El desplazamiento a Milán sigue dando de qué hablar. Es cierto que el Atlético de Madrid juega esta noche un partido muy importante en Almería, pero después de regresar de Italia, uno sigue teniendo la tentación de rememorar lo que pasó aquella noche. Y no, no me refiero a lo ocurrido en el césped. Resulta difícil evadir la indignación que todavía recorre el cuerpo por la encerrona que la Policía italiana y la seguridad de San Siro perpetraron contra la hinchada rojiblanca.
Seguramente, usted ya haya leído bastante sobre ello. Pero si todavía no está familiarizado con el asunto, le pongo en contexto para que pueda recrear la experiencia. La afición del Atleti comenzó el corteo hacia el estadio a las 18:00, tres horas antes de que se iniciara el encuentro. El punto de reunión era el Arco de la Paz, situado a 4,5 kilómetros del Estadio Giuseppe Meazza. El horario estaba programado para que la hinchada visitante llegara a las puertas del recinto a las 19:30, justo en el momento en el que se abrían las puertas.
Lejos de cumplir con el trayecto, la Policía italiana decidió al poco tiempo desviar a los casi cuatro mil colchoneros hacia una pequeña boca de Metro. El embudo provocó que el corteo se ralentizara durante más de media hora. Aun así, llegamos a las 19:10 a la estación de Lotto, a veinte minutos andando de San Siro. De nuevo, parecía un horario razonable para arribar al destino. Pero fue ahí donde las fuerzas de seguridad italianas culminaron su jugada maestra. Nos hicieron rodear el hipódromo que limita con el campo para volver hacia atrás y llegar al estadio. La caminata, de más de una hora, implicaba rodear a coches del Inter y cruzarse con hinchas locales.
Sin embargo, lo peor se produjo en los aledaños de San Siro. A menos de media hora para el inicio, miles de personas se vieron agolpadas para entrar por un minúsculo acceso que incluía una valla. La ratonera dejó a numerosos aficionados apretados contra las barreras. Hubiera bastado con que cundiera el nerviosismo para haber lamentado una desgracia. Algunos entraron tarde, pero eso ya casi ni importaba. De no ser por el comportamiento modélico de la afición del Atlético de Madrid, quizás estaríamos hablando de una tragedia. Y viendo que la Policía italiana replicó el mismo modelo después del partido, cuesta creer que no es lo que buscaban.
Que el aficionado visitante molesta en este negocio es evidente. No es la primera vez que sucede algo similar en una competición UEFA a lo largo de este año. Pero el trato vejatorio y la criminalización que sufre la hinchada colchonera en cada desplazamiento es intolerable. San Siro fue la gota que colmó el vaso, pero detrás hay otros precedentes como Glasgow u Oporto. Ya va siendo hora que el dirigente de la SAD, que es nuevo miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA, alce la voz de una vez. Porque lo que debería ser excepción, se ha convertido en norma. Basta ya.
25 febrero, 2024
Hay que saber si a todos los hinchas del resto de equipos que visitan San Siro los tratan de igual manera, y si no es así, plantearse el por qué de ese trato injusto para la mayor parte de la afición del Atleti.
No creo que a estas alturas nadie sea tan ingenuo de no explicarse donde está la razón por la que pagan justos por pecadores.
27 febrero, 2024
El año pasado en Brujas pasó lo mismo, nos tuvieron muchisimo rato en un descampado a 200 metros del estadio con un lento cacheo uno por uno, nosotros estabamos de los primeros del corteo y entramos cuando faltaban 5 minutos para empezar