Todas ellas más cerca de la portería, lo que facilitó que Llorente tuviera más participación en área contraria con tres tantos y tres asistencias. El futbolista tuvo fe ciega en Simeone, quien, independientemente de lugar donde le colocase, iba a rendir hasta que las piernas no le dieran más.
Y esto mismo se ha visto, un año más, esta temporada, con Llorente jugando en varias zonas del campo. Ha sido muy usado por el Cholo en el medio tras la consolidación de Nahuel Molina en defensa, pero el mal momento del campeón del mundo ha hecho que Llorente ocupara la posición de carrilero y lateral derecho en varias ocasiones, superando incluso el nivel de su compañero. De hecho, ha sido en esos lugares donde el jugador ha ido apareciendo con más frecuencia, aunque también de delantero tras las lesiones de Memphis, Morata y Griezmann.
De esta manera, a falta de cinco partidos para que acabe la campaña, Marcos Llorente se encuentra en su segundo mejor año desde que llegó al Atlético de Madrid. Sus seis goles y cinco asistencias le ha convertido en una pieza fundamental para Simeone, además de ser uno de los futbolistas que más veces ha dejado sobre el césped durante los noventa minutos. Un futbolista único, que decidió trabajar para ganarse un puesto donde el entrenador le colocaba, en lugar de quejarse y optar por la vía fácil de marcharse. No todos los jugadores son así y hay que valorarle como se merece, porque Marcos Llorente es el ejemplo perfecto de esfuerzo, trabajo y perseverancia.
3 mayo, 2024
Excelente futbolista y ejemplar conducta deportiva. Su gol contra el Real Madrid, todo un ejemplo de lo que el Atlético puede esperar de él. En la última liga ganada, la 2020/2021, sus goles, sus asistencias e incorporaciones en ataque, fueron determinantes.
Pero a Llorente no se le puede hacer jugar de lateral derecho, es un despilfarro de su capacidad ofensiva, absolutamente necesaria para el Atlético, además de jugar con fuego, pues, en efecto, la paciencia tiene un límite, y si se le sigue obligando a jugar de lateral derecho o de carrilero largo sin otro lateral que cubra sus subidas, Llorente acabará atendiendo ofertas de otros equipos. Y Llorente, como Koke y Griezmann, es hoy por hoy imprescindible para el Atlético de Madrid. No se puede perder a éste jugador como se han perdido tantos otros top. Recuérdese que ya se quejó cuando el equipo traspasó a Trippier. Si se le sigue reventando a correr como carrilero largo en este sistema de tres centrales, nefasto, por cierto, no es de esperar que quiera quedarse.