Llegaba el Sevilla a medir la racha victoriosa del Atleti y convirtió la noche del domingo en un arrebato. Goles, tensiones, frustración y finalmente una remontada postrera que metió todo lo vivido en el embudo del éxtasis. Fue Griezmann, dueño y señor, quien destapó el tapón definitivo para que el Metropolitano se reconociera en el Calderón, como siempre sucede en los grandes tiempos, en los que uno ve frente al espejo no tanto a quien quiere ser, o a quien es, sino a quien ha sido siempre.
Simeone insistió en el 4-4-2 con Griemzann y Julián como dupla de ataque, en un once que empieza a vislumbrarse como tipo en estos tiempos líquidos en los que es tan difícil repetir de carrerilla una formación. El Atleti salió en tromba y en diez minutos el Sevilla, desbordado, ya había recibido un larguero, su portero había hecho un paradón y Rodrigo de Paul había hecho un golazo auténtico desde la frontal. Aquello tenía visos de fiesta grande por cómo el Atleti empujaba hacia al abismo a un rival que anda en un período extraño, muy lejos de lo que era hace tan solo unas temporadas. Pero en dos minutos, un exceso de relajación en las marcas en la salida de un córner permitió a Lukebakio fusilar a Oblak y restablecer las tablas en el marcador.
El empate desconcertó al Atleti, que se desdibujó, perdió su tempo del partido y fue el Sevilla quien tomó control de la situación, tal es el poder transformador de los goles. Cuando el Atleti empezaba a recomponerse, el Sevilla trazó una contra perfecta, vertiginosa, a un toque, con transiciones trazadas con escuadra y cartabón que dejó a Romero frente a Oblak para poner a los hispalenses por delante. Toda la defensa pudo hacer más, Giménez en la marca, Lenglet en el corte y también tal vez Oblak en la parada, pero la realidad fue que en un suspiro, el Sevilla estaba por delante.
Siguió intentándolo el Atleti, con un Sevilla que ya empezaba a acumular hombres atrás y buscar la contra como mecanismo de defensa. Pudo hacer el 1-3 en una jugada similar a la del segundo gol, en la que Lukebakio no estuvo afortunado en el pase a Romero. Y pudo empatar el Atleti justo antes del descanso en un gol de Julián Álvarez que festejó con rabia todo el estadio y fue luego anulado por un fuera de juego milimétrico de Giuliano, que en momentos como aquel, se postula como un jugador imprescindible, uno de esos que golpean el pecho, que tienen el manual perfecto de la rehabilitación a base de pundonor y garra.
En la segunda parte el Atleti buscaba el empate con ahínco cuando se encontró con un contragolpe que lo puso contra las cuerdas. Juanlu remató a la escuadra otra jugada fulgurante del Sevilla y dejaba una distancia que se antojaba suficiente para por fin terminar sacando algo positivo del Metropolitano. Pero el Atleti no se rindió. Entraron Sorloth y Koke primero y Correa y Lino después, Griezmann acortó distancias con media hora por delante y entonces aquello ya se convirtió en un asedio majestuoso. Sorloth fallaba estrepitosamente cabezazos a placer frente al portero del Sevilla, Álvaro Fernández, en ese momento ya el mejor jugador del Sevilla. Parecía imposible remontar con un delantero tan fallón, pero fue como si el Atleti entendiera que su nueve no tenía la noche y siguió intentándolo, de otras formas distintas. Así llegó el empate, en el ochenta y tres, con un trallazo desde fuera del área de Samu Lino que expiaba en ese gol todos sus males de esa temporada. Pero el Atleti quería más, y a esas alturas el Sevilla ya era un equipo vencido, sólo faltaba que Griezmann apareciese, imperial, para controlar en el área y dejándose caer soltar el latigazo definitivo que puso el cuarto, la victoria y la locura del éxtasis en el Metropolitano. Tres puntos vitales en la pelea por el título pero sobre todo la sensación de ser un equipo con fondo, comprometido, de nuevo todos detrás de una causa, salvando dificultades que en otro tiempo parecerían imposibles.
9 diciembre, 2024
Antes se decía que era sencillo distinguir entre un merengue y un atlético en un final apretado de partido por sus distintas actitudes : el primero se mostraba relativamente tranquilo y confiado en que su equipo acabaría marcando el gol decisivo justo al final del partido, mientras que el rojiblanco se agitaba inquieto, comiéndose las uñas,temiéndose justamente lo contrario.
Y lo cierto es que desde aquel fatídico gol de Schwarzenbeck de hace 50 años, la suerte final de los finales de partidos nunca nos ha sido demasiado propicia. Pues hasta eso ha cambiado con Simeone cuando tiene al equipo en racha. Ya se ganaron unos cuantos partidos en los finales, cuando su primera liga ganada. Pero lo de ahora, nunca lo había visto.
Antes me repateaba que el vecino lo consiguiera con tanta frecuencia. Por mucho que me fastidiara, tenía que reconocer que era mucho más virtud que potra, de la que siempre anduvo sobrado. Pues como ahora el Atleti: hay que tener fortuna para convertir en goles esas ocasiones finales, pero cuando se está convencido de lograrlo, parece que no hay obstáculo en el mundo que te lo impida.¿ Qué empuja a un equipo a luchar con esa determinación ? Pues esa es la gracia y a ver quién sabe explicarlo. Lo comprobado es que no hay malditismos, sino las ganas de lograr las cosas.
9 diciembre, 2024
En el fútbol actual, a diferencia del futbol de hace dos o tres décadas y hacia atrás, la mayoría de los jugadores profesionales se cuidan mucho en sus hábitos de vida, en su alimentación, horas de sueño, etc. y reciben un entrenamiento riguroso y exhaustivo como nunca se ha hecho antes. Eso conlleva a que el nivel físico de todos los jugadores es muy similar, por eso ahora es más difícil ver que un equipo, cualquiera que sea, se venga abajo en los primeros minutos o incluso en toda la primera mitad.
Es al final de los partidos, cuando la condición física decae, cuando se marcan las diferencias técnicas y cuando llegan con más frecuencia los goles.
No se trata de las ganas de lograr las cosas, porque cualquier jugador profesional, sea del equipo que sea, salta al terreno de juego con todas las ganas del mundo, sino de una combinación de forma física y nivel técnico lo que decanta los partidos.
Lógicamente, existe también un porcentaje reservado a la suerte y también a las olvidadas ayudas arbitrales, como ocurrió en la Final de Lisboa.
Ayer le salió bien al equipo masculino, no así al femenino, que tras una sufrida remontada acabó encajando el gol del empate en el minuto 94 de partido.
10 diciembre, 2024
El fútbol es un estado de ánimo, está más que comprobado.
9 diciembre, 2024
¿Qién dijo que esta plantilla no era buena? Jugando así, se puede perder, pero es más fácil ganar. Marcar un gol, e ir a por otro, otro…. Ahora a tratar de sumar tres puntos en el próximo partido de Champions.
10 diciembre, 2024
Tú
10 diciembre, 2024
Como decia el señor Lobo de Pulp Fiction:
«No empecemos a chuparnos las pollas todavia»
No es por ver el lado negativo pero las goleadas al Praga y al Valladolid no fueron significativas del nivel del equipo debido a que los rivales eran flojitos. El Cacereño nos lo puso difícil y con el Sevilla que ya tiene algo más de entidad hubo que sacar la raza y el coraje.
Seré yo el bicho raro pero esperando atrás y ganando uno a cero yo sufría menos, aunque también era menos divertido.
Saludos
19 diciembre, 2024
Partidazo en cuanto a reacción, intensidad, concentración y contundencia. Todo un partido ejemplar en cuanto a actitud y fe. Ojalá jugara así con el RM, el FCB y en la Champions. La grada, incluso con el 1-3 y a falta de media hora para el final, creía que se podía ganar viendo como se desarrollaba en partido y la actitud del equipo.
Griezmann magistral, De Paul a medias (metió el primero, dio el segundo al Sevilla con su pérdida. Y ya van varias, en fin). Barrios muy bien, pase a lo Xavi en el segundo. Galán y Giuliano Simeone fabulosos. Lenglet muy bien también. Golazo de Lino, no mete un gol fácil entre las torres Kio y lo mete desde fuera del área ajustado al palo a la media vuelta con un portero sevillista sensacional a pesar de los cuatro goles, incomprensible no, lo siguiente. Y Sorloth, cuando empiece a golear, no va a parar. Si hubiese acertado la mitad de las que ha fallado, el Atleti iría con varios puntos en cabeza. Pero da la impresión de que cuando empiece a enchufarlas no va a parar de meter goles. Ojo cuando venga una buena racha del noruego.
Mal atrás como casi nunca Giménez (lento en la carrera) y, sobre todo Oblak, que pudo haber parado dos goles (el primero y el tercero. El primero le entró por el primer palo, algo que antes no le sucedía, logrando despejarla a córner. El segundo porque no salió a despejar. Sigue muy metido bajo palos, con poca seguridad respecto a la que tenía en temporadas pasadas).