Con el objetivo primordial cumplido, ese que exigen los que cuentan los billetes, el Atleti salió al campo olvidándose de que hay otro cumplimiento, el de la gente que no cuenta sino que pone los billetes, los que acuden de manera incondicional, llueva o nieve, se gane o se pierda, los que profesan un amor real por el escudo, por los colores, por la historia. Se olvidó de eso y el Osasuna le hizo cuatro goles para despedir un año en el Metropolitano a contraestilo. La temporada, hasta ayer, había sido buena en casa, pero ayer se hizo un borrón que tal vez sea bueno para encarar el futuro, lejos de complacencias y lugares comunes.
Tres partidos llevaba el Atleti con la portería a cero, y lo que antes era normal ahora resultaba excepcional y ayer, de una tacada, cuatro. Para que a nadie se le olvide una de las principales sangrías de este equipo: la defensa. Y cuando digo la defensa no me refiero a los jugadores, que por acción u omisión deben ocupar esa demarcación, que también, sino a todo el entramado. Defiende también el delantero centro. Defienden los centrocampistas. Hasta los utilleros defendían, cuando se defendía de verdad. Pero este equipo mostró ayer la sangría que ha sufrido durante todo el año. Los delanteros del Osasuna parecían aviones atravesando una defensa cansina y abúlica. Vergonzante para los que tengan un poco, no mucho, uno poco de memoria.
Uno a cero, cero a dos, y con el uno a dos que hizo Morata, empujando a la red un excepcional pase de Lino, parecía que vendría la reacción, pero de nuevo la falta de intensidad, la sensación de no estar jugando ese partido, provocó que Osasuna hiciera el tercero, el cuarto y gracias. Gracias porque pudieron ser más. Un partido infame del que solo se pueden rescatar los minutos del chaval Vermeeren, que salió y no pareció tener tan mala cara y sobre todo, eso sí, algo que quedará para la Historia, que el escudo volverá a ser el que era. Que el llamado logo pasará a formar parte del olvido y que ya no se lucirá más en el Estadio Metropolitano. Nada más.
20 mayo, 2024
Bueno; ayer se vio el conformismo del equipo. Hay que ver como el Girona, ha luchado hasta el final por intentar quedaar segundo, aunque no dependiese de si mismo, y logró el ter cer puesto, que al parecer supone una cantidad de más de 6 millones de euros con respecto al cuarto clasificado.
Hacía años que no seentía tanta vergúenza de un entrenador y de unos jugadores, que humillaron el nombre de nuyestro club, y arrastraron con desprecio la camiseta uue casi ningún jugador de los de ayer merece vestir, y, por supuesto el entrenador.
A pesar de lo mal que los supuestos titulares venían haciéndolo, no dio confianza a prácticamente nadie de la cantera. Otros equipos, como el Barsa, lo hacen, y ahí están de segundo.
Para los ocupas, se cumplió el objetivo. Eso ya les vale, para mantener a su guarda espaldas, que sin conseguir nada hace ya años, es el mejor pagado del mundo.
Para eso, el atlético, es el múmero 1.
Esta plantilla ha sido devaluada por el entrenador, y, claro, ¡hay que vender! Oblak, que tiene una cláusula millonaria, ha bajado tanto su rendimiento, que si alguien lo paga, no se acercará ni a la mitad de la cláusula.
Los dirijentes, supongo que ficharán poco, barrato y mal. Da igual, con este entrenador, venga quien venga a jugar, no hay nada que hacer.
27 mayo, 2024
Las últimas tres temporadas, las del sistema 1-5-3-2, con dos carrileros largos, han sido las peores de la época Simeone en cuanto a goles encajados (las 9 anteriores no pasó de 45 encajados), sin suponer más goles marcados:
2021/2022 80/57 en 51 partidos.
2022/2023 85/46 en 49 partidos.
2023/2024 104/68 en 54 partidos.
Los números de las dos ligas ganadas son:
2013/2014 116/45 en 61 partidos.
2020/2021 77/37 en 48 partidos.
Conclusión: el sistema cuenta a la hora de tener éxito. Simeone ganó 8 títulos con el clásico 1-4-4-2, cero títulos con el actual. Si se pretende atacar más, el sistema alternativo 1-4-3-3, el de los equipos grandes, ha resultado bastante mejor en cuanto a rendimiento.