Todavía recuerdo aquel verano en el que hasta ultima hora de mercado el Atlético de Madrid no sabía si podía inscribir a Antoine Griezmann procedente del Barcelona. Lo hizo, previa salida de un Saúl que se marchó a Londres de la noche a la mañana para aligerar masa salarial y hacer hueco al francés. También vino a mí memoria un partido en el Camp Nou en el que el arbitro mandaba a Diego Costa a la caseta por una frase que solo escuchó él y que cierta radio afirmó tener documentada en audios que jamás vieron la luz. Por aquella expulsión, al hispano brasileño le cayeron ocho partidos de sanción que cumplió a rajatabla, sin que ningún comité de apelación admitiese aquel despropósito y rebajase el castigo.
Será por eso, porque todavía recuerdo aquellas y otras tantas cosas, por lo que esta última semana se me han abierto las carnes con la cautelar al Barcelona y la ridícula sanción por agresión que ha recibido Vinicius. Es de sobra conocido que el fútbol español está supeditado al interés de dos clubes. Desde hace décadas, el entorno balompédico nacional ha aceptado un modelo de negocio duopolístico que centra sus esfuerzos en que Madrid y Barcelona sean los protagonistas del circo en el que han convertido toda competición patria.

Absolutamente todos los actores han asumido su papel e interiorizado el rumbo que debe llevar el guión. Lo saben los que mandan en los despachos, que no ocultan en sus intervenciones el mensaje: «Interesa que Real Madrid y Barcelona estén arriba». Lo saben los propios aficionados, que abandonan sus propias camisetas, de las que muchos son abonados, cuando uno de esos dos equipos va a jugar a su ciudad. Hasta el punto de que cualquier síntoma de disidencia es respondido con pitos, abucheos o desprecios. Para ejemplo La Rosaleda en un Marbella – Atlético de Madrid cuando la afición rojiblanca cantó algo tan poco ofensivo como «quién no salte madridista.» Lo saben los propios clubes, incapaces de levantar la voz, salvo excepciones, ante las mil y una tropelías y desagravios comparativos que sufren, temporada a temporada, por miedo a perder las migajas que les corresponden de los derechos televisivos o posibles cesiones de futbolistas. Lo saben todos, y siguen callando.
Quizá por eso, el Atlético de Madrid sea visto como una posible anomalía en su sistema. El Neo de las hermanas Wachowski en el fútbol español. Un Club que ha renunciado a su condición de comparsa para erigirse como alternativa clara y verdadera a Matrix.
23 enero, 2025
Muy buen artículo.
El caso es que luego sus medios de manipulación, tanto los del RM (RM-var televisión, as-queroso y marca-pasos) como los del FCB (esportu-robocule, teve3, y inmundo antideportivo), están, a todas horas, dando la tabarra, con el fin de desestabilizar al club, con que unos aficionados del ATM son «racistas» y «violentos» y que «no quieren violencia en el fútbol» y que «hay que echar a los violentos del fútbol» (a ellos entonces, ¿habría que lincharles en correspondencia?) justamente lo que no han parado de fomentar desde comienzo de los años ochenta en adelante. Nadie ha fomentado más la violencia, la muerte en los estadios y la sangre que esos medios sectarios y su fanfarria con sus árbitros, comités de competición, federaciones, liga de fútbol profesional y todo el entramado corrupto como los excrementos.
¿Quién genera sangre y violencia en el fútbol?
Desde luego que un aficionado, tal vez pasado de alcohol, llamándole «mono» a Vinicius, diciéndole «uh, uh, uh» a E´too o a cualquier otro jugador NO, imposible. De hecho debería pasar desapercibido, como los gritos de odio a españoles y a España en San Mamés desde hace décadas. Lo del «racismo» es esconder el verdadero problema que viene de lejos citado en este artículo, la macro corrupción del fútbol que castiga de modo especial al ATM, y que no para de alimentar violencia y sangre, justo lo mismo que ante toda la audiencia aparentan condenar.
Es la manipulación continua de las competiciones para que ganen los de siempre la que enciende la violencia. ¿Cómo se sentiría un empleado que cuando va al banco a comprobar si le han ingresado la nómina ve que le han ingresado mucho menos de lo pactado sin razón alguna? Pues violento, claro está. Están jugando con su pan. ¿Cómo se puede sentir una afición que lleva décadas, que no años, décadas soportando robo tras robo, en partidos y en competiciones por parte de los dos corruptos, RM y FCB?. Incluso muchas personas que simpatizan con esos equipos han tenido que reconocer que lo de Rubiales a Piqué sobre el ATM es la vergüenza más grande del fútbol en toda la historia.
Y ahora lo de Dani Olmo porque el FCB lo vale y el RM callado como una fulana…