Cuando Torres susurra al Calderón ocurre algo mágico, algo único en el fútbol, ni siquiera comparable a lo que sucede con Gerard en Liverpool o Totti en Roma, cuando Torres marca con el Atleti, hasta los que nos desesperamos con sus malos controles o cada vez que se deja una pelota atrás en carrera, celebramos el gol como si lo hubiésemos metido nosotros mismos.
Cuando Torres susurra al Calderón, todos vibramos, los que le quieren incondicionalmente y los que no le perdonan que se fuese a Liverpool. Es algo indescriptible, es la comunión de tener a uno de los tuyos en el césped.
Cuando Torres susurra al Calderón, jugador y grada son uno, todos nos sentimos Fernando Torres. Algo que no tiene precedentes, algo inexplicable que ni si quiera son capaces de despertar otros canteranos como Koke, Gabi o Mario Suarez que han ganado casi todo con el Atleti y nos han hecho vivir momentos únicos y seguramente sean tan atléticos como “el Niño”.
Cuando Torres susurra al Calderón, la química se lleva a su máxima expresión, porque como dijo la cuenta de twitter de la vida rojiblanco el sábado, es imposible no ser torrista en el Calderón, porque Cuando Torres susurra al oído del estadio, nos lleva al orgasmo.
Foto: Ángel Gutiérrez – clubatleticodemadrid.com