Es de imaginar que en la mente de un entrenador, como en la de cualquier artista, está permanentemente la idea de la obra perfecta y es también posible que en esa línea se puedan explicar los cambios que introdujo al inicio Simeone para el partido ante el Huesca, después de la borrachera de goles sucedida tres días antes. Qué mejor contexto para invertir papeles, para que los que no salieron de inicio antes entiendan que pueden salir ahora y que unos minutos y otros son igual de importantes. Qué mejor oportunidad que un rival aparentemente menor, que supuestamente dejará pocos espacios, para que Vitolo pueda reivindicarse, para que Hermoso se acostumbre al centro de la zaga, para que regrese Thomas a la manija, para que Llorente recupere su rol frente al gol. Además de todo eso, Simeone invirtió también el papel del nueve, poniendo de inicio a Suárez. Ese sería un camino extraordinario, que hubiera salido bien y todos se sintieran importantes, pero ¡amigos! la realidad es tozuda y no siempre se alinea con los deseos.
La realidad fue que el Huesca mostró ser un señor equipo en la primera mitad, que se pertrechó atrás e hizo exactamente lo que tenía que hacer, esperar y asfixiar, no conceder ni un metro, mostrar en cada disputa, en cada balón, que necesitaba ser más, aparentar más, si quería conseguir algo frente a un equipo que sobre el papel es infinitamente superior. Pero lo grande del fútbol es que con grandes dosis de fe, de organización, de esfuerzo, lo que dicta el papel puede borrarse. El Atleti lo sabe bien. Mientras tanto, los cambios que Simeone introdujo en el once inicial parecían más calmantes que revulsivos. El Atleti jugaba andando, al tran tran, solamente cuando caía el balón en los pies de Joao Félix podía intuirse lo diferente. Por lo demás, una posesión roma, horizontal, aburrida. Sin mirar a los ojos de Andrés Fernández ni una sola vez. Un experimento fallido en busca del ideal-
En la segunda parte Simeone rectificó y empezó poco a poco a volver a lo que hasta ahora había funcionado. Vitolo fue al banco en el descanso y entró Correa por él. Poco después, Carrasco y Costa sentaron a Llorente y Suárez y finalmente, demasiado tarde quizás, un desacertado Saúl le cedió su lugar a Koke. Ahí el equipo fue otro, ya la posesión no fue tan amable para el Huesca. El Atleti empezó a recuperar la verticalidad y Joao Felix tomó las riendas. Es un jugador extraordinario el portugués, retrasó su posesión diez metros y desde ahí lanzó al equipo, era el vórtice de la creación del juego ofensivo, como si el balón necesitase su contacto para comenzar su camino hacia la portería contraria. Antes de que se fuese Suárez le puso un pase que sólo pudo ver él para dejarlo mano a mano frente al portero. El uruguayo no hizo lo que se espera de él, no ejecutó la mortífera efectividad que el equipo necesita como el comer, y ahí fue el momento en el que debió abrirse el partido, pero Suárez se escoró demasiado a la izquierda y eligió mal cuando intentó regatear al portero blaugrana. Todo quedó en nada.
Pero el Atleti fue otro bien distinto, las ocasiones se sucedían, Joao a bocajarro en dos ocasiones, una contra la defensa y otra marchándose arriba por muy poco. Correa estaba eléctrico. Costa en boca de gol con la sensación de que llega siempre un segundo tarde. También Carrasco, apareciendo por el costado izquierdo generó mucho peligro. El partido se conducía irremisiblemente hacia el gol, el Huesca acusaba el esfuerzo, la tuvo Koke inmejorable en el remate de un pase atrás al borde del área pequeña en el final, pero salvó in extremis Gastón Silva lanzándose al suelo a la desesperada. El gol estaba a la vuelta de la esquina, pero no había más tiempo, el partido terminó, y dejó un punto en un lugar donde un equipo que aspira a grandes retos necesita los tres. Fue un tropezón en seco para un equipo que venía lanzado desde su exhibición en Granada. Un partido que dejó muchas enseñanzas, el contraste entre lo que deseamos y lo que es, el enorme potencial ofensivo que tiene el Atleti y que debe aprovechar más y, sobre todo, antes, porque ahí estará la clave de muchos partidos, de muchos puntos.