La Liga es la vida, decimos siempre, pero lo cierto es que es una vida molesta para el Atleti. De un lado está tentado a no mirarla para no perder ni una sola de sus atenciones a lo que de verdad importa esta temporada, que es la búsqueda de una nueva final europea. Del otro, la filosofía del partido a partido exige, el Madrid por detrás en la clasificación también. De todo eso resulta un extraño modelo de rotaciones que llevó a Simeone a dejar fuera de la convocatoria para Mendizorroza a Oblak por precaución, y a Saúl y a Griezmann, por descanso. Diego Costa en cambio, regresado de la lesión, fue titular.
El Atleti salió decididamente a por el partido frente al Alavés de Abelardo, un equipo aguerrido, muy consciente de sus limitaciones, que sabe bien cómo conjugar sus poquitas virtudes. Los vitorianos estuvieron fuertes, decididos en la disputa, tratando de incomodar a un Atlético que quiso dominar el partido y lo hizo bajo el mando de un Koke que recupera su mejor nivel y de un Vitolo que empieza poco a poco a despertar pegado a la banda. El Atleti hacía intuir el peligro pero apenas llegaba con claridad. Un disparo de Costa dentro del área hizo estirarse a Sivera. Costa disputa con la camiseta rojiblanca un partido paralelo con un argumento ya muy manoseado. Recibe entradas por doquier, se exalta, los defensas, conocedores de la historia, fuerzan la provocación y al final el árbitro interviene amonestando siempre al que se lleva las patadas. Tal vez debería saber gestionar mejor el hispanobrasileño estas situaciones porque parece que los árbitros no tienen intención alguna de cambiar sus prejucios frente a él, pero claro, eso sería pedirle a Diego Costa que no sea Diego Costa.
En la segunda mitad, el Atleti dominó más, sobre todo tras los movimientos de banquillo del Cholo. Ajustó la defensa a lo conocido, dando entrada a Godín y resolviendo todas las dudas del primer tiempo, donde comenzó con Vrsajko en el lateral izquierdo y Thomas en el derecho, luego cambió a tres defensas con el croata por la derecha, adelantando a Thomas, pero en ninguno de esos sistemas estuvo el Atleti tan cómodo como cuando entró el uruguayo, el croata cogió su banda, Lucas fue a la izquierda y Thomas encontró su espacio en el medio campo. Entró también Gameiro por Costa, que cumplió con sus minutos de cara al jueves y ahí Vitolo empezó a emerger como el futbolista que necesita el Atlético. Por su banda vino todo el peligro, primero en un disparo que salvó in extremis el portero del Alavés y que le costó la lesión al estrellarse contra el palo. Después provocando un penalti de Wakaso en el setenta, que le empujó después de sentirse superado. Torres agarró la pelota y Pacheco, que había salido para sustituir a Sivera, le sacó el disparo abajo. Sin tiempo apenas para el lamento por la ocasión marrada, en otra jugada dentro del área en la que Fernando Torres chutaba a puerta, Wakaso sacó la mano a pasear y el colegiado, corría el minuto setenta y seis, cobró la segunda pena máxima. Esta vez fue Gameiro quien chutó y consiguió el gol que sería el de la victoria.
Desde el gol, el Atleti entró en modo mantenimiento y dejó el tiempo pasar tratando de mantener al Alavés lejos de los dominios de Werner, que no tuvo mucho trabajo pero sacó una buena mano en la segunda mitad a un disparo desde fuera del área. En las postrimerías del encuentro Fernández Borbalán expulsó a Correa por doble amarilla por no respetar la distancia en la barrera en el lanzamiento de una falta. Todo acabó con tres puntos magníficos para sostener el segundo lugar y centrar, desde el optimismo, todo pensamiento en el jueves, el Arsenal y Lyon esperan.
Foto: clubatleticodemadrid.com
