Aún sigo viendo caras de extrañeza cuando digo que desde el fútbol, y más en concreto desde el Atlético de Madrid, se pueden explicar muchas situaciones de nuestra vida cotidiana. La última chica con la que estuve me miraba como a un extraterrestre cada vez que mencionaba que nuestra relación tenía que basarse en el partido a partido. No sé si somos unos completos dementes o unos benditos incomprendidos.
Hace unos días, en un video que empezó a viralizarse en redes, conocí la historia de Darío. Darío es un niño al que, con solo tres meses, un virus respiratorio acabó reventándole el intestino y le provocó una necrosis. La única salida para él, y para su familia, era un transplante multivisceral.
Tras ocho meses de lucha, coraje y corazón, Darío atravesaba caminando los pasillos del hospital de la Paz rodeado de aplausos. Lo hacía enfundado en la camiseta del Atlético de Madrid, con unos andares propios de quien aún no ha caminado demasiado, que no levanta apenas un palmo del suelo, pero que, a su corta edad, ha demostrado un pundonor que pocos adultos podríamos igualar.
No hace falta preguntarles para saber que en esta historia el nunca dejar de creer ha estado muy presente. Que tanto Darío como su familia han peleado como los mejores, partido a partido, hasta acabar celebrando un titulo que recordaran de por vida.
Cuando la vida se pone cuesta arriba, o aparece un revés complicado, recuerdo la ultima vez que pisé el estadio de mi vida: el Vicente Calderón. Recibíamos al Eibar, después de, unos días antes, caer goleados en el Bernabéu en un partido que prácticamente dejaba sentenciada la semifinal de aquella edición de la Champions. Cualquier afición recibiría a su equipo con caras largas, pidiendo explicaciones entre pitos, abucheos y reproches. El Atlético de Madrid no es así. Desde el fondo sur se desplegó una lona en la que se podía leer un mensaje claro: Combato y me levanto.
Allí, al sol, al lado de mi hermana y mi padre, en la última tarde que pasé en la Ribera del Manzanares, en el estadio de mi infancia, añadí una enseñanza más a mi cuaderno de vida. Aquella tarde, mientras el equipo se marchaba al túnel de vestuarios tras haber certificado un año más el disputar otra edición de la Liga de Campeones gracias a un gol de Saúl, no se movió nadie. La grada entera, desde el fondo norte al sur, pasando por lateral y preferencia, aguardaba en pie cantando. Habíamos caído en el Bernabéu, pero aún quedaba la vuelta en casa. Era muy difícil, pero jamás imposible. «No te fies si te juro que imposible» cantaba Calamaro. El equipo volvió a salir al césped ante la insistencia de los allí presentes. No había ni un ápice de pesimismo. Todo lo que allí se respiraba era puro aroma a épica, a querer intentarlo una vez más. A no rendirse. A volver a pelear como el mejor.
Aún sigo viendo caras extrañas cuando les comento que desde el fútbol se pueden explicar muchas cosas de la vida. Hay quien dice que el fútbol no tiene nada que ver con la vida. No se cuanto saben de la vida, pero del Atleti saben muy poco.
24 septiembre, 2024
Estas historias que conmueven, están muy bien, pero no tiene nada que ver con la marcha del atlético. A ver si ahora vamos de mártires para mantener a un entrenador, y cantamos aunque perdamos todo. E todas maneras, cuando eran otros los entrenadores,en épocas no tan lejanas, no se buscaban sentimentalidmos, para resignarse, y en definitiva, seguir siendo el (pupas) Ese apelativo que alguien muy importante en la historia de este club,nos puso.
24 septiembre, 2024
En primer lugar, agradecer que usted se pase por esta humilde página, en la que distintos aficionados del Atlético de Madrid a los que nos gusta escribir tenemos nuestro espacio para poder expresar lo que pensamos o sentimos con total libertad. En segundo lugar, usted ya tiene, en distintos medios mainstream, ese discurso que busca, de señalamiento y búsqueda de culpables, a menudo uno solo, vestido de negro. No es necesario que venga aquí, un espacio de libertad, a exigir que o como debemos los demás escribir. Por cierto, ese «aunque perdamos todo» guárdeselo para el futuro. Decir que uno de los pocos equipos en Europa que sigue invicto «pierde todo» le podría a usted otorgar el apelativo de imbécil.
Un saludo.
24 septiembre, 2024
Ya le puedes decir que sigue y sigue, se lo han dicho clarinete cientos de veces, él a lo suyo, siempre esperando la oportunidad. De verdad creo que dos neuronas y una de vacaciones.
25 septiembre, 2024
¿Humilde página?¿Cuántos lectores tiene si podéis y queréis publicarlo? (Me refiero a lectores de artículos como media)
24 septiembre, 2024
Creo que en todo momento, le he tratado con respeto y educación. Como soy dedmócrata, respeto todas las opiniones aunque en muchos casos, no las comparta. Y en cuanto a que yo venga a eta página, creo que ustesn mo es quien para decirme que venga o no. Saludos.
25 septiembre, 2024
¿Que ser demócrata es respetar las opiniones, incluso las no compartidas?
¿Y los demócratas de todo signo (de TODO signo, repito, de todo signo y partido democrático), respetan (al hilo del artículo sobre el niño), por poner un ejemplo, la VIDA del no nacido (niño o niña)?
Pregunto a los demócratas del chat de cualquier signo (derecha, derechita, derechota, centro, izquierda, extremos, tibios, centristas, ecologistas, animalistas, en diagonal, hoy sí, mañana no, según me convenga,…) si «respetan» las preguntas y la vida, como el articulista en referencia a la vida y el fútbol. A ver si nos lo aclaran «respetando» como dicen «respetar»…
24 septiembre, 2024
Estos textos estaban muy bien en la primera década del 2000, donde estabamos muy lejos de los otros dos grandes, ahora hay que exigir más, no digo que cambiemos nuestra forma de ser, pero ser un poco más exigentes, y no tanto golpe de pecho, no nos iría mal
24 septiembre, 2024
Con el paso de los años, las cosas no se ven de la misma manera, quizá porque cambiamos nosotros o porque cambian las cosas o quizá porque desde un principio vimos las cosas distorsionadas.
En un principio, vemos al Atleti como el centro del Universo, todo lo referimos al Atleti, nuestro mundo se reduce al Atleti y no aceptamos críticas ni compartimos alegrías.
Pero cuando uno se eleva sobre si mismo y contempla el mundo del deporte a su alrededor, se da cuenta de que no solo existe el Atleti como referencia, observa la verdadera dimensión del resto de las cosas.
Eso nos permite apreciar lo que verdaderamente nos hace diferentes, no por pertenecer a un determinado club, sino por ser deportistas. Valores como la perseverancia, el pundonor, la honestidad o la solidaridad con los que sufren, pueden ser propios de cualquier equipo.
En este caso, es Darío el protagonista, pero lo han sido muchos otros que han luchado contra todo gracias a la fuerza de una camiseta de fútbol, por eso nos alegramos y si además es gracias a la camiseta del Atleti, mucho más si cabe.
25 septiembre, 2024
¿Seguro que gracias a una camiseta de fútbol del Atlético de Madrid?
25 septiembre, 2024
Pues estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Ser del atleti es luchar y pelear y combatir independientemente de si se gana o se pierde. Si se gana genial y si se pierde que sea de forma que me sienta orgulloso.
Esto ha sido asi SIEMPRE, lo que pasa es que ultimamente con las «mieles del exito» a muchos se les ha olvidado y claro, ahora mismo perder es intolerable.
No se qué tiene que ver esto con criticar a Simeone, a no ser que lo importante sea ganar títulos aunque sea con trampas, pero quien busque eso ya sabe en qué acera lo va a encontrar.
25 septiembre, 2024
Pues el orgullo para los que se manifiesten con la bandera multicolor. Mejor humilde triunfo que orgullosa derrota. Las derrotas no suelen producir orgullo, sino cabreo o enfado generalizado, por mucho que trate de esconderse. Sobre todo si no se ganan títulos (no solo partidos a equipos inferiores tipo Girona 3-0) y los títulos los ganan otros, temporada tras temporada (el año pasado el Bilbao en copa, p. ej.). Seguro que no hay solamente cuatro en el Atlético de Madrid que se enfaden en lugar de sentir orgullo ante las derrotas. Seguro que son aplastante mayoría. Y seguro que hay aún más que ya están hartos de perder con los trampas.
Y seguro que es mejor ganar una final (legalmente, no como hacen los corruptos), por 1-0 en un partido horroroso, en lugar de perder por 5-4 haciendo un partidazo para sentirse «orgulloso».
Lo de acostumbrarse a las «mieles del triunfo» ya se lo decía Bernabéu a Vicente Calderón, «que no se acostumbrase a ganar, que era peor», claro que, para que ganase su equipo y no el rojiblanco, al que siempre han temido por su honradez en el ganar, que es como una guindilla para los trampas.
Y luchar, pelear y combatir lo hacen TODOS los equipos sin excepción. En eso, el Atleti no es el ombligo del fútbol. Y no pocos jugadores más que hacer eso, por desgracia, van al trote cochinero pampero o de otro lugar estropeando claramente el esfuerzo de los que sí ponen empeño en ganar y ganar y ganar, como trató de implantar en el equipo don Luís Aragonés. Del Atleti, hoy día, Koke, Roro, Barrios y poco más. Los demás, de otros equipos en su corazón, la triste realidad.
25 septiembre, 2024
Supongo que no me he explicado bien pero en el fondo estamos de acuerdo.
Yo no me siento orgulloso por perder, sino porque como bien dices los roro, Barrios, koke etc lo dan todo por sus colores aunque al final se acabe perdiendo.
Al menos de eso no tiene la culpa Simeone
28 septiembre, 2024
De acuerdo. Un saludo.