Dice un proverbio de estos modernos que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Puede ser, pero yo me inclino más por esa insana costumbre del ser humano de querer en cada momento justamente lo que no tiene. Por naturaleza, somos caprichosos e inconformistas. Y por eso un día creímos que era un movimiento magistral cambiar a Raúl García por Vietto. No hace falta recordar el final de la historia, estuvimos años lamentando nuestra torpeza.
Lo bueno es que todavía estamos a tiempo de no cometer el mismo error con Angelito Correa. Es evidente que su temporada es mediocre -tampoco desastrosa como algunos quieren vender- y que, a sus 28 años, ha tocado techo como futbolista. No vamos a ver más de lo que ya hemos visto. Pero para entender su situación dentro del equipo es necesario analizarlo con perspectiva y no posicionarse con filias o fobias.
La relación de Correa con el Atleti es de las más sanas y duraderas del vestuario. Ni una mala cara, ni un mal gesto, ni una rabieta por sentarse tantas veces en el banquillo injustamente. No es fácil tras nueve años en un equipo que es una distopía permanente. Partiendo siempre como futbolista suplente, y aceptando ese rol con nobleza, sus cifras en las últimas temporadas son sus mejores credenciales, a razón de diez goles por año en Liga (9, 12 y 9).
En un equipo que juega tres competiciones y con un festival de lesionados cada semana, si nos atenemos a los números –el jurado más imparcial para medir a los delanteros– Correa tiene sitio en la plantilla. Y lo sé. Angelito hace cosas raras con demasiada frecuencia, es capaz de enredarse con su propia sombra y tiene un talento innato para desesperar al personal. El mismo que ha desarrollado para quitarse rivales girando el cuerpo y crear peligro donde no hay nada. Los genios son así, imprevisibles.
Es complejo gestionar la admiración por Angelito, pero hasta que podamos clonar a Griezmann y tenerle veinticinco veces, no podemos prescindir de futbolistas como él. Un tipo que es un comodín para el entrenador, que entiende perfectamente los valores de la casa y con un salario de lo más discreto. Sabiendo cómo funciona el club en el asunto de vender y comprar jugadores, más vale no tocar piezas innecesariamente. No seamos tan ingenuos como con Raúl García.
18 febrero, 2024
Que yo recuerde, Vietto se incorporó al principio de una pretemporada veraniega, y Raúl García se marchó al final de la misma, después de sopesar su papel de actor de reparto en el Atleti, y la oferta de protagonista que le hizo el Bilbao. Vietto, Gaitán, Jackson, Félix, sí, siempre hubo y habrá fichajes fallidos, decisiones equivocadas, y lo contrario.
Paro para cambios desastrosos, en mi opinión, Lardín por Simeone y Esnáider por Penev, no tienen parangón.
Por lo demás, y en líneas generales, de acuerdo con el artículo. Correa es un jugador único. Lo que él hace, nadie lo puede repetir en el campo, no ya en el Atleti, sino en el fútbol mundial. Correa siempre en mi equipo