Es difícil sentarse a escribir sobre el inicio de una temporada cuando en realidad estás deseando que acabe. Lo que vivimos en el mes de junio ya es parte de la historia del Atlético de Madrid, y nosotros tenemos el honor de estar presente en ella. Como aquellos que se marcaron un desplazamiento a Sabadell para ganar una Liga. Como los que fueron a Leganés y Getafe en un mismo fin de semana. Como los del viaje a Lyon o los miles que portaron una bandera de Neptuno al Vicente Calderón. Entre todos ellos estamos nosotros.
Es difícil ponerse a pensar en lo que va a pasar este año cuando sabes que, tras mas de seis temporadas de cabezonería, a partir del próximo julio el escudo del Atlético de Madrid volverá para quedarse. Mientras unos juegan a ser analistas financieros y te explican con una aparente seguridad asombrosa las palancas que debe activar un Barcelona en horas bajas para inscribir jugadores, yo pienso en el referéndum. Mientras otros, que siempre han presumido de ser eso a lo que aspiran todos los que sueñan con ser triunfadores en la vida, vuelven a ver como el futbolista de moda se ríe de ellos y desnuda sus vergüenzas, mi corazón pide que mayo aparezca al doblar la esquina.
Partimos con ventaja. A pesar de lo que pueda pasar, sabemos de antemano que a finales de año estaremos celebrando. Celebraremos un título que no habrá sido logrado por futbolistas millonarios sobre un tapete verde, mientras nosotros mirábamos pasivamente desde una pantalla de plasma. Celebraremos una victoria sin necesidad de goles. Pondremos el broche final a un día en el que el verbo, las palabras sentimentales que rellenan bibliotecas en forma de lemas contundentes, se hizo carne.
Arranca la temporada 23/24. La última del logo. Con una plantilla cuya base fue muy cuestionada en la primera mitad del curso pasado, pero que llegó a Mayo dejando sensaciones que invitaban al optimismo. Apuntalada en la defensa, con nombres que pueden aportar un punto mas de veteranía y experiencia a la hora de gestionar según que momentos como Azpilicueta, y otros como Soyuncu que han entrado por los ojos a la hinchada. Seguimos sin ese futbolista al que la palabra gol le suene tan familiar como un café mañanero. Uno de esos que transforme el buen juego en victorias, y eso puede ser determinante a la hora de ver si esta plantilla está capacitada para subir un escalón mas en sus aspiraciones y pelear por algo esta temporada.
El año pasado también empecé la temporada creyendo que acabaríamos levantando un título y a mitad de año era uno de los que pensaba que se iba a cerrar un ciclo. Viendo eso, mas de uno me aconsejaría que este curso fuese algo mas comedido con mis pronósticos. Se les olvida que somos esa afición que se ha tirado seis temporadas creyendo en algo que todos los medios y “expertos” nos decían que era imposible que sucediese, una vuelta atrás en el tema escudo. Quizá muchos no recuerden que somos aquella afición que estuvo más de una década recitando la mítica frase “Venga, que este año ya verás como sí” cada vez que se avecinaba un derbi. Los que han empezado a hacer cábalas y tirado de superstición al mirar el calendario y ver que debutábamos ante el mismo rival y en el mismo escenario que lo hicimos la última vez que logramos levantar un campeonato doméstico. Pasan los años, las temporadas y los jugadores, pero nosotros seguimos siendo cabezones.
16 agosto, 2023
A ver si nos enteramos, que se ganó el referéndum y se volverá al escudo antiguo, dejad la P U T A matraca ya, pesadez…