Trato de mantenerme lejos de la palabra merecer en el fútbol y en la vida, normalmente suele ser una suerte de lamento inane, porque el merecimiento, amén de una cuestión subjetiva, tiene muchas veces que ver con el consuelo, con que sea esa (lo que merecimos y no tuvimos) la única forma de curar heridas, de reafirmarnos, de seguir adelante. Por lo general, detrás de lo que merecimos viene aquello que sufrimos, y ese sí es un concepto más real, palpable, lo que sufres lo sientes, la subjetividad es menor, los paños calientes no pueden construirse con palabrería. Así, aunque a veces me cueste, trato por todos los medios de huir de los escenarios imposibles, que son aquellos que merecimos. Si el Atleti hubiera ganado al Lokomotiv, que lo mereció aquí y allí, si el Atleti le hubiera ganado al Bayern, que lo mereció, ¿pero qué es merecer? Seamos contundentes, merecer no es un verbo para conjugar en el fútbol, la biblia está en ganar y si no se gana, una cosa es clara, tocará sufrir.
El Bayern se presentó en Madrid con un plan B y el Atleti le pasó por encima durante sesenta minutos de partido. Volvió Hermoso al lateral para hacer pareja con Carrasco en ese costado, Joao y Correa arriba, Llorente por derecha y Saúl y Koke al medio. Jugó el Atleti como nos tiene acostumbrados este año, bien y bonito para aquellos que tanto se quejaban de la belleza, con un Joao desatado en la media punta, rompiendo líneas constantemente, generando peligro a las espaldas de Sule y Alaba. Carrasco por la izquierda volvía loco a Sarr, por la derecha, Llorente percutía una y otra vez en esa gran sociedad que está montando con Trippier y el Atleti era un vendaval de juego. La suficiencia del Bayern con las rotaciones estaba en entredicho, especialmente cuando Joao hizo el uno a cero a pase de Marcos Llorente y los de Simeone se liberaron de la presión del gol y del resultado.
Con la victoria y el resultado previo de Salzburgo y Lokomotiv, el Atleti clasificaba, y jugó para hacerlo. Llegaron las ocasiones como un rosario de lamentos malogrados: Joao al lateral, Carrasco en tiro cruzado, Correa arriba, Llorente casi a bocajarro. Tras el entretiempo, más de lo mismo, un Bayern irreconocible, superado, un Atleti hasta cierto punto también difícil de encuadrar, un equipo de pase fácil, de juego rápido y vistoso, a un toque, tac, tac, pero con una finalización yerma, un río desecado de repente. El Atleti pudo resolver el marcador, pero no lo hizo, y en el sesenta el Bayern comenzó a recuperar su plan A con la entrada de Müller, Gnabry y Richards, y el partido empezó a cambiar. El equipo bávaro tomaba el mando en las operaciones, su opulencia física se imponía en el campo y el Atleti ya trataba de guardar el resultado, como antaño, sin balón, sin muchas energías. En el setenta y cinco se lesionó Giménez y eso fue determinante en el partido porque Felipe entró frío, sin ritmo, y el Atleti lo acusó ante el arreón final del Bayern. En el ochenta y cinco, el central brasileño cometió un penalti tonto a Müller, que se encargó de ejecutar el gol desde el punto fatídico.
El empate era igual a la derrota, dejaba todo para Salzburgo, con lo que el Atleti se lanzó con todo, había entrado Herrera, intranscendente, y también Lemar, que sirvió una pelota de córner que pudo ser el gol de la victoria, peinó el francés y la ocasión cayó limpia a las botas de Felipe en el segundo palo que, en otro error garrafal, no acertó a empujar el gol que hubiese supuesto la clasificación. Lo hubiera merecido el Atleti, si aquí se creyera que merecer sirve de algo. Pero como no, la semana próxima habrá un todo o nada en Austria. Tocará sufrir.
Foto: Getty Images
2 diciembre, 2020
Ambos sabemos que los bares y los cementerios están llenos de gente que mereció mucho más.
2 diciembre, 2020
«Lo de ayer fue Atleti en estado puro, historia repetida una y mil veces, capaz de lo mejor y de lo peor con segundos de diferencia entre una cosa y otra».
Aunque las frases anteriores no sean más que un estereotipo que haya contribuido a crear una idiosincrasia para el Atleti, vienen perfectas para describir el partido de ayer.
Se puso en evidencia que el Bayern es muy buen equipo y favorito para volver a ganar la Champions, a pesar de algunos videntes que, tras el partido de Valencia ya nos repartían títulos y copas.
Sin embargo, ayer el Bayern estuvo a merced del Atleti durante buena parte del encuentro y empató gracias a un error de concentración, quizá el único en todo el partido. Se repitió la misma historia de hace 46 años en el Estadio Heysel, con aquel increíble gol de Schwarzenbeck en el último minuto, allí el Bayern también tenía un equipo enorme y también el Atleti le supo jugar durante 119 minutos.
En Salzburg se decidirá todo, por eso, aquí también viene perfecto tirar de estereotipo y afirmar que el Atleti, con independencia de la época, será siempre un equipo sufridor.
2 diciembre, 2020
Pues amí, me gusta este juego del atlético. jugando así, los goles han de llegar. También se hecha de menos a Suárez.
2 diciembre, 2020
De todo lo que se ha visto lo que más contento me pone es la inmensa mejoría de Tripier, nada que ver con el inicio de temporada.
Aparte del Madrid, el Bayern es de lejos el equipo que peor me cae, básicamente porque es igual que éste: prepotente, en cuanto despunta un jugador lo ficha, son los elegidos y añadir que son únicos en su liga… pero, hay que reconocer que tiene una gran plantilla.