El Atleti llegaba a El Alcoraz eliminado de la Copa del Rey y con sólo dos jugadores profesionales – Adán y JuanFran- para poder sentar en el banquillo. La plaga de lesiones que asola al conjunto rojiblanco llegó al extremo de tener sólo trece futbolistas de la primera plantilla disponibles, lo que no fue óbice para que cuajase uno de los mejores partidos a domicilio y, por fin, ganase con comodidad en el marcador.
El Huesca salió dispuesto a complicar las cosas y, subido en el entusiasmo de Enric Gallego, un futbolista con una historia que merece ser contada, puso en dificultades a Oblak en los minutos iniciales. Un extraña chilena de Pulido se fue rozando el palo y, sobre todo, un mano a mano de Cucho, provocado por la enésima prolongación de Gallego, fue detenido por el mejor portero del mundo, que aguantó, se venció a medias y sacó la mano en el último momento para mandar al limbo la mejor ocasión del partido para los locales. El Atleti controlaba el juego y llegaba con inusitada facilidad, pero se encontró con Santamaría, que tuvo una gran noche y frustró una a una las ocasiones colchoneras. La mejor fue la de Lemar, que se encontró mano a mano con él escorado a la derecha, pero el francés lo puso fácil disparando al bulto. Pudo marcar también Correa en otro tiro que salió desviado.
En el treinta y uno, en una jugada elaborada del Atleti, Lemar se reivindicó con un pase entre líneas a Koke, que sirvió para que Lucas, que se incorporaba desde el lateral, remachase el primer gol a la red. Se estrenaba el francés como goleador con su equipo y los de Simeone, hasta el descanso, volvieron a ser el equipo dubitativo que no sabe del todo bien cómo gestionar el marcador a favor.
Bien diferente fue la segunda mitad, en la que el Atleti mostró en el campo la diferencia enorme que separa a los dos equipos. En un pase medido de Griezmann al costado derecho, Arias enganchó una volea cruzada que puso el gol de la tranquilidad en el marcador. Por el costado izquierdo, demostrando la necesidad que tenía el Atleti de volver a jugar con laterales largos, que doblen y lleguen a línea de fondo, vino el tercero, con un pase de Lucas que remató Griezmann al larguero y que Koke empujó a la red al recoger el rechace. Cuatrocientos partidos de Koke que celebró con este gol, un jugador que merece un capítulo aparte y que lo tendrá, pues está llamado a ser el mejor futbolista de la ya extensa historia de este club.
La niebla caía sobre la capital oscense, hubo tiempo para que debutase Víctor Mollejo, y también Joaquín Muñoz, aunque éste de manera testimonial y para que el Atleti tuviese un último tramo de partido plácido, sin sobresaltos, que pudiera decir adiós como merece a la Copa, cerrar esa puerta y abrir de par en par la ventana de la Liga.
Foto: atleticodemadrid.com