Se acabó el parón y las gentes del Metropolitano acudieron a por su ración de pizza. Venía el Valencia, que, tal vez por sus bajas en la parte de arriba, puso sobre una bandeja todos los ingredientes para que el plato principal fuese ese que todos estaban esperando. Celades salió con una alineación con marcado carácter defensivo, y entregó desde el inicio la pelota a su rival, sabedor de que a veces se siente ciertamente incómodo con ella. Pero éste no parecía ser el día en el que ese plan podía salir bien.
Simeone innovó en los laterales, dando descanso a los teóricos titulares y poniendo en el partido a Arias y Hermoso. Felipe cubrió la baja de Savic y de medio campo hacia adelante, jugó con lo que parece va conformándose como el modelo perfecto, con una ligera variable: Saúl cayó a la izquierda y fue Koke el lugarteniente de Thomas en la medular. Jugó una buena primera mitad el Atleti, intentándolo por ambas bandas, Arias subía por la derecha con el apoyo de Joao, por la izquierda, ese trabajo correspondía a Saúl, Hermoso todavía no está en ese registro. Pero equilibró el balance ofensivo por ambas bandas, generó opciones, todo eso con la dificultad añadida de un pésimo partido de Koke, muy impreciso todo el tiempo y Costa, un delantero desconocido. Pese a todo, generó el Atleti al menos la sensación de peligro, pero lo cierto es no vive de uys el fútbol.
Tal vez la opción más clara fuese una jugada por la derecha de Arias que combinó con Koke y Cosa dentro del área para dejar un balón muerto a Saúl en el interior. El ilictano ajustó con la derecha y la pelota se marchó fuera lamiendo la cepa del palo.
En el minuto veinte el Atleti abrió quince minutos de asedio. Pudo marcar Morata que no culminó una jugada combinativa de Saúl, Koke y Joao. También Diego Costa en una internada en el área por la izquierda, pero disparo se marchó cruzado. En el otro costado, en una jugada similar, Joao cruzó demasiado, su disparo quedó a medio camino y tampoco Morata alcanzó la boca del gol.
Fue en el treinta y cinco cuando ocurrió algo inusitado: unas cuantas manos después, a la segunda temporada de videoarbitraje, el árbitro detuvo el partido para revisar en el monitor una jugada en la que Cherisev cortaba dentro del área un centro de Morata con las manos. Lo había pasado por alto en primera instancia y -oh milagro-, el VAR lo sacó de su error. Los videomarcadores pusieron la imagen y Cordero Vega se fue al punto de penalti, donde, muy pillo, Costa ya tenía el balón preparado y la carrera medida para ejecutar el gol.
En la segunda mitad, la pizza estaba en el horno, el Atleti devolvió con cortesía el balón al Valencia que trató de empujar hacia la portería de Oblak en busca el empate. El Atleti dio el habitual paso atrás y esperaba con relativa comodidad poder relanzar una contra que acabase con el partido. En el minuto cincuenta y dos, Cherisev constató su noche negra fallando un disparo a bocajarro en el interior del área que tenía el gol grabado a fuego. Estrelló increíblemente la pelota en el larguero y el balón no sólo hizo temblar el travesaño y al estadio, sino también a Simeone, que, algo poco habitual en él, dispuso los cambios con celeridad. Dos de golpe, Lodi y Lemar, que entraron para sustituir a Thomas y Hermoso. No mejoró el Atleti, no tuvo el balón, reculó todavía más y, aunque el Valencia no llegaba con peligro, los locales habían perdido por completo el tempo del partido. Tal vez por eso Simeone agotó sus cambios tempranamente, sacando del partido a un desconectado Morata para reforzar la medular con Marcos Llorente.
A partir de ese cambio, el partido se estabilizó de nuevo, parecía que el Atleti corregía y que llevaría a buen puerto un nuevo uno a cero trabajado, pero entonces sucedió el minuto fatídico. Entre el setenta y nueve y el ochenta, Arias perdonó el dos a cero en un contragolpe ejecutado con tiralíneas, a un toque, que le plantó delante de Cilessen. Arias dudó entre asistir a Costa, que llegaba, o definir, y finalmente, ni una cosa ni otra. El estadio se echaba las manos a la cabeza cuando, sin solución de continuidad, Joao se torció el tobillo de mala manera y tuvo que salir del campo casi en camilla, dejando a su equipo con diez para los últimos minutos. Reanudado el encuentro con Joao fuera, dentro de ese minuto eterno y fatídico, Cordero Vega se inventó una falta en la frontal que Parejo situó en la escuadra de Oblak para poner el empate y el luto en el Metropolitano.
Lo cierto es que pudo ser peor porque durante los cinco minutos posteriores, el Valencia supo que podía ganar el partido y se empleó con saña sobre el maltrecho espíritu rojiblanco. Ahí emergió Oblak sacando una pelota ajustada al palo de Parejo que podía haber sido la sentencia definitiva. Entonces, el coreano Kanging Kee cometió una terrorífica entrada por detrás a Arias, que de nuevo el colegiado -oh casualidad- tampoco vio en primera instancia pese a señalar la falta y mostrarle la tarjeta amarilla. Como sería el plantillazo al gemelo del lateral colchonero, con el balón dos metros por delante, para que el VAR llamase al orden de nuevo al árbitro. Aquello insufló los ánimos que faltaban al Atleti y al Metropolitano y, cuando ya se barruntaban cinco minutos de asedio invertido, cuando todos agitaban la posibilidad del milagro, Cordero culminó su obra cercenando tres minutos de los cinco que había prometido añadir. Ahí acabó todo, una pizza jugosa que acabó quemada merced a unos cambios que no funcionaron y sobre todo, a un minuto fatídico en el que todo lo que podía salir mal, salió peor.
Fotos: atleticodemadrid.com
21 octubre, 2019
He leido en los últimos diez días, en diverso articulos futbolísticos, innumerables referencias a la pizza.
Pero han sido nulas las alabanzas a este plato tan popular, eso que actualmente en los partidos televisados, es uno de los snack mas solicitados para cubrir la hora media del partido en casa.
Los comentarios que vierten muchas personas en los foros de debate de carácter futbolero, usan la relación entre futbol y pizza como una forma de considerar el futbol de menor calidad. Se lee muy a menudo lo de «Yo soy más de caviar». Luego le pones en un blini napado en mantequilla una cucharada de huevas de Lumpo y lo saborean como si fuera Beluga.
Menos mal que usted hace menos referencias a la Pizza que a Cordero. Al arbitro, si.
Pero se le olvida un detalle. El del minuto 4.Donde Cordero, el arbitro, se come un penalti de Paulista a Joao, que hasta el del VAR, me da que estaba preparándose un Sandwich y esa jugada se le pasó.
En ese primer tiempo ,la verdad, es que lo que vimos de futbol, lo puso el Aleti. Que mereció algo más que ese resultado.
La segunda parte fue otra historia. Aparte de ese minuto. me pareció ver falta de personalidad en el equipo. Falta de alguien que diera pausa a los momentos en los que no teníamos formas de recuperar el balón como lo hacíamos en la primera parte.
Vamos con la Champions.