Tranquilidad. Eso es lo que necesitaba el Atlético de Madrid después de unos meses frenéticos. Y es que, desde el inicio de 2024, el cuadro colchonero ha ido hilando partidos sin descanso. Las semifinales de la Supercopa, los progresos en la Copa y el calendario incesante de la Liga (con partidos aplazados incluidos) han dejado al equipo rojiblanco con la lengua fuera. El duelo del domingo con el Sevilla evidenció a un conjunto igual de vulnerable en defensa, pero falto de frescura arriba. Ni Griezmann, ni Morata ni Memphis encontraron la claridad de la que venían presumiendo semanas atrás.
El caso del francés es especialmente notorio. Griezmann se ha erigido de nuevo como el futbolista estrella del Atleti durante el curso. Sin embargo, su omnipresencia en las alineaciones le está pasando factura. El delantero galo ha mostrado un alarmante bajón de rendimiento en los últimos partidos, justo en un momento clave de la temporada. A ello se unen las nuevas bajas que ha acumulado el plantel en estos días. Morata no termina de salir de la espiral de lesiones en la que se encuentra, mientras que la defensa ha sumado una nueva ausencia con Gabriel Paulista.
Esa vorágine de partidos, unida a la desfachatez de la Federación en la configuración de los horarios, ha hecho que el Atleti reciba esta semana como agua de mayo. Porque en la víspera del duelo contra el Inter en el Giuseppe Meazza, nada le viene mejor a los de Simeone que hacer borrón y cuenta nueva. Las dos derrotas seguidas contra el Athletic y el Sevilla son solo un bache en el camino. Con los cuartos de la Champions y la final de Copa en juego, a todos nos hacía falta una pausa para recargar las pilas de cara a lo que se viene.
Y créanme. Quizás no nos dé para ser regulares en Liga, pero este equipo es copero. Muy copero. Así que despejemos el pesimismo y volvamos a apretar las filas. El duelo de mañana frente a Las Palmas será el ensayo general. La traca final comenzará en Milán. Adelante, campeón.