A cabezazos

Primera jornada de Liga. Teníamos que jugar en casa pero el Calderón ya no se usa y el Metropolitano está sin acabar. Los gestores piden iniciar el campeonato fuera (hasta la cuarta jornada no estrenamos el estadio que no necesitábamos). Jugamos en Montilivi, contra un Girona recién ascendido que ha puesto gradas supletorias como las de las plazas de toros portátiles que recorren en estas fechas veraniegas media España. 50 euros por sentarse en el abismo a ver el debut de los catalanes en Primera y el primer partido de los que quedaron terceros (campeones de la Liga de los normales) y que, debido a los gestores, no podrán incorporar ningún nuevo jugador hasta enero. Tampoco en el Madrileño, recién ascendido a Segunda B.

Venía el Atleti invicto de una pretemporada extraña con viaje de ida y vuelta a las alturas mexicanas, otro relámpago a Brighton, dos partidos seguidos contra los equipos del sur de la Comunidad y el triunfo en la Audi Cup de Alemania contra italianos e ingleses. El Girona acababa de ganar al City de Guardiola. La alineación tenía una defensa de compromiso con Juanfran y Lucas en las bandas y Savic con Giménez en el centro. Gabi, Saúl, Koke y Carrasco parecían asegurar una línea central que surtiría de balones a Griezmann y Torres. Pero nada de nada. En tres minutos, mediada la primera parte, Stuani -sin máscara- remataba lejos de Oblak al fondo de la red en una jugada repetida. 0-2 y sin anestesia. Montilivi coreaba con olés a los suyos y el Atleti parecía alargar el minuto de silencio por las victimas del yihadismo en la rambla de Barcelona hasta el infinito. Recital de los catalanes que, dicho sea de paso, parecían el Atleti por su indumentaria rojiblanca, su presión y su intensidad. Los nuestros, de amarillo y calzon azul oscuro casi negro, eran un fantasma deshilachado vagando por el césped. La sombra de Manzano se cernió sobre la defensa. Era una tómbola. Juanfran, en un escandaloso y calamitoso estado físico, perdía todas las carreras y todos los balones disputados en su banda. Savic y Giménez muy despistados. Solo un voluntarioso Lucas ponía pundonor entre los de amarillo.

Acabó el repaso de los recién ascendidos a los que estrenan escudo y aún no tienen estadio. Irreconocible el Atleti. Con dos cabezazos en la red necesitábamos Cholina y Cholocambios.
La segunda parte empezó igual que acabó la primera. Error de la zaga en pase envenenado a Oblak y apuros para sacarla. El esloveno todavía tuvo que emplearse a fondo en un par de ocasiones para evitar el 3-0. Lo mismo que el árbitro que, tras comerse un penalti a Griezmann (que lo busca, lo provoca y exagera la caída) expulsa al francés por gilipollas (nada nuevo) y bocazas (lleva un veranito…) y evita dejar al Atleti con nueve en un contragolpe gerundés donde Saúl (con amarilla) derriba al delantero rojiblanco ante la indulgencia compensatoria del «refrí». Cholocambios.
Correa entra cuando falta media hora y el Atleti está con diez jugadores, dos goles en contra y un Girona entonado pero con los primeros síntomas de agotamiento. Empieza la anarquia futbolistica. El pequeño cuervo de corazón atlético se inventa una jugada de barrio y se va solo de cuatro contrarios en el centro del campo hasta plantarse con un zapatazo en el borde del área. Iraizoz no se lo espera. Golazo. Hay esperanza. Sigue la anarquia. A Lucas le dan un cabezazo y parece que, definitivamente acabaremos con nueve. Se levanta. Se marea. Continúa. Nos volcamos al ataque y en un balón colgado al área surge Giménez con su histeria y cabezazo para empatar. Quedaban unos minutos para la remontada, para otro cabezazo. Y así fue. El cabezazo, no la remontada. Este se lo llevó Gaitán. Vietto fue el tercer Cholocambio y tuvo una que no se puede fallar, como Gaitán, como Carrasco. De la chilena de Griezmann no digo nada porque no entró. Torres tocó más balones defendiendo que atacando.

El Girona, muy bien. El Atleti, mal. El año pasado empezamos así y acabamos terceros en Liga, eliminados por el campeón de Champions en semifinales y eliminados por el campeón de Copa en semifinales también. Y hasta empatamos el segundo partido contra otro recién ascendido. De modo que a calmarse, a confiar, y a no dejar de creer. Que somos el Atleti y sabemos de dónde venimos. Como dice mi hermano, «la buena noticia es que solo podemos mejorar», y yo estoy de acuerdo.

 

Foto: clubatleticodemadrid.com

 

 

Autor: Santi Riesco

Adicto al Atleti. Exageradamente. Periodista. Vaqueiro d'alzada. Creyente. La persona es lo primero. Pérez de segundo. ¿He dicho lo del Atleti? Desde el 2005 hago el indio en un blog donde publico reflexiones, dimes y diretes sobre el Glorioso desde el primer anfiteatro del fondo sur. O por ahí.

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