Orgullo

Más allá de las cábalas que pueda dejar el resultado, de los condicionantes que pueda dejar el punto del Camp Nou, de las consecuencias que pueda tener para la Liga, el Atleti ofreció en el partido su mejor versión y más allá de lo futbolístico, enseñó su esencia: la del equipo que no se rinde ni se arruga ante nadie, la del equipo que derrocha todo el corazón. Mostró el espíritu de campeón que le ha mantenido líder a falta de tres jornadas para el final de esta Liga interminable, dejó hasta la última gota de sudor, hasta el último esfuerzo. Dejó una sensación de orgullo ante sus hinchas, pero no encontró el gol, la llave mágica de la felicidad completa.

Pronto tuvo Simeone que variar los planes porque en el minuto diez Lemar salió del campo lesionado. Le sustituyó Saúl, y el equipo no varió su idea. Carrasco y Llorente en los costados. Koke, un pequeño gigante sobre el que se construye toda la arquitectura del Atleti, y que realizó un partido extraordinario, abarcando toda la medular frente a un equipo acostumbrado a dominar esa zona; Correa y Suárez esperaban arriba. El planteamiento era perfecto, presión tras pérdida, y hacer daño tras el robo. En cuanto el Barcelona sujetaba la posesión, el equipo se juntaba y defendía en tres cuartos de campo ahogando todos los espacios lejos de la portería de Oblak. La primera parte alternaba la desesperación blaugrana para atacar la fase defensiva del Atleti y las constantes llegadas de peligro de los rojiblancos. Carrasco sacó del carril a Mingueza y convirtió el partido en un infierno para él. Por ahí se desangraba el Barcelona, pero el Atleti no encontraba el gol. Falló Correa un remate en el área pequeña, también Llorente. Atajó Ter Stegen en dos ocasiones los disparos de Carrasco y quitó con una manopla in extremis el gol de la cabeza de Suárez.

Entonces, al final de la primera parte, apreció Messi haciendo uno de esos recorridos memorables: arrancó desde el centro del campo y fue dejando rivales tras su estela, los jugadores rojiblancos no alcanzaban ni siquiera a detenerlo en falta. Así hasta la frontal, donde se acomodó a la zurda y disparó cruzado para que una mano milagrosa de Oblak evitase el gol del astro argentino. En esa jugada quedó claro que el Barcelona dependía de un hombre para poder ganar, que ese era su mayor y tal vez único peligro pero que, como le ha sucedido tantas y tantas noches, podría no necesitar nada más.

Koeman sacó a Mingueza de su pesadilla sustituyéndolo por Araújo tras el descanso. En la primera parte Busquets tuvo que salir conmocionado tras un choque con Savic, y lo sustituyó Moriba. El Barcelona mejoró en la medida de que Carrasco, entre el cansancio y su nuevo oponente, bajó la presión ofensiva. El tiempo corría y era una cuchilla afilada para todos. El Barcelona necesitaba la victoria, pero veía más cerca la derrota. Al Atleti le podía valer el empate, pero tenía el triunfo en la mano. Simeone metió en el campo a Joao Félix, que mostraba algún peligro en las arrancadas. Después entró Kondogbia para dar un apoyo a Koke, que había derrochado tanto que tenía los gemelos a la altura de los hombros. Aun así, resistió hasta el final. El Barcelona era Messi. Messi en la derecha, Messi en el centro, Messi en la izquierda. Messi arrancaba desde posiciones alejadas e iba dejando un reguero de faltas y tarjetas tras su huella. Los suyos lo buscaban con desesperación, el Atleti lo defendía con dificultad. En el ochenta y ocho tiró una falta que se fue rozando la escuadra. En el noventa y dos, el Atleti botó un córner y terminó el partido atacando y recogiendo un punto sin goles que le supo a poco pero que, quien sabe, le puede acabar dando el título.

Foto: atleticodemadrid.com

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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1 Comentario

  1. Del partido está todo dicho, pudo ganar el Atleti, pudo perder también, pero al final el gran favorecido puede ser el de siempre.

    Por otra parte, la UEFA, previo al partido, ha hecho público el tirón de orejas a los equipos que, como el Atleti, se apuntaron a la Superliga pero saltaron del barco a las primeras de cambio. Un tirón de orejas que le va a dar a los dirigentes donde más les duele, que es en sus bolsillos y ya de paso dejar un puntito de cizaña que contribuya al desequilibrio del equipo.

    Sin embargo, el autoreconocido fan madridista y presidente de la UEFA no se ha pronunciado respecto a la sanción a los tres equipos que siguen en esa Superliga, dos de ellos en pugna directa con el Atleti, ¿esperará al desenlace de la Liga para hacerlo?. Quien sabe, a lo mejor no quiere contribuir a desestabilizar a su equipo favorito.

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