A día de hoy creo que son pocos los atléticos que no recuerdan las palabras de Oyarzabal tras el último Atlético de Madrid-Real Sociedad. Unos por memoria frágil, otros porque aún tienen a su Club como un pasatiempo con el que llenar las horas libres del fin de semana. El caso es que, tras el encuentro, el jugador donostiarra se dirigió a los micrófonos del medio encargado de retransmitir lo más mínimo y descargó a gusto. En su discurso arremetió contra el Atlético de Madrid, a quién señalaba como claro beneficiado de actuaciones arbitrales, apuntando claramente al comunicado que el Club difundió tras el último derbi.
Uno, que más de una vez ha pecado de tener poca picardía, esperaba unas palabras similares de Oyarzabal, o de cualquier otro miembro de la plantilla, tras lo acontecido este último fin de semana. Fue el propio Oyarzabal quién recibió un golpe de Kounde que pudo haberse señalado como penalti. Un penalti que pudo significar el empate en el partido y la obtención de un punto por parte de la Real, que no se llevó ninguno del encuentro.
Nadie salió en la entrevista postpartido reclamando ese penalti. Tampoco Alguacil hizo mención alguna a esa jugada en su rueda de prensa. Ni Oyarzabal ni ninguno de sus compañeros hicieron comentario alguno en zona mixta, cuando ya se marchaban a sus casas. Nada. Silencio.
A raíz de la destitución de Luis Rubiales surgió un debate sobre la corrupción reinante en el fútbol español. La putrefacción de un Sistema que ha abandonado los valores del deporte y únicamente se ciñe por las reglas del dinero, donde da igual todo lo que rodee al deporte rey mientras la rueda siga girando y el Sistema ingresando. Algo así también pasa en la Liga, una competición donde todos los clubes han asumido una posición sumisa y de vulgar comparsa que acepta como verdad absoluta el mantenimiento del duopolio como unico eje sobre el que debe continuar girando el negocio. Mientras ellos estén arriba todo va bien. Y así nos va.
Foto: Getty Images
6 noviembre, 2023
Exacto.
6 noviembre, 2023
A «los de arriba» los mantienen «los de abajo», si nadie de los de abajo fuera a ningún estadio, se acabaría el duopolio.
Lo que hay que plantearse es si es coherente criticar al negocio por un lado, y por el otro seguir alimentándolo.
7 noviembre, 2023
El negocio como tú lo llamas se puede y se debe mantener, otra cuestión es que haya que tragar con todo, se trataría de un negocio en el que en principio pudiera ganar cualquiera, no solamente el duopolio y, que los que se sienten agraviados por unos, no callen cuando sean los del duopolio los que les agravien, supuestamente, y tal y tal y tal.