Champions, la prueba del algodón

La nueva ‘liguilla’ de Champions League suele ser como la prueba del algodón, que no engaña. Aquí da igual el nombre del adversario, sea Leipzig, Benfica o PSG, todos los equipos te van a exigir cómo mínimo que ofrezcas el ritmo de competición europeo. Y si no estás listo, te vas a tu casa y posiblemente no estés a la altura para luchar por la liga ni Europa en lo que resta de temporada.

En Champions no se podrá ir con el trote cochinero sobre el césped. Tampoco valdrá eso de dejarse caer al mínimo contacto ni exagerar cuando recibamos una patadita en el tobillo. Y las protestas, ¡dónde quedó eso de protestar! Aquí se juega cada partido como si fuese el último de nuestras vidas, con intensidad, fuerza, presión y mucho ritmo. Porque así es cómo se juega en Europa y para volver a dar la cara hay que recuperar esa versión de equipo duro repleto de guerreros…

El listón lo debe poner Gallagher, Azpilicueta, Giménez o Le Normand. Quién no esté a ese nivel, que no juegue. En Champions no te puedes permitir el lujo de rotar porque, por muy pequeño que parezca el rival, llega un Qarabag, Brujas o Celtic y te pinta la cara. Cada año pienso que hemos aprendido la lección, pero mi Atleti vuelve a tropezar en la misma piedra del ‘pasotismo europeo’.

Llevamos varios años jugando con una peligrosa actitud pasota en Champions. Últimamente empezamos la competición viéndolas venir, con la calma de saber que en las últimas jornadas solucionaremos la papeleta y estaremos en octavos… aunque a veces no ha sido así, como en aquel penalti de Carrasco al Leverkusen. El año pasado pasamos de milagro frente al Inter, remontando en casa y dando algo de pereza en San Siro, para después quedar eliminados por falta de ambición e intensidad: pudimos golear al Dormund en el Metropolitano y, al no hacerlo, volvimos a perder en Alemania por jugar con miedo, cansancio, desesperación, descoordinados. Un caos.

Pero este año algo ha cambiado, lo noto. Veo un equipo intenso en el centro del campo gracias a un pitbull inglés que ha liberado a De Paul y Koke. Pablo Barrios llegará más pronto que tarde. Y en defensa, gracias a Dios, tenemos a dos centrales que si están sanos nos dan alas para luchar por absolutamente cualquier competición. El Atlético de Madrid este año sí está listo para competir en Europa… aunque eso lo decidirá la Champions League, la gran prueba del algodón.

Autor: Antonio Rodríguez

Periodista digital, de papel o de lo que sea, pero siempre reinventándome. Escribo sobre lo que me gusta y lo comparto con vosotros. De Almería. Música y mucho Atleti. Si se cree y se trabaja, se puede.

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5 Comentarios

  1. El año pasado, con el sistema de dos carrileros largos (1-5-3-2), el equipo llegó reventado de fatiga a Dortmund. No es que pasase, es que no podía ni con las botas, especialmente en el último tercio del encuentro. Y lo peor es que el Borussia no fue, en absoluto, mejor equipo. Otra vez eliminado por un equipo inferior, como con el Leipzig hace tres años.
    Puede ir mejor o peor, pero el equipo llegaba mucho más fuerte y fresco en todas las competiciones cuando el sistema era 1-4-4-2. Y el resultado es claro, 8 a 0 en títulos.

    Ahora el equipo está muy fuerte porque se acaba de iniciar la temporada y se puede rotar con equipos no tan exigentes en Liga como Español o Valencia. Pero cuando llegue el mes decisivo de febrero, ¿cómo estará el equipo teniendo en cuenta que, lo más seguro es que sigan los que ya no tienen nivel, Oblak, Nahuel Molina, Witsel, Lemar y Rodrigo de Paul (excelente jugador cuando quiere y le apetece, nada comprometido con ganar títulos, que es lo que cuenta), aparte de los buenos que estén ya lesionados por entonces o reventados de fatiga porque el equipo no puede rotar? Y ello sin contar cómo irán los fichajes, si habrán resultado o no. De momento es pronto para saberlo.

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    • Vas cambiando de nick pero el tufo que dejas te delata a kilómetros. Hay que ser infantiloide.

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      • Pues la policía nacional sigue el chat, se lo aseguro. Y ellos saben perfectamente quien es quien el que aquí escribe, por mucho ANONIMATO que guarde.

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      • NO utilizaré ni el nick de «Anónimo», ni el de «Che», ni el de ningún otro.
        Lo que importa es el comentario, no quien lo haga.

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