No es habitual ver al Atleti de Simeone descomponerse ni tampoco es frecuente verlo encajando una goleada, si por algo se caracteriza es por su sobriedad en la victoria y también en la derrota, por eso tal vez sea difícil hacer una crónica para explicar lo que le ocurrió al Atleti en Dortmund, de donde se viene con una sacudida de cuatro goles con la sensación extraña de que no fue para tanto, de que no hubo descomposición y sí un castigo efectivo que respondía con saña los atisbos de reacción rojiblanca.
Simeone volvió a sentar a Rodrigo para dar la titularidad a Thomas en el medio, no termina de encajar esa pieza el Cholo y el Atleti estuvo bien en la primera mitad, controlando el partido, jugando en campo rival, sin intimidar pero sin ser intimidado. El Borussia esperaba agazapado y cuando se lanzaba lo hacía a velocidad de vértigo, aunque la zaga del Atleti contenía la llegada hasta Oblak. Fue al borde del descanso, en el treinta y ocho, que un tiro sin aparente peligro de Witsel desde la frontal, tocó en un zaguero visitante para descolocar a Oblak y que el balón entrase apoyado en su contrapié. Ese gol cambió el guión que cualquiera hubiese escrito a esas alturas del partido.
El Atleti salió del vestuario dispuesto a remontar y, con la entrada de Rodrigo, que sustituyó a Thomas, con una tarjeta, empezó a asediar al Borussia. Tuvo el empate Saúl en un disparo desde la frontal que se estrelló en la cruceta, pero acto seguido, cuando más apretaban los rojiblancos, una fulgurante contra local acabó con el dos a cero de Guerreiro. No se descompuso el Atleti, que siguió intentando acortar distancias. Con la entrada de Correa ganó verticalidad y desborde cerca de las zonas de peligro y de nuevo el argentino estrelló un balón en el palo en una internada dentro del área. Justo después el Dortmund ajustició el choque, de nuevo al contragolpe, de nuevo con Achraf Hakimi asistiendo a Jadon Sancho para empujar a puerta vacía el tres a cero que finiquitaba el partido.
La zaga del Atleti ya se había marchado del encuentro y regaló el cuarto a Guerreiro, que firmó un doblete, cerrando así una noche para olvidar. Derrota dura y dolorosa que deja enseñanzas para un equipo que sigue vivo en su peregrinaje por la Champions. La revancha será en quince días en el Metropolitano.
Foto: atleticodemadrid.com