Los goles lo curan todo

Volvía la Liga al Metropolitano tras el tropezón inicial frente al Villarreal y la victoria de último momento del miércoles previo frente al Oporto había instalado un halo de optimismo que se vio reflejado en el once de Simeone: Gbric, Molina, Witsel, Hermoso, Reinildo, Kondogbia, Rodrigo de Paul, Carrasco, Correa y Morata. Muchas rotaciones para lo que viene siendo habitual con el argentino y el resultado que le ofrecen cambios tan abruptos, pero esta vez todo se encarriló rápido y la parroquia colchonera pudo disfrutar de una goleada sin apenas sobresaltos.

Debutó Gbric como titular en la Liga para dar descanso al maltrecho Oblak y resultó decisivo en los dos primeros acercamientos del Celta, que bien hubieran podido cambiar el rumbo del partido de no encontrarse con el muro croata. A partir de ahí, en el nueve, Correa culminó en gol una buena jugada colectiva en la que De Paul, mucho más entonado que otras veces, le cedió el pase definitivo.

El Atleti cedió la iniciativa al ponerse por delante y comenzó a sufrir la posesión y las embestidas del Celta, una mala noticia para todos los defensores de la defensa de cuatro, porque en seguida Simeone corrigió el sistema metiendo a Reinildo junto a Hermoso y llevando a Carrasco al lateral. Hermoso tuvo un partido caótico, falló pases claros y comprometidos, se cargó con una amarilla demasiado temprana y tal vez innecesaria, y se le notaba la falta de ritmo. Desde que Reinildo se situó a su lado, mejoró.

La incertidumbre del marcador duró hasta que, comenzada la segunda mitad, en la que ya había entrado Koke al partido, Rodrigo De Paul, remató a la red un pase suyo, con la colaboración de Núñez, defensa celtiña que tuvo un día para olvidar. A partir de ahí, todo fue coser y cantar. Marcó un golazo Carrasco, en una galopada que finalizó con quiebro y disparo dentro del área. Recortó el Celta con el gol de Veiga, un chaval de su cantera que mostró muy buenas maneras en los minutos que disputó, pero fue un espejismo porque en seguida Cunha volvió a abrir la brecha de los tres goles. En el sesenta y dos, como es habitual, entró Griezmann, y también Joao y poco a poco todos los que tuvieron descanso, incluido Saúl. El equipo se refrescó pero no marcó las diferencias que se podían esperar con un Celta hundido y golpeado. En definitiva, tres puntos y cuatro goles que vienen bien para clamar los ánimos tan revueltos que se empezaban a instalar en el Metropolitano. Todas las energías puestas en Leverkusen.

Foto: atleticodemadrid.com

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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