La visita del Getafe de Bordalás es siempre un trago difícil, un equipo con un concepto y una idea muy clara, arremolinados a la causa de trabar al que es más poderoso, de ponerlo difícil con todas las armas de las que disponen. El Atleti ganó, pero fue una de esas victorias sufridas, que terminan sabiendo mejor, porque ya parecía que no llegaría. Fue la victoria necesaria para poder acudir al campo del Barcelona de igual a igual, a jugarse el liderato de la Liga.
Pero hasta que el Atleti pudo celebrar el triunfo necesitó sufrir y mucho. Simeone dispuso un once que ya empieza a repetirse de carrerilla, solo Lino y Gallagher parecen estar disputándose un lugar, el resto ya comienzan a sentirse seguros en su puesto. Empezó asediando el Atleti la portería de David Soria, con un Rodrigo de Paul imperial en la distribución de juego, una banda derecha incisiva donde a veces da la sensación de que la potencia de Giuliano y Llorente es desaprovechada en el mismo lugar. Hubo ocasiones, especialmente dos muy claras de Lino, casi a placer, que incomprensiblemente falló. Entonces sucedió lo de siempre, el que defiende se vino arriba, el que ataca se desmoraliza, el que defiende va creciendo, va más fuerte a cada disputa, va más seguro a los cruces, se crece, y el que ataca va menguando, observando como el cronómetro se acelera a una velocidad de vértigo.
Simeone metió a Sorloth por Lino nada más empezar la segunda parte, y en seguida puso el siguiente paso desde el banquillo. Cambió toda la banda derecha, Giuliano y Llorente. Entraron Nahuel y Correa, y poco después, salió Griezmann, que estuvo desaparecido, para dar entrada a Koke. Coincidió eso con el mejor momento del Getafe en el partido, por primera vez, al equipo azulón no le quemaba la pelota en los pies y se animaba a tocarla en campo contrario. Estaba el partido al revés, feo, feo para el Atleti, porque además el crono había avanzado muy rápido. Los más agoreros ya se habrían precipitado, seguro, a decir que los cambios de Simeone no habían funcionado, pero entonces apareció Nahuel por la derecha y metió un centro de rosca al interior del área, tocadito, con mucho efecto, perfecto para que un nueve de los de antes se anticipara a su marca y cabeceara picado, al pie cambiado del portero, haciendo un gol que valía su peso en oro. Sorloth se redimió así de los cabezazos fallidos ante el Sevilla y regaló con su tanto una victoria que es trascendental en la durísima pelea por el título de Liga.
Y ahí llega al fondo uno de los pocos demonios que a Simeone le quedan por vencer, el Barcelona a domicilio.
16 diciembre, 2024
El Atleti ha llegado al primer lugar, quien lo iba a decir hace poco más de un mes.
Mientras que el Atleti ha sido fiel a su «regularidad imprevisible», han sido los dos supermillonarios los que han fallado de manera incomprensible para lo que es habitual. Eso nos puede llevar a la falsa percepción de que el equipo está por encima del resto.
El resultado de ayer es muy bueno, pero hubiera sido mejor señal haber evitado alguna llegada a portería que tuvo el Getafe.
Que el rival no genere ocasiones de gol es el mejor indicador del estado del equipo.
17 diciembre, 2024
Cada uno tiene su visión, para mí, es más importante meter las ocasiones claras que tienes, sobre todo si tienes más de una, de esta manera eres un martillo pilón y haces mucha mella en los demás.
17 diciembre, 2024
No eran nada sencillas de enganchar la dos de Lino, con el balón en largo, a pleno sprint, esperando que superara al defensa por arriba, midiendo su caída, y sin espacio ni tiempo salvo para poner la pierna forzada. Lo más fácil es darle al aire, incluso para un profesional. A veces olvidamos lo sencillo que es de ver el fútbol, pero lo difícil que es de jugar bien si es a toda velocidad. Para mí no son fallos incomprensibles sino dos buenas jugadas, con sendos grandes pases y dos remates muy difíciles. Se fueron por poco. Hay otras dos más claras, creo que de Barrios, que me parecen menos complicadas.