Hablar de Tómas Reñones Crego (Santiago de Compostela, A Coruña, 9 de agosto de 1960) es hacerlo del Atlético de Madrid. Colchonero desde la cuna, Tomás se crió en un lugar donde la camiseta rojiblanca era claramente una excepción. Sin embargo, su sentimiento y su fuerza lo llevaron, con 21 años, al filial del Atlético de Madrid. En el primer equipo colchonero pasaría 13 temporadas como lateral derecho hasta convertirse en el segundo futbolista con más partidos en la historia del club (483), solo por detrás de Adelardo Rodríguez. Ganador de una Liga, cuatro Copas del Rey y una Supercopa de España, el capitán del Atleti del ‘Doblete’ tira de memoria para repasar su trayectoria y analiza con rigor y pasión la actualidad de su Atlético a un día de la final de Lyon, que quiere que sea tan rojiblanca como en 1986.
Para aquellos jóvenes que no te han visto jugar, ¿cómo se definiría Tomás Reñones como jugador?
Me defino desde siempre como un atlético. Lo era antes, lo era cuando jugaba y lo soy ahora. Yo, que vengo de Santiago de Compostela, tengo la suerte de tener un padre que hizo bueno el dicho de “de padres a hijos”. Me eduqué en la camiseta rojiblanca que me hizo mi madre, pues antes no había merchandising ni cosas de esas. Sin saber mucho por qué, yo era del Atleti. Y aquí eso era un poco raro. El ser del Atleti y ser jugador del Atleti ha sido una circunstancia que ha pasado por mi vida y he tenido la grandísima fortuna de poder disfrutar ese premio.
Empiezas jugando al fútbol en Santiago de Compostela y con 21 años te llega la oportunidad de recalar en el Atlético Madrileño, el filial del Atlético de Madrid. ¿Cómo surgió esa posibilidad?
La verdad es que tanto el Celta del Vigo como el Deportivo de La Coruña estaban interesados en ficharme. Tanto el Compostela como nosotros estábamos viendo las mejores opciones. En ese momento, Rodri, el mítico portero del Atlético de Madrid que era el secretario técnico del club por entonces, me dijo a través de Moncho Vilas (restaurador en Santiago, atlético de pro y directivo del equipo colchonero poco después) que el Atlético estaba interesado en mí. Te puedes imaginar… siendo del Atlético me daba igual la oferta.
Ni te lo pensaste, ¿no?
Se acabó, se acabó. De hecho, los secretarios técnicos de Deportivo y Celta se enfadaron un poco porque estaban muy avanzadas las negociaciones. Pero dije que no, que me iba para Madrid. No sabía lo que me iban a pagar, pero estaba seguro de que llegaríamos a un acuerdo. La verdad es que ha sido un sinónimo para toda mi vida deportiva. Las negociaciones en mi caso siempre duraban cinco minutos. El premio estaba en jugar donde jugaba. Lo económico era importante, pero lo era menos comparado con el sentimiento atlético.
“Me defino como un atlético. Cuando el Atleti se interesó en mí, me daba igual la oferta”
Estuviste tres años en el Madrileño, disputaste 78 partidos y promocionaste para el primer equipo en la temporada 83-84. ¿Cómo recuerdas el día de tu debut?
Recuerdo que empecé a jugar con el primer equipo en una Copa de la Liga. El Athletic había sido campeón de Liga aquel año y yo empecé a jugar esas últimas jornadas de la Copa de la Liga con el equipo. Lo cierto es que tanto en el Madrileño como en el primer equipo el sentimiento que se vivía en ese vestuario era muy arraigado. Había gente de fuera, pero en su grandísima mayoría eran todos muy atléticos. Imagínate venir de Santiago de Compostela e involucrarte en un vestuario tan rojiblanco, con entrenadores como Joaquín Peiró u Ovejero, te daba un plus a la hora de entrenar y de jugar. En el primer equipo era igual.
Mencionabas esa Copa de la Liga en la que ya jugabas todos los partidos con el primer equipo de titular. Sin embargo, lo hacías en la banda izquierda. ¿Para ti era una circunstancia nueva? Porque al final tú has jugado la mayoría de las veces en la derecha
Para eso, Luis Aragonés era un hombre bastante especial y bastante estudioso. Nos sacaba a todos el máximo rendimiento. Con él he jugado en todos los puestos de la defensa. Entrenar con él cada día era una escuela, y en esa escuela tenías que mimetizar lo que él decía. Yo he jugado por la derecha con Clemente por la izquierda y por la izquierda con Votava por la derecha. Yo lo que quería era jugar. Ahora, en muchas circunstancias, ves que los futbolistas dicen “es que este no es mi sitio”. A mí solo me importaba jugar. Me daba exactamente igual el número o la demarcación.
Ahora que hemos hablado de Luis Aragonés, coincidiste con él en dos etapas. ¿Qué significa para ti?
Mira, desde que llegué al Atlético de Madrid, yo he estado con gente que es santo y seña de este equipo. Tener a Joaquín Peiró o a Iselín Santos Ovejero son palabras mayores, gente que significa mucho para este club. A continuación, Luis me sube al primer equipo. Es otro hombre que significa tanto como los otros. De ellos destacaría la sabiduría de todos. Son gente que ha vivido el fútbol, lo llevan dentro. No como ahora que hay tantos estudios y ordenadores y cualquiera comenta partidos y mil historias. Luis, Peiró, Ovejero, Martínez Jayo, Rodri… son gente que vivía por el fútbol y para el Atlético de Madrid.
Luis fue el entrenador que más tuviste en tu carrera por el primer equipo. ¿Hay alguna anécdota con él que destacarías en ese tiempo?
Desde el primer momento en el momento en el que llegué, Luis Aragonés me dio fuerza y ánimo. Me decía “chaval, vas a llegar. Tienes el gen ganador y quieres al club. Sigue igual”. Tengo una anécdota de un día entrenando cuando Hugo Sánchez estaba todavía en el Atleti. Yo entrenaba como jugaba y jugaba como entrenaba. Recuerdo que tuve un rifirrafe con él por una entrada dura al balón y Hugo se enfadó muchísimo. Como era recién llegado, yo estaba callado. Entonces fue Luis Aragonés y le dijo: “este se juega los garbanzos igual que tú y tiene el mismo peso que tú en este equipo. Tira para delante y sigue exactamente igual”. ¡Buah!, imagínate. Yo me crecí y dije “a este mexicano le voy a poner las pilas todos los días”.
“Luis, Peiró, Ovejero… son gente que vivía por el fútbol y para el Atlético de Madrid”
Junto a Luis Aragonés ganas la Copa del Rey y la Supercopa en 1985 y al año siguiente jugáis la final de la Recopa en Lyon. Con el Atlético a dos días de disputar una nueva final europea en la ciudad francesa, ¿qué se te viene a la cabeza de aquel día? ¿Sientes una espina clavada desde entonces?
Bueno, nosotros hicimos una temporada muy buena. La Recopa fue extraordinaria. La final fue el primer partido que perdimos. Realmente yo estaba muy orgulloso porque ese equipo era un 80 o un 90% de la casa. Eso significaba que ese vestuario respiraba el rojiblanco al máximo. Que un equipo prácticamente de la casa llegase a una final de la Recopa tiene un mérito tremendo para los jugadores, para el técnico y la propia afición.
Pero yo lo que más recuerdo es llegar y ver Lyon rojiblanca. Los rusos creo que por aquel entonces no podían viajar, entonces había muy pocos de ellos. Lyon estaba tomada por aficionados del Atlético. Mi padre aparecía con la cara pintada. Fue una fiesta rojiblanca que, deportivamente, no acabó bien porque eran muy buenos. La selección rusa la conformaban prácticamente todos desde el portero. En el Mundial los errores arbitrales la echaron, pero iban muy por encima del resto. El verdadero triunfo del Atlético fue enseñar a Europa lo que es el Atlético. Allí empezó a crearse otra vez lo que era el Atlético de Madrid de los triunfos y la afición se llevó otra matrícula de honor.
Mucha gente recuerda ese partido por la cantidad de gente que se desplazó (más de 25 000 en el estadio). Para la época, los desplazamientos no eran tan fáciles. ¿Os sorprendió ver tantos hinchas del Atleti en Lyon?
Como tú dices, el desplazamiento no era nada fácil. La gente se pasó muchas horas en el autobús y tampoco había las comunicaciones y las redes sociales que hay ahora. Fíjate, que ahora se habla de que el Atlético puede llevar a 10 000 personas aproximadamente y de aquella fueron 20 000. Pero a mí no se me borra el desplazamiento desde el hotel hasta el campo. Se me saltaban las lágrimas de ver a aquella gente con todas las banderas, las caras pintadas… era tal la euforia que decías “tenemos que ganar”. Por aquella gente, teníamos que ganar. Luego era imposible, pero si alguien se lo merecía, era toda esa gente.
“Lo que más recuerdo de la Recopa es ver Lyon rojiblanca. Se me saltaban las lágrimas al ver a toda esa gente con banderas y las caras pintadas”
Son muchos tus recuerdos como jugador del Atlético. Durante tu carrera, hay dos grandes momentos: la final de Copa del 92 y el año del ‘Doblete’ en la 95-96. Si tuvieras que elegir, ¿escogerías aquella victoria en el Bernabéu o tu despedida en el Calderón frente al Albacete?
Puf… han sido muchos años en el Vicente Calderón, viajando, con momentos buenos y malos… pero realmente los momentos buenos son buenos porque ha habido momentos malos. Disfrutas realmente los triunfos cuando sabes lo que cuesta llegar. Por eso, yo recuerdo todos los buenos momentos cuando levantábamos una Liga o una Copa del Rey. Sin embargo, mi verdadera satisfacción era llegar todos los días a entrenar al Calderón, salir del vestuario, jugar… el día a día. ¿Ha habido muchos triunfos? Sí. Pero esos triunfos vienen apoyados muchas veces de momentos de sufrimiento porque los atléticos, digan lo que digan, sufrimos mucho. Y lo digo con cariño. A mí el Atleti me duele porque sufro como cualquier atlético. Pero gracias a ese sufrimiento, los triunfos saben mucho mejor. Y tenemos muchos triunfos.
Hablas con mucho cariño del ir a entrenar al Vicente Calderón, ¿lo echas de menos?
No, no lo echo de menos porque voy regularmente al club y siempre que voy al estadio me hago una foto con él. He tenido la fortuna de ser el jugador que más partidos ha disputado en el Calderón y lo llevo con mucho orgullo y mucho honor. Pero los momentos pasan y las circunstancias evolucionan. Ahora mismo tenemos un estadio que es una maravilla. El Wanda Metropolitano es un campo top, de primer nivel mundial. Poco a poco irá cogiendo tardes de gloria, tardes que no lo serán tanto… e irá cogiendo ambiente. El Calderón al principio tampoco lo tenía y lo fue cogiendo poco a poco hasta ser historia viva del club.
¿Has podido ir habitualmente al Metropolitano este año?
Si te digo la verdad no me gusta ir al campo. Ni me gustaba ir al Calderón como espectador, ni me gusta en el Metropolitano porque me pongo nervioso. En casa puedo apagar la tele, puedo desahogarme, salir y volver… en el estadio tienes que tener un comportamiento, estar quieto y omitir muchos sentimientos. He ido al Wanda Metropolitano en cuatro o cinco partidos, pero prefiero quedarme en casa y verlo por la tele (Risas).
Hablando ya del equipo, ¿cómo ves al Atlético para la final del miércoles?
Tenemos un equipazo, desde el entrenador hasta los chavales que están subiendo de abajo. Es un plantillón que se ha ido conformando poco a poco y con mucha mesura. Hemos pasado de tener una plantilla competitiva a una muy, muy buena. Tengo plena confianza y no tengo ninguna duda de que esta final dependerá de lo que haga el Atlético de Madrid en el campo. Si hacen lo que tienen que hacer y juegan como tienen que jugar, se traerán el título.
Compartiste vestuario dos temporadas con Diego Pablo Simeone, ¿qué destacarías del ‘Cholo’?
El ‘Cholo’ es un motivador capaz de extraer al equipo hasta lo último. Es un hombre que vive muy intensamente cada minuto y cada partido. Ya cuando jugaba era un entrenador en el campo. Ahora está llevando a cabo lo que él predicaba cuando jugaba. Está sacando un rendimiento de los jugadores y unos resultados constantes, la regularidad está ahí. Creo también que la plantilla ha ido creciendo en calidad. Se han ido algunos jugadores y han venido otros, pero cogió un equipo con sus limitaciones y lo ha convertido en otro en el que ahora es muy difícil hacer un once.
En el tema de salidas, esta semana ha destacado un nombre por encima de todos, y es el de Antoine Griezmann. Si tú pudieras hablar con él, ¿qué le dirías?
Cogería el teléfono y le pasaría a Arda Turan para que hablase con él y se dé cuenta de que el Atlético de Madrid es diferente. La situación del club ahora es distinta y el dinero, a veces, no tiene tanta importancia. Yo tuve en su día la oportunidad de irme al Barcelona. Me llamaron y les dije que se pusieran en contacto con el club. Ya estaba Gil de presidente y me decía “tú no te tienes que ir de aquí”. Entonces me di la vuelta y me marché. Me preguntó: “oye, ¿y no vamos a hablar?” y simplemente le dije, “no no, si tú quieres que me quede… yo estoy encantado. No me quiero ir a ningún sitio”. Para ganar un poco más de dinero, a veces compensa más estar feliz en un sitio. Es lo que le ha pasado a Arda, a Filipe, a Diego (Costa)… hay veces que hay que saber valorar más otras circunstancias de la vida.
A raíz de esta situación, hay gente que dice que no contaría con Griezmann para la final. ¿Tú eres de esa opinión?
Griezmann es un grandísimo jugador, independientemente de lo que pida. Es importantísimo y marca diferencias. Eso sí, tiene que entender que necesita jugadores a su lado que hagan un trabajo y un esfuerzo que lo compaginen. La primera vuelta estuvo regular, pero con la llegada de Diego Costa ha estado mucho mejor. Para mí, es muy importante que jueguen los mejores. Y Griezmann lo es.
“A Griezmann le daría mi teléfono y le pasaría con Arda Turan para que se dé cuenta de que el Atlético de Madrid es diferente”
La otra cara de la moneda es Fernando Torres, que ya anunció su marcha a final de temporada. Tú que has crecido en la cantera, has sido capitán y has tenido la oportunidad de despedirte ganando títulos, ¿qué piensas de su situación? ¿Es el momento adecuado?
El momento de marcharse nunca es el momento adecuado. Siempre crees que puedes continuar. Pero los intereses del propio club pueden entender que ha llegado el momento. Yo creo que Fernando ha dado todo por el Atlético de Madrid y es un grande de este club. Tiene una edad en la que puede decidir si continuar o marcharse, pero no tiene nada que demostrar. Es uno de los nuestros. Seguramente lo veamos en la grada como me han visto a mí medio escondido en Valencia, en Sevilla o en Rumanía. ¿Por qué? Porque es del Atleti y cuando cuelgue las botas lo primero que mirará es cómo ha quedado su Atlético. Será un rojiblanco más en la grada.
Ha sido un año convulso con la sanción FIFA, los cambios, las salidas en invierno… más allá de si ganamos la Europa League o no, ¿consideras que la temporada ha sido positiva?
Quizá nosotros hemos hecho una primera etapa de la temporada en la que se nos han escapado algunas cosillas y algunos partidos. A todos nos duelen los partidos con el Qarabag en la Champions donde el Atlético era claramente el equipo que tenía que haber pasado el primero además. En la Liga nos ha pasado algo parecido. Hemos perdido partido donde, a priori, lo teníamos fácil. Eso nos ha descabalgado en la lucha por estar arriba. Estar arriba para el Atlético de Madrid no es estar segundo, sino ser siempre primero. Decir hoy eso contra dos monstruos como el Madrid o el Barcelona es lo que implica el dicho de “somos sufridores, pero somos ganadores”. Lo que nos implica a nosotros es querer ganar. Y no hay que tener ninguna duda en que el ‘Cholo’ es del mismo pensamiento, aunque sepa que estamos luchando contra molinos de viento.
En los últimos años el equipo ha perdido dos finales europeas en muy poco tiempo. ¿Crees que eso puede pesar en el ánimo de los futbolistas?
El fútbol tiene una máxima, y es que cuando acabas un partido empieza otro. Nada tiene que ver las finales que hemos perdido con la que vamos a jugar. Ciertamente, tenemos jugadores que han ganado muchas finales, así que no me cabe ninguna duda de que los que salgan van a dar un nivel muy alto. Los que no han jugado ninguna final aprenderán a ganarlas, así que espero y deseo que el Atlético de Madrid haga lo que tiene que hacer porque, con el equipazo que tiene, depende absolutamente de lo que haga en el campo.
El once para la final parece bastante claro, salvo algunas posiciones. Una de ellas es el lateral derecho. Tú que has sido el dueño del flanco diestro durante muchos años, ¿a quién pondrías? ¿Vrsaljko, Juanfran o Thomas?
Thomas no es lateral. No se le ve nada cómodo ahí y es natural que cometa algunos despistes de colocación y posicionamientos porque involuntariamente busca su posición natural y cuando quiere darse cuenta recupera su ubicación normal. Por tanto, yo creo que estaría entre Vrsaljko y Juanfran. Tengo mi favorito, aunque no te lo diré. Pero cualquiera de los dos puede hacerlo bastante bien.
Hemos comentado brevemente el cambio de estadio. Ha habido otro cambio que ha generado controversia entre la afición, y es el del escudo. ¿Qué opinas sobre ello? ¿Estás a favor, en contra o crees que hay que evolucionar pero se debería haber consultado a la afición?
Los cambios son naturales. Si ves las evoluciones del escudo del Atlético de Madrid en su historia, realmente ha habido varios formatos. Pero mira, yo como soy del Atleti, el escudo me representa. Pero me representa el escudo con las alas del Aviación, el azul, el actual o el anterior. Porque yo el escudo lo llevo dentro y me representa en el Wanda Metropolitano, en el Vicente Calderón y en el Metropolitano antiguo donde iba mi padre. La evolución o no de un escudo a mí no me afecta, porque todos vienen a simbolizar el mismo sentimiento.
Lo que sí hay que hacer es respetar todas las opiniones. Si algo nos distingue a los aficionados del Atlético es que somos una gran familia. Y como gran familia que somos no podemos discutir por un escudo. Es algo a lo que no le doy más importancia de la que tiene. Eso sí, a lo mejor está bien pedir una segunda equipación con el escudo antiguo. Yo en mi época llevé una camiseta azul y blanca. Creo que esos guiños al pasado son obligatorios para recordar nuestra historia. Podemos discutir o discernir, pero somos todos rojiblancos y somos una familia.
“La evolución de un escudo a mí no me afecta, porque todos simbolizan el mismo sentimiento. Pero creo que los guiños al pasado son obligatorios para recordar nuestra historia”
Has sido uno de los grandes ‘2’ del Atlético de Madrid junto a Rivilla, Melo o Marcelino. ¿Qué sientes al ver tu dorsal defendido por un futbolista como Diego Godín? ¿Te sientes representado por él?
Godín es un jugador antiguo. Es de esos jugadores que se pelean en el campo pero nunca se tira, no finge. Lo ves que viene de fuera y ahora es un atlético más. Defiende los colores, guerrea y pelea un partido tras otro. Tiene un esfuerzo y un carisma en el campo impresionantes. Lo ves jugar y parece que se ha forjado en la cantera. Se ha ganado un peso en el equipo a la altura del que puede tener un Fernando Torres, que lleva toda la vida aquí.
Y ya como última pregunta, ¿crees que iremos el 17 de mayo a celebrar la tercera Europa League?
Lo quiero, lo deseo y lo espero. Viendo lo que es el Marsella y lo que es el Atlético, sabemos que cuando el equipo trabaja como el ‘Cholo’ quiere y con la calidad que tiene, hay muy pocos equipos que puedan hacerle frente al Atlético de Madrid. Por tanto, esperamos que el equipo haga su trabajo y que podamos disfrutar en Neptuno al día siguiente o ese mismo día ya.
4 mayo, 2024
Sí, la afición del Atlético se merece muchas matrículas de honor…pero también títulos. Y en Lyon se perdió y volvió triste y defraudada tras una brillante competición.
No se debería encumbrar tanto el fracaso y pintarlo de tanto sentimentalismo romántico y tanta emocionalidad de lágrima fácil, todo muy femenino. El Atlético no debería ser un club de «gloriosas derrotas» o, como dice el cantamañanas de Sabina, de «qué manera de perder». No hay que pintar de gloria un fracaso tras otro, porque los fracasos repetidos acaban por hartar a la afición. No hay que vender las derrotas como «grandeza» de este club.
Como dijo Luís Aragonés, el Atlético debe ser «ganar, ganar, ganar y luego volver a ganar». Que pierdan otros.