La fiesta del regreso

Está manoseada la metáfora del fútbol como extensión de la vida, pero qué difícil es resistirse a usarla cuando vemos la súbita caída de ese imperio que era el Barcelona, escenificada en la marcha del hombre que forjó una leyenda que parecía inmortal. Pero nada lo es, ni siquiera eso. El Atleti se enfrentó por primera vez en tantos años a un Barcelona sin Messi y de repente todos los papeles estaban increíblemente cambiados. Eran ellos los asustados, eran ellos los impotentes, eran ellos los de el escalón de abajo.

Simeone dio la titularidad a Lemar y Joao y ellos le regalaron al Metropolitano la fiesta del regreso. Por fin volvía toda la hinchada, por fin el corazón estaba completo, rugía todo ese páramo que lo había sido más que nunca durante el último año y medio. A Joao le sobra calidad para ser el mejor jugador del mundo, sólo necesita voluntad y determinación. Si sabe mirar en Simeone se dará cuenta de que tiene cuanto necesita. Ayer, en un partido grande, en los que le gusta aparecer, el portugués fue ese jugador espectacular. Cada pelota que pasaba por sus pies era una respiración contendida, el inicio del peligro o una grosera falta del rival. No había término medio, toques insignificantes, los pies de Joao jugaban para adelante como si no pudiese esperar por más tiempo para mostrarle a todos que va a ser el mejor.

El otro pilar era Lemar, que volvió de la lesión y trajo de nuevo el fútbol de ataque, las rupturas al espacio, las combinaciones precisas, la construcción de todo. Los dos goles con los que el Atlético liquidó al Barcelona tuvieron el mismo patrón, la ruptura de Joao, el pique a la espalda de Lemar. En uno el gol, en el otro la asistencia a Suárez, que vengó con al borde del descanso a todos los que lo habían jubilado por anticipado y se disculpó ante los que, impotentes, todavía creían en él.

Los de Simeone pasaron por encima de un Barcelona sin necesidad de tener el balón, que fue regalado a un equipo que ahora no sabe qué hacer con él. El Atleti dosificaba bien su pertenencia, cuando lo tenía, aparecía el peligro: Joao, Lemar. Lemar, Joao. Dos jugadores que pusieron luz a un equipo en el que no destacó Llorente, ni Carrasco, ni tampoco De Paul, también titular. No hizo falta, los focos de Lemar y Joao sirvieron para deslumbrar al Barcelona, desconcertado, buscando su esencia perdida, tocando y tocando en el medio sin acabar de entender qué ha pasado con todo, cómo la vida te golpea y te cambia el registro casi sin que nadie se de cuenta. La segunda mitad fue nada, solo la sensación de que el Atleti no necesitaba más, y el Barcelona no podría de ninguna de las maneras. Fue el tiempo para la grada, para el aliento incondicional, para los reencuentros que parecían imposibles. Fue el tiempo para que todos se dieran cuenta de que en esas escenas de vida improbables hay un tipo vestido de negro en la banda que ordena y dirige un universo entero, y que ha propiciado que ya parezca natural lo que siempre fue extraordinario.  

TEXTO: JOSÉ LUIS PINEDA / FOTO: IMAGO

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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3 Comentarios

  1. Hola, parece que solo hay dos opciones contrapuestas.

    Si el equipo es disciplinado tácticamente y jugamos a robar y salir entonces desperdiciamos talento. Para eso nos vale con jugadores aguerridos y comprometidos en defensa aunque no sean muy brillantes o talentosos, pienso en Gabi, Saúl, Thomas, Augusto etc (ojo, no estoy diciendo que sean malos, Dios me libre).

    Sin embargo si decidimos ponernos en manos de Joao Félix, Lemar, Carrasco que son pura magia futbolera tenemos que sacrificar el orden defensivo que tanto nos costó construir y tan buen resultado ha dado este tiempo.

    ¿Es esto verdad al 100%? ¿No habrá un término medio?

    Saludos

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    • Una solución puede pasar por el análisis del juego del rival. El Atleti actualmente no es una apisonadora en ataque al que, como en su día hizo el Barça de Guardiola, no le preocupe del juego del rival.

      Simeone puede plantear un equipo ofensivo con Lemar, Joao y Antonio o Luis Suárez y salirle el tiro por la culata, al dejar desguarnecido el centro del campo.
      Sin embargo, un planteamiento defensivo le podría salir mejor con determinados equipos que salen rápido al contragolpe, aunque si le sale mal, las críticas se le echarán encima.

      Simeone es un experto en lecturas de partido «sobre la marcha» y ahora que hay un buen banquillo, las opciones para rectificar una táctica son mayores. Nos tenemos que encomendar a eso.

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  2. o creo que nuestro equipo, tiene jugadores para jugar con diferentes planteamientos, dependiendo del rival contra el que se enfrente.

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