Desde la debacle de Alemania no pasa un día sin que alguien recuerde la ocasión de Morata. Es fascinante lo inocentes que somos. Y lo poco que sabemos de fútbol. El principal culpable de una derrota en la que encajamos cuatro goles es el delantero. El análisis tiene menos argumento que una película porno, pero en el Atleti somos así, nuestras filias y fobias van siempre por delante. Porque hablar del downgrade de Giménez, del estancamiento de Barrios o del prestidigitador De Paul, que aparece y desaparece como Houdini, no da likes.
El mantra que más se repite en los últimos tiempos, sequía de Morata mediante, es que sin un nueve de primer nivel no vamos a ninguna parte. Me encantaría tener para la vida ese optimismo de quienes creen que Gil Marín va a poner 90 millones para traer un delantero top. Cualquiera que conozca un poco cómo funcionan las cosas aquí sabe que este verano se va a parecer mucho al pasado. Serán otros cuatro remiendos low cost para tapar agujeros y poco más. Pero nos encanta fantasear con lo que nunca tendremos. Supongo que es lícito y humano.
Por eso urge que las viudas de Falcao o Luis Suárez superen el pasado. Lo natural no es que el mejor nueve del mundo esté en el Atleti. Ni el segundo mejor, ni el tercero, ni el cuarto. Ahora mismo hay más de 20 equipos en Europa con más poder adquisitivo e infinitos clubes con más ganas de hacer un proyecto deportivo. No va a llegar un nueve que garantice 25 goles, porque esos tipos cuestan un dineral y aquí el objetivo es subir en la lista Forbes, no ganar títulos.
Los años que hemos disfrutado de Falcao o Luis Suárez han sido prácticamente accidentales. Las circunstancias confabularon para que tuviésemos un delantero top en un momento concreto y siempre a sabiendas de que era algo efímero. Por eso no hay que autoengañarse: hasta el Brighton ahora mismo invierte más en futbolistas que el Atleti.
Veo con asombro que en las pajiplantillas que la gente se hace estos días aparece con frecuencia el nombre de Samu Omorodion. Es curioso: los mismos que ya no encuentran calificativos para definir al «patán» de Morata lo fían todo a un chico cuyas credenciales son 9 goles con el Alavés y unas condiciones más propias de un velocista que de un goleador. Porque, no nos engañemos, Samu falla igual o más que Morata, pero ni vemos enteros los partidos del Alavés ni sus errores afectan a nuestras emociones. Entonces tendemos a quedarnos solo con lo bueno: sus goles.
Podríamos madurar un poco y empezar a distinguir entre nuestros anhelos y la realidad. Que somos muy tiernos pensando que Samu es el delantero que necesitamos. Si los 35 goles de Morata en las últimas dos temporadas no son suficientes para confiarle el nueve… ¿Por qué a Samu le basta un puñado de goles con el Alavés? Supongo que es la esquizofrenia habitual que gobierna al hincha rojiblanco, esa que dibuja una realidad idílica en la que Samu será el nuevo Diego Costa y todos comeremos perdices.
13 mayo, 2024
Falcao, Suárez, y Forlán y Agüero, y el primer Costa. Y otros como Mandzukic, o Vietto, o Gaitán, más el desastre del canario del Sevilla o la ruina de Félix, más Jackson, Cunha y tantos más. Lo que yo no me explico es por qué no tenéis la valentía de hablar de fútbol en vez de echarle la culpa de todo al Gil y al Cerezo y de contar la milonga del forbes con la que andáis obsesionados, que yo por esa pareja siento la misma simpatía que por la cerveza sin alcohol, cero y cero, especialmente por el segundo, una de las muchas furcias mediáticas promotoras del matarratas transgénico, de cuyos devastadores efectos contra la salud, solo empieza a medio enterarse ahora el populacho.
Yo agradezco haber contado en mi equipo con los 4 primeros, fabulosos todos ellos, «a pesar» según vosotros del dirigente que los trajo.
Me gustaría, sin embargo, que explicarais, si sois capaces, por qué el Atlético de Madrid tuvo que costear el primer acceso desde la M40, con el puente sobre la av Luis Aragonés, y menos aún por qué tiene igualmente que costear el pedazo de obrón de la salida a la M40 sur, estando Fomento y la Comunidad de Madrid por medio, que se supone son las que tendrían que encargarse. Deduzco que serán obligaciones contractuales, aunque a mí me parezcan disparatadas, pero quizá, explicándole a la gente el dineral monstruoso que supone eso, se podría entender mejor la falta de inversión, relativa, en jugadores. Porque Obkak fue una apuesta también arriesgadísima en su momento, por su precio, y no parece que os acordéis nunca de ello, por ejemplo.
16 mayo, 2024
Falcao fue muchísimo mejor jugador que Luís Suárez (no digamos ya que Luboslav Penev, delantero centro del doblete. Lo digo por si hay «viudas de Penev» también). Va una distancia sideral entre uno y otro en el tiempo que jugaron el en Atlético de Madrid, es decir, en la cúspide de su carrera el colombiano y en el despecho de haber sido despreciado por el Barsa en su decadencia el otro (acaso por eso rindió tanto solo la primera temporada teniendo siempre en mente el despido). Ojo.
Morata es el mejor delantero centro español, uno de los mejores delanteros de Europa, no el mejor, lógicamente. Un jugador excelente que aporta muchos goles, asistencias, desmarques, desgaste de defensas contrarias (no como Correa, que le tumban con un soplo) y ayuda en defensa en balones aéreos, dejándose la piel en cada partido, falle o acierte. Con eso queda dicho todo. Con Samu Omorodion, que la afición se prepare para salir de la zona europea si acaba siendo el delantero centro del equipo. Ese jugador, fichado del Granada, no tiene condiciones para ser delantero centro de un equipo que aspire a títulos y, ni siquiera a entrar en la Champions. Mejor que lo dejen cedido.
Y lo de las «viudas de Falcao» es muy comprensible (divídase el número de goles que marcó entre el número de partidos que disputó, y luego búsquese alguien que tenga un coeficiente mejor en los últimos cincuenta años habiendo disputado al menos 50 partidos), no tanto las «viudas de las flores de un día tipo L. Suárez o Penev».
Lo que no es comprensible en la afición es esa adicción tan fuerte a la derrota, el querer perder, perder y volver a perder como algo glorioso, épico, como una seña de identidad masoca de «papá, ¿por qué somos del Atleti?» o el del pobre (perdedor) atlético que va al hospital en transporte público a visitar a su nieto frente al otro abuelo que va en coche de alta gama o el patético anuncio de el elfo perdedor que va al bar donde están Koke y otros ex jugadores del club, vendiendo siempre la derrota, el perder, las 0 Copas de Europa y demás fracasos como algo épico y glorioso, algo distintivo del Atlético de Madrid de lo que tan orgullosa se siente su mayoritaria afición. La alergia y repudio a la victoria, a un equipo ganador. Lo que sí que hay es muchas «esposas de la derrota» en el Atlético de Madrid, mucha gente que tiene alergia a ganar títulos, a ganar partidos, a ganarle al Real Madrid y al Barsa (incluso algunos pretenden que el Atlético sea el Barsa B para que no gane el Real Madrid. Hasta los más fanáticos son ante todo y sobre todo antimadridistas, fieles a la derrota del rival por encima de todo, como si el odio al Real Madrid, como si la alegría ante sus derrotas y fracasos, fuera su verdadera afición, porque es horrible que un equipo tenga 14 Champions y otro tenga 0, la jodidísima realidad que no cambia y que parece que nadie quiere cambiar en este club). Y la directiva, muy centrada en vender chalets de lujo de Gilmar o películas porno o no porno, da lo que la clientela atlética pide, derrotas y más derrotas, gloriosas derrotas contra el Atlético de Bilbao y el Borussia Dortmund, que para eso el Atlético de Madrid es una Sociedad Anónima Deportiva, es decir, un negocio o empresa en manos, no de la afición, que no es más que usuaria o cliente, sino de los accionistas. Derrotas, vendidas como «épicas», pero derrotas, el «qué manera de perder» del adicto a la derrota que, según su música, le «encanta el verbo fracasar» Joaquín Sabina, prototipo pleno del atlético mayoritario, por desgracia, por eso le eligieron para hacer el himno perdedor del equipo, no el de Pancho Varona, que era el del Atlético de Madrid grande de Vicente Calderón y Luís Aragonés.
Seguramente no poca gente se preguntará si Memphis de Pay, por muy gran jugador internacional holandés y delantero del Barsa no titular que haya sido, tiene más calidad que, digamos, Camello, cedido al Rayo Vallecano. O si Correa es mejor que ese canterano y otros como Carlos Martín o Giuliano Simeone.
Seguramente alguien se pregunta si en la cantera del equipo no hay alguien que lo haga, tan siquiera algo mejor que, digamos…Mario Hermoso, Savic, Soyuncu, Nahuel Molina (que éste, segurísimo, hasta uno de juveniles), etc. Y los canteranos, ¿le cuestan al equipo 90 millones? Además, recuérdese que el equipo fichó a Lemar por 70 millones y a Joao Félix por 127, luego, ¿de qué restricción presupuestaria se habla? Realmente, ¿lo han hecho mal Riquelme y Barrios? ¿No merecieron incluso jugar más minutos ambos, visto lo que han hecho otros con los que se ha sido más indulgente en su falta de intensidad y lucha? ¿O quizá lo que se busca fichando fuera lo que tienes en casa es otro de esos negocios de directivos que compran algo a 10, pero que en realidad vale 6 y los otros 4 se los quedan en forma de comisiones y ganancias de propietarios que de otro modo no pueden llevarse, dado que el club les importa un pimiento salvo para sus negocios de películas e inmobiliario?
Si la gente se empeña en seguir perdiendo porque lo considera épico y glorioso, puedo sugerir, hablando de «viudas» el siguiente once titular para el Atleti:
Portero: Aranzubía. Lateral derecho: Gámez, lateral izquierdo: Ansaldi. Centrales: Felipe y Kranevitter. Medio centro defensivo: Guilavoguie. Medio centro creador: Augusto. Interior derecho: Marcelo Sosa. Interior izquierdo: Gaitán. Delanteros: Jackson Martínez y Luciano Vietto.
Un equipo de esta calidad para las «esposas de la derrota» sería cojonudo, para reventar a derrotas y bajar al equipo a Segunda División otra vez. Y de entrenador traeros a aquel italiano que ficharon del Valencia. Veréis qué diversión.